Investigadoras argentinas exploran una tumba egipcia poco conocida de 3500 años de antigüedad
Un equipo interdisciplinario, que nuclea investigadores de universidades nacionales y extranjeras y del CONICET, viajó a Egipto para estudiar la tumba del noble Amenmose, datada alrededor del 1450 a.C. En el interior del monumento encontraron imágenes e inscripciones jeroglíficas que nunca antes habían sido explorados y que reflejan la vida cotidiana en el Egipto faraónico.
Agustina Lima (Agencia CTyS-UNLaM) - Un grupo de doce investigadoras argentinas fue autorizado por el Ministerio de Antigüedades de Egipto a realizar, durante los meses de enero y febrero del 2020, una expedición para estudiar y restaurar la tumba de un noble egipcio, la tumba de Amenmose (TT318) ubicada en la antigua Tebas (actual ciudad de Luxor), en la cual realizaron registros, hasta el momento desconocidos, que permitirán revelar secretos de la elite tebana de mediados de la dinastía XVIII.
La doctora Andrea Zingarelli, directora del proyecto, comentó a la Agencia CTYS-UNLaM que “el objetivo es la preservación de un monumento con valor patrimonial mundial y la promoción y transmisión de esta herencia y de los conocimientos generados a las generaciones futuras”.
En marzo de 2019, las investigadoras presentaron ante el Ministerio de Antigüedades y Turismo, un organismo del gobierno egipcio, la propuesta de explorar la tumba de Amenmose, una de las 900 tumbas de los altos funcionarios que se encuentra en la necrópolis de los nobles. “El permiso fue aprobado en abril de ese año y tuvimos que presentar un proyecto con objetivos, un diseño de acciones, documentación individual y credenciales, además del aval institucional y de radicación del proyecto”, dijo la directora.
Respecto del ingreso al monumento, Zingarelli explicó: “No sabíamos si íbamos a poder ingresar dado que la entrada original está cubierta por sedimentos, pero sí sabíamos que el ingreso podía ser efectuado a través de un pequeño hueco de 50 x 37 centímetros, una especie de boquete realizado posiblemente por saqueadores de tumbas. En los planos disponibles, observábamos ese pasadizo, pero no teníamos claras las dimensiones”.
“Finalmente, pudimos ingresar a través de una tumba vecina, arrastrándonos a través del hueco mencionado y eso nos implicó organizar horarios y grupos que se alternaban para tomar fotografías, registrar deterioros, textos e iconografía, realizar un plano y recopilar información relativa a la conservación”, aportó.
Asimismo, detalló: “La experiencia fue fabulosa, mucho mejor de lo que imaginábamos. Encontramos mucha información de las escenas y del monumento, que era desconocida para los científicos, ya que, por ejemplo, descubrimos por una inscripción que Amenmose tenía una hija, entre muchos otros datos”.
Desde el interior de la tumba del príncipe Amenmose
La tumba, como lugar de descanso eterno y como capilla para la celebración del culto funerario, se compone por un texto propio a partir del cual es posible decodificar signos y símbolos indicativos del sistema social y su dinámica. Las escenas de las tumbas de la dinastía XVIII, como lo es la tumba de Amenmose, tienen particularidades y su decoración interna difiere de las del período ramésida, el período posterior, y más aún de la decoración de las tumbas de reyes y reinas.
“Los muros de las tumbas de los nobles están pintados y grabados con distintas escenas relativas al difunto y su familia, sus ofrendas a las divinidades, la comida ritual y escenas llamadas de la “vida cotidiana”, tales como escenas agrícolas, de elaboración del pan, del vino, entre otras”, indicó Zingarelli.
En esta misma línea, agregó: “Entre las escenas que decoran la tumba de Amenmose, encontramos un banquete con músicas con lira y doble flauta, preparación de vino y pan hombres cosechando lino, preparando carne, los propietarios de la tumba adorando a los dioses Osiris y Hathor, entre otras”.
Este monumento funerario fue construido y decorado en el área de la necrópolis de los nobles conocida como Sheikh Abd el-Qurna, en el oeste de Tebas, actual Luxor. Desde el equipo, aseguran que la elección de la tumba -clasificada como TT318- se debe a diversos factores: es desconocida, ya que nunca había sido estudiada ni publicada; podrán aportar información y estudiar sus escenas inéditas, sus pinturas y estructura se encuentran en buen estado; y, además, es de tamaño pequeño por lo cual es factible de ser abordada.
Por su parte, la doctora en Arqueología Liliana Manzi, destacó que las observaciones y registros de daños y deterioros son importantes para conocer la historia ocupacional de la tumba desde el momento de su construcción hasta el presente, porque permiten identificar tanto los aspectos relacionados con su construcción como de los distintos procesos ocupacionales y de abandono que ocurrieron.
“Las paredes de cada sector definido en el interior de la tumba fueron decoradas con escenas e inscripciones jeroglíficas con el fin de cumplir funciones funerarias, hasta que, en algún momento aún no especificado, resultó abandonada, y, a partir de ahí, comenzaron a actuar diversos agentes (humanos como naturales) que le infligieron daños”, mencionó la investigadora.
Post excavación en Egipto: regreso al trabajo desde Argentina
Ya instaladas en el país nuevamente, los distintos grupos nacionales que conforman el equipo de investigación se encuentran trabajando en el procesamiento de la información obtenida durante los 21 días de trabajo de campo en Egipto.
Si bien cada uno de los grupos está conformado por especialistas en sus temas de investigación, mantienen reuniones periódicas dirigidas al conocimiento de la figura de Amenmose como miembro de la elite tebana y en relación con otras tumbas del mismo período, pertenecientes a los reinados de Hatshepsut o Tutmosis III, que enmarcan el momento en que la TT318 habría sido construida.
Además, los expertos se plantean un nuevo desafío: la búsqueda del ingreso original de la tumba, que requiere de la limpieza del área desde el exterior. Al respecto, Manzi mencionó: “Tenemos pensado para la próxima campaña, que esperamos que se realice durante el 2022, tratar de dar con esta entrada; por eso, lo que estamos estudiando es a partir de ubicarnos en relación a lo que es el plano actualizado de la tumba, con las dimensiones exactas que pudimos tomar”.
“En función de esto y de donde está ubicado el patio de la tumba vecina a través de la cual ingresamos este año, realizamos una proyección sobre el terreno, que ahora está tapado por sedimentos, para estimar en donde estaría ubicada esa entrada. Al día de hoy, se ve como parte de la pendiente de una colina y lo que sospechamos es que vamos a tener que remover el sedimento ya que la entrada estaría sepultada por unos 3 o 4 metros por debajo”, finalizó Manzi.
Financiamiento y dificultades
Durante la primera campaña, el grupo creó la Asociación Civil Amenmose Egipto para poder recibir donaciones, a través de la cual recolectó la mayor parte del presupuesto por medio de aportes individuales, realizados mediante una plataforma de financiamiento colectivo.
“También recibimos aportes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FAHCE) y de la UNLP. Cada uno de nosotros pagó su pasaje de avión y la comida durante la estancia en Luxor. Por eso, hoy más que nunca necesitamos de ayuda económica para seguir llevando a cabo el proyecto, para poder viajar y seguir trabajando en la conservación, estudio y en la búsqueda de la entrada original de la tumba de Amenmose”, concluyó la directora del estudio.
El Proyecto Amenmose nuclea investigadores pertenecientes a la Universidad de La Plata (UNLP), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y del CONICET (Argentina) y la Universidad de Federal do Triángulo Mineiro (Brasil).
En paralelo, en el marco del proyecto se desarrollan estudios de posgrado, como resultado de un vínculo académico forjado a partir del Programa Binacional de Centros Asociados de Posgrado Brasil-Argentina (PIESCI), de la Secretaría de Políticas Universitarias, que involucra al Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas (IdIHCS, CONICET-UNLP) y la Universidad Federal Fluminense (UFF).