¿Qué imagen construyen los medios de ciencia?
Priscila Cano y Antonio Mangione analizan el espacio que el periodismo gráfico le da a las Ciencias Sociales y Humanidades en la publicación de artículos y notas. La cantidad de trabajos científicos de estas áreas y los accesos a la información, claves en el proceso.
Priscila Cano y Antonio Mangione (especial para Agencia CTyS-UNLaM)*
El cántaro y la fuente
Salud, medicina, informática, materiales, genética, fármacos, cambio climático, medio ambiente, contaminación y neurociencias completan el podio de notas periodísticas en los medios gráficos. ¿Dónde están las ciencias sociales y las humanidades? No existe una respuesta rápida ni simple. Están los que dirán que todo artículo en la sección sociales o sobre economía en los diarios califica como ciencia social o humanidades y que por esto están tanto o más representadas que las ciencias exactas y naturales y de la salud. Buen punto,
… aunque discutible
Los medios masivos en particular y otros formatos digitales de gran alcance construyen sentidos sobre ciencia incompletos, sesgados y simplificados, a partir de la sola aplicación del criterio de noticiabilidad, no tanto por la condición de actual, sino más bien la de una novedad vinculada a lo curioso, lo sorprendente, la diversión. Son contenidos que entretienen, que alimentan la curiosidad, tratan principalmente sobre desarrollos tecnológicos, correlaciones divertidas y avances de la ciencia médica. Esto ocurre a la par de muy buenos aportes, complejos y profundos sobre lo científico, específicamente en temas vinculados a las ciencias sociales y humanidades. Periodistas de la Red Argentina de Periodismo Científico, científicos, divulgadores y escritores han hecho aportes valiosos al respecto.
La aparición de lunfardos en comunidades y barrios, las relaciones entre culturas ancestrales y las actuales, la etnobotánica, los estudios sobre percepción, sobre pobreza, no los indicadores, los estudios, los abordajes científicos, sociológicos y antropológicos sobre pobreza, exclusión y marginalidad. Los estudios, no las encuestas, sobre toma de decisiones, preferencias, efecto contagio, la voluntad, la participación ciudadana, el interés y desinterés por la política, el altruismo y el egoísmo, son también motivos de estudio y abordaje científico.
¿Ah sí, dónde?
Un rápido recorrido por las bases de datos que reúnen información científica específica indica que estos temas han sido estudiados y abordados. Estas fuentes de información están disponibles para comunicadores y periodistas con distinto grado de accesibilidad.
Las fuentes primarias son los mismos científicos que trabajan en institutos y centros de investigación y en las universidades. Si no pudieran acercarse hasta ahí, también cuentan con bases de datos en internet que proporcionan acceso, no siempre gratuito, a la literatura científica mediante la recopilación de las fuentes de información, lo que en la jerga académica se los conoce por su término anglosajón, el “paper”, además de otros formatos.
Scopus es una de estas bases de datos. Eso sí, hay que suscribirse y pagar. Es de Elsevier, uno de los pocos dueños del mercado editorial científico. Así es, aquí también hay oligopolios. Decíamos que Scopus es una base de datos en la que puede encontrarse una parte de lo generado en “papers” en todo el mundo. Para Argentina durante los últimos 190 años, Scopus registra más de 199 mil documentos producidos por investigadores de nuestro país. Los resultados pertenecen a múltiples disciplinas con algunas asimetrías. Entre Medicina, Agricultura/Biología y Bioquímica/genética/biología molecular suman 126 mil trabajos, es decir el 63% de los registros. Las ciencias sociales, humanidades y psicología, apenas el 8% es decir unos 15 mil artículos.
No todo el conocimiento en ciencias sociales y humanidades aparece en Scopus cuyo registro guarda cierto sesgo hacia revistas con factor de impacto y de acceso restringido; en otros buscadores como Scielo, la relación se invierte. Scielo recoge la información de revistas científicas de acceso abierto y de países de América Latina. Aquí no hay que suscribirse ni pagar para acceder a la información. Durante el periodo 2001 hasta el presente y para Argentina, el 78% de las publicaciones pertenecen al campo disciplinar de las ciencias sociales, humanidades y artes, sobre un total de 26 mil registros. Si ninguno de ellos se superpusiera con los de Scopus, el porcentual de registros sobre Sociales y Humanidades alcanzaría un 20% del total durante los últimos 15 años. Hasta aquí los números.
¿Faltan fuentes entonces?
Se han expuestos los números para graficar dos aspectos. Por un lado, que las ciencias sociales y humanidades tienen una baja representación numérica en el total de la actividad científica. Será motivo de otra nota analizar las causas. Por el otro, aún así, no hay necesidad de desesperar, porque la información científica de primera mano sobre sociales y humanidades es enormemente grande y amplia respecto de lo que se podría publicar en medios y en libros.
En Argentina se generan miles de publicaciones de distintos tipos sobre ciencias sociales y humanidades por año. No faltan fuentes. No faltan temas. Esto es sin contar con la riqueza que encierra conocer los procesos de generación científicas, las personas, lugares, paisajes y contextos involucrados. Las tensiones políticas, económicas y de poder que condicionaron esa investigación.
En nuestro país, y en casi todo el mundo, más del 60% de los estudiantes universitarios, de las tesis doctorales y de maestría pertenecen al campo de las ciencias sociales, artes y humanidades. Es un campo inexplorado del periodismo. Es una responsabilidad darles voz, tensionar esos estudios, hacerlos públicos, debatirlos, polemizar, hacernos cargo. Estos son los estudios que contribuyen a dar lecturas críticas de la realidad.
*Antonio Mangione es docente de la Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad Nacional de San Luis. Priscila Cano es estudiante de Periodismo de la misma Universidad.