Una vida dedicada a la docencia y a la academia
Profesores de la Universidad Nacional de La Matanza destacan y recuerdan con cariño a María Antonia Motta, docente e investigadora de la UNLaM fallecida recientemente a raíz de una enfermedad.
(Agencia CTyS)- “Lo que destacó a Marian era el compromiso que tenía con la universidad pública, el amor y el respeto por sus estudiantes, la solidaridad y el compañerismo a toda máquina, el humor insobornable e inclaudicable”, escribía en las redes sociales Pablo Alabarces, doctor en Sociología, a pocas horas de conocerse el fallecimiento de María Antonia Motta –o Marian, como la conocían todos-, docente e investigadora de la Universidad Nacional de La Matanza.
La muerte de Motta, integrante durante muchos años de la cátedra de Cultura Popular de la UBA y durante los últimos años titular de la cátedra de Teorías de la Comunicación I en la UNLaM, provocó sensaciones de tristeza y pesar en colegas que compartieron espacios de trabajo e investigación con ella. Más aún, como comentaba Alabarces en el mismo texto: “sé que supo que sus estudiantes la querían, no sé si sus compañeros supimos decirle con claridad cuánto la queríamos nosotros”.
No fue el único académico que expresó sus lamentos por el fallecimiento de la docente, que desde hace un tiempo sufría de cáncer. Ana Bidiña, secretaria de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de La Matanza, destacó a Motta por su espíritu crítico. “El interés genuino por el otro y la lectura crítica de lo cotidiano hacían que el encuentro casual con Marián constituyeran un acontecimiento pleno de vitalidad y rico en profundidad”, recordó para la Agencia CTyS, al tiempo que pidió que “su impronta nos siga provocando el pensamiento y la imaginación”.
Adriana Callegaro, docente e investigadora de la UNLaM, eligió recordar a su colega y amiga a partir de la pasión que Motta tenía para enseñar y su calidad como persona. “Muchos de los que te conocían- aseguró, en referencia a la docente- te recordaron con palabras justas. Ésas que no faltan cuando se trata de describir a alguien que, como vos, vivió sin reveses, sin dobles discursos, sin obsecuencias. Una compañera con todas las letras, una profesora impecable, por tu amor al saber pero, además, por tu amor al género humano, tu respeto a alumnos y colegas, por tu humildad en tu grandeza”.
En la misma línea, Federico Arzeno, también docente de la UNLaM, resaltó el entusiasmo que la fallecida académica tenía para enseñar y su generosidad como colega. “Marian era lo que se veía. Pasión absoluta para dar Benjamin o Adorno hasta el final a pibes que cien veces le decían que no entendían, y ella cien veces vuelta a empezar. Una vez pudo optar por ocultarme algo que iba en su beneficio laboral, y no lo hizo. Una generosidad no muy habitual, ni en la academia ni en ningún lado”, compartió con la Agencia CTyS.
Arzeno, además, comentó que al día siguiente del fallecimiento de Motta, al dar clases para una de sus materias, “de diez alumnos que fueron y que no le deben nada a nadie ni buscan cargos, diez estaban tristes por tu muerte. Suficiente. Qué más puede desear un profesor de nacimiento”.