“Llegar al gobierno no implica llegar al poder”
A poco más de tres meses de la destitución de Fernando Lugo, la autora del libro Paraguay en su laberinto, analiza la situación política y económica del país hermano y qué incidencia tuvieron la oligarquía terrateniente, los medios de comunicación y la oposición en el golpe de Estado institucional.
Nahuel Garelli (Agencia CTyS) - Para llegar al poder Fernando Lugo debió conformar la Alianza Patriótica para el Cambio, integrada por el Partido Liberal Radical Auténtico, movimientos campesinos, centrales sindicales y partidos pequeños de izquierda. Pero al poco tiempo de su asunción la alianza se fragmentó y el vicepresidente Federico Franco se transformó en el principal opositor a su propio gobierno e impulsor del golpe de Estado institucional.
¿Por qué Lugo se une al Partido Liberal Radical Auténtico?
El tema es que sin los liberales era imposible ganar. El Partido Colorado fue artífice de su propia derrota porque llegó dividido a las elecciones y una parte de él no apoyó a su propia candidata a la presidencia. Aprovechando esta coyuntura, una parte muy importante de la oposición se juntó, lo que les permitió ganar las elecciones. Pero la alianza no tenía el mismo proyecto ni los mismos objetivos, por eso Lugo estaba dispuesto a ponerse en el centro, a tratar de mediar entre los sectores que pujaban hacia la izquierda y los sectores que pujaban hacia la derecha. Por ejemplo, fueron tales estas pujas sobre quién debía ocupar cada lugar en las listas, que cada partido terminó presentando sus propias boletas pero manteniendo la formula presidencial Lugo - Franco. Esto permitió ver que los liberales aportaron el 70% de los votos, permitiéndoles presionar para obtener más puestos dentro del gobierno.
Cuando asume Lugo postula 6 ejes centrales, uno de ellos es la reforma agraria. ¿Por qué no la puede cumplir? ¿Cómo pretendía llevarla a cabo teniendo en cuenta que la constitución del 92 no permitía la expropiación de tierras?
En la época de Stroessner se adjudicaron miles y miles de hectáreas de manera fraudulenta a cientos de terratenientes que estaban a su favor o tenían negocios en común, por eso Lugo trató de impulsar medidas a través del poder judicial para saber si las posesiones de tierras eran legítimas. Si él podía demostrar que esas tierras eran “mal habidas”, como dicen los campesinos, se podía realizar una expropiación. Pero como dentro del Estado hay gente enquistada en el poder que maneja el dinero en el país y tiene negocios en el campo, el poder judicial y parlamentario no lo acompañó y cada medida que él impulsaba ellos la frenaban. Por eso, los movimientos campesinos, al ver que Lugo no estaba pudiendo llevar adelante estas medidas y que tampoco tomaba la fuerza política suficiente para llevarlas adelante, comenzaron a tomar las tierras.
Al no cumplir con lo que le había prometido, Lugo queda en el medio de los movimientos campesinos y los partidos de derecha…
Él propuso un pacto social entre ricos y pobres, pero nunca iba a poder dejar a nadie conforme porque sus objetivos son opuestos, su modelo de país es opuesto. Esto demuestra que llegar al gobierno no implica llegar al poder y acceder al gobierno tampoco implica controlar todo el Estado. Además, si llegás por medio de una alianza tan amplia, donde tenés a los enemigos en tu propia casa, se hace mucho más difícil.
¿Cómo surge la oligarquía terrateniente en Paraguay?
Cuando termina la Guerra de la Triple Alianza, las tierras del Estado son vendidas para pagar el dinero que se les debe a Argentina y Brasil por haber perdido la guerra. Se comienzan a vender a precios muy baratos para los ricos argentinos y brasileños pero inaccesibles para la población pobre de Paraguay. Después, cuando Stroessner asume el poder reparte entre sus seguidores una gran cantidad de tierras fiscales. Entre los beneficiados, una parte muy importante eran brasileños. Esto se debe a que previamente se realizó un acuerdo con la dictadura de Brasil para que los campesinos ocupen la tierra cercana a la frontera y eviten el establecimiento de grupos guerrilleros en la zona. Ahí es donde se instala el término brasiguayos, para denominar a los brasileños que después en gran parte se nacionalizan paraguayos.
¿Qué incidencia tienen los brasiguayos en la economía paraguaya?
Si bien son una población rural, ellos disponen de mayores recursos y, a partir de la década del 80, comienzan a aplicar una agricultura industrial e instalar la soja. La particularidad es que no se integran a la sociedad paraguaya. Esto hace que sean mal vistos por los paraguayos, que los acusan de ocupar su territorio, sacar riquezas, llevarse el dinero y militarizar sus campos. Además, los brasiguayos son los principales productores de soja transgénica y utilizan glifosato para su fumigación, lo que genera que los campesinos se enfermen, pierdan sus animales y cultivos, y deban trasladarse a otros campos o a las ciudades, en su mayoría a Asunción.
¿Por qué los movimientos campesinos no logran construir un espacio político fuerte capaz de presentarse a elecciones?
Hay una tradición muy conservadora en Paraguay porque durante el gobierno de Stroessner se barrió con toda la oposición. Esto hace que sea muy difícil rearticular todo el movimiento social, sindical, estudiantil y campesino. También hay que tener en cuenta que es gente que vive en el campo, donde no hay buenos medios para comunicarse, no es sencillo armar una red o un partido. Además, se estableció un modelo hegemónico donde los medios de comunicación, la educación y la iglesia, que tienen mucho poder, acompañan ese mismo modelo.
¿Hay grupos campesinos armados en Paraguay?
Los movimientos campesinos no son grupos armados. Ellos luchan por un cambio del modelo productivo en el país y por una reforma agraria integral, que no incluye solamente la redistribución de la tierra sino que busca aplicar un modelo productivo distinto de soberanía alimentaria. Hace algunos años, desde los grupos de poder se dice que existe un movimiento armado en el país que está tomando comisarías y realizando secuestros para conseguir dinero. Este grupo armado podría llegar a existir, pero de ser así es completamente marginal y no cuenta con el apoyo de organizaciones sociales, campesinas o estudiantiles. Es más, si existe, le es funcional a la derecha, porque se lo utiliza para criminalizar a los movimientos.
¿Qué incidencia tienen los capitales extranjeros en la producción agropecuaria?
Total. El cultivo que más se expande hoy es la soja transgénica, pero a su vez se intenta incorporar el maíz y el algodón transgénico. Esto produjo una puja constante entre Lugo, que había tratado de frenar el ingreso de semillas, y Franco, que ahora está permitiendo su ingreso. Estos capitales son parte del modelo, en tanto venden las semillas, venden los pesticidas, cobran regalías por patentes; venden las maquinarias necesarias para llevar a cabo una agricultura industrial y proveen el combustible para su funcionamiento. En este sentido, los campesinos son completamente disfuncionales al capitalismo porque practican una agricultura a pequeña escala, ecológica y para pequeños mercados.
¿Qué relación tienen estos productores con los medios de comunicación?
Las trasnacionales quieren hacer negocios y para eso buscan que se mantenga en el poder un gobierno que les garantice sus ganancias. Los dueños de los medios de comunicación son los mismos que a su vez invierten dinero en campos y tienen familiares ocupando bancas en el parlamento.
¿Fue un golpe de estado?
Fue un golpe institucional, en el sentido de que para hacer un juicio político hay que garantizar el derecho a la defensa. Y si un juicio se lleva a cabo en dos horas, como lo fue en el caso de Lugo, no se está reconociendo este derecho. Hasta el momento de su destitución, la oposición se encontraba dividida y el mérito de Lugo había sido sobrevivir todos estos años. Una vez que se pusieron de acuerdo, lo desplazaron a través de mecanismos institucionales pero completamente viciados.
¿Por qué Lugo, en cierto punto, acepta el desplazamiento y decide realizar una resistencia pacífica?
Lo que él esbozó como argumento fue que no quería que se produzca una matanza como la ocurrida en el marzo paraguayo de 1999, cuando la ciudadanía salió a protestar por el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Se podía prever que habría varios muertos si los sectores de los movimientos campesinos, sociales, sindicales y estudiantiles salían a la calle masivamente por el llamado del presidente. Pero hasta que las cosas no suceden no se sabe exactamente qué puede pasar.
¿Cómo se está organizando esta resistencia pacífica?
Existe un frente de defensa de la democracia y hay diversas movilizaciones, pero no se puede hablar de una resistencia ciudadana importante. De acá en adelante hay que pensar en las elecciones de abril del 2013 que son las que van a definir el nuevo tablero político. En ese sentido está el Frente Guazú que integra a los sectores progresistas y de izquierda que pueden posicionarse como una nueva fuerza. Es casi imposible que puedan llegar a ganar la presidencia, pero si van unidos pueden llegar a sacar varios puestos parlamentarios. Lugo está dentro de este movimiento, pero se está viendo hasta qué punto puede ser candidato a ocupar algún espacio político.
¿Cómo evalúa las medidas que tomaron los países Latinoamericanos?
La reacción internacional fue un buen mecanismo para que no se repitan estos golpes institucionales en el resto de los países. Desde el nuevo gobierno del Paraguay sostienen que se están inmiscuyendo en la soberanía del país y que todo lo que se hizo es completamente legal y legítimo (de hecho, la OEA reconoce al nuevo gobierno). Pero creo que la reacción rápida de los países de la región sirve para tratar de preservar al resto de las democracias representativas.
¿El golpe institucional puede ser un nuevo tipo de golpe de Estado en América Latina?
Cada país tiene sus coyunturas y hay que analizar cada situación particular en un contexto global. Uno no puede decir que si pasó en Paraguay va a pasar en otros países, porque tienen que darse un montón de factores similares. No diría que marca una tendencia, pero muestra un cierto clima en la región. Ahora, si empiezan a repetirse estos golpes puede llegar a ser peligroso.
* Mariana Fassi es Licenciada en Ciencias Políticas y Doctora en Ciencias Sociales de la UBA. Además, se graduó como periodista en el Instituto Grafotécnico. Se desempeña como Investigadora en el CONICET y en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA (IEALC) y se especializa en latinoamericanos y ecología política e investiga los conflictos sociales y políticos en Paraguay desde 2000. También es autora del libro Paraguay en su Laberinto: qué cambió con Fernando Lugo, publicado por Capital Intelectual en 2010.