"La semiosis social también nos lleva a un Verón inacabable y desafiante"
Las principales nociones acuñadas por el desaparecido intelectual son recordadas por la Magíster en Análisis del Discurso, Ana Bidiña, para explicar la impronta que han tenido en los estudios semiológicos.
Ana Bidiña (especial para Agencia CTyS) - Si debo rescatar una de las ideas del Eliseo Verón que me han acompañado a lo largo de mi carrera académica, es la que sostiene que el análisis de los discursos sociales lleva necesariamente a la descripción de las huellas de las condiciones de producción y recepción de los discursos. Así la “semiosis social” -como Verón llamó a ese concepto- vino a explicar que el sentido es una relación que se establece entre todo producto significante con sus condiciones de generación por una parte, y con sus efectos por la otra. Desde este concepto es posible pensar entonces la semiosis social como una red significante infinita, en la que siempre otros textos forman parte del sentido de un texto. Aquí quedan habilitadas a partir de un objeto significante la multiplicidad de análisis y lecturas.
La lectura entonces es vista por Verón como el proceso socio-cultural de captura del sentido de un discurso y que siempre produce efectos de poder. Esta actividad significante responde a reglas sociales determinadas, produce sentido, y se lleva a cabo a partir del concepto de “contrato de lectura” Así, el contrato objetivo o impersonal, que crea un efecto de verdad; el contrato pedagógico, que crea una relación complementaria; o el contrato cómplice, que crea una simetría en la relación entre enunciador y enunciatario, todos ellos permiten reconocer el vínculo del texto con el lector.
También me gustaría volver a la concepción del discurso mediático como construcción de acontecimiento, la otra pasión que nos trasmitió Verón. El tema de los discursos de los medios y su relación con la realidad y la producción social del sentido, conectada directamente al principio de interdiscursividad, y la cuestión de los contratos, nos instalan en la idea de que los medios no copian sino que producen realidad social. Los hechos que componen la realidad social después de que los medios los producen –no antes- tienen todo tipo de efectos. Empiezan a tener múltiples existencias. Se trata de nuestra realidad, que es intersubjetiva.
En fin, la semiosis infinita también nos lleva a un Verón inacabable, curioso y desafiante, que nos deja con una continua ansiedad de zambullirnos en la lectura de sus textos para descubrir que los sentidos se convierten en nuevos sentidos y así hasta siempre.