Desafíos para una verdadera igualdad de género
La doctora en Ciencias Sociales e investigadora del CONICET, Vanesa Vázquez Laba, analiza el escenario actual en materia de desigualdades, violencias y discriminaciones que sufren distintas minorías a partir de su elección de género.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Trece puñaladas fueron las que terminaron con la vida de la activista y militante trans Diana Sacayán en la noche del 13 de octubre de 2015. La Cámara del Crimen, que confirmó recientemente el procesamiento de los dos acusados del caso, caratuló a este último como "homicidio agravado por violencia de género". “Hay que leer política y sociológicamente el crimen de Sacayán y la ira con que fue cometido”, alerta Vanesa Vázquez Laba, doctora en Ciencias Sociales.
Investigadora del CONICET y coordinadora general del Programa contra la Violencia de Género en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Vázquez Laba asegura que el caso de Sacayán no es una excepción, sino un ejemplo más de la violencia que muchas personas sufren por su elección de género. “Hay estigmatizaciones y discriminaciones muy fuertes. Las golpean, se sacan la bronca con ellas y claramente las situaciones más extremas son los crímenes de odio”, subraya la especialista.
El debate no es menor. Este miércoles se celebró el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, a raíz de la eliminación de la homosexualidad de la lista de patologías mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), llevada a cabo el 17 de mayo de 1990. Y si bien se ha avanzado mucho en materia de igualdad de género –como la Ley de Matrimonio Igualitario-, para la académica todavía queda un largo camino por recorrer. "Es muchísimo lo que hay que trabajar para hacer un cambio sustancial a nivel cultural, las instituciones educativas tenemos una responsabilidad muy grande. Debemos visibilizar y trabajar para erradicar la violencia que sufre el colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis e Intersex", especifica Vázquez Laba.
¿Qué rol han tenido los movimientos colectivos de LGBT en las recientes luchas por la igualdad de género?
Hay que tener en cuenta que el movimiento de mujeres y feminista tiene más de dos siglos de lucha. Este movimiento se caracteriza por ser dinámico, que dialoga permanentemente con distintos ámbitos, por ejemplo, la calle y la academia, y el resultado de ello ha sido el devenir heterogéneo del sujeto político: no todas las integrantes se identifican como mujeres; hay mujeres indígenas, trabajadoras, lesbianas, mujeres negras que políticamente discuten y disputan el sujeto político “mujer”. Se complejiza más con la lucha por la liberación sexual de los años ´60 y ´70 pone en evidencia la heterosexualidad como norma y “salen del closet” las sexualidades disidentes, es decir, gays y lesbianas. Más tarde, pasamos a una lucha por el reconocimiento de las identidades de género. En nuestro país tenemos una ley pionera en esta materia que es la ley 26.743 de Identidad de Género de Argentina, que permite, entre otras cosas, que las personas Travestis, Trans, Transexuales sean inscriptas en el documento con su nombre y género de elección. Este ha sido un gran paso, un piso político muy importante, pero no es suficiente.
¿En qué aspectos todavía falta para lograr un verdadero escenario de igualdad?
Las personas Trans, Travestis y Transexuales se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad socioeconómica. Tienen menos posibilidades de acceso al trabajo, a los servicios de salud y de educación. Al no poder acceder a trabajos bien remunerados y no precarizados muchas veces, sin elegirlo, se prostituyen. Sus vidas muchas veces están marcadas por la exclusión de sus casas a edades muy tempranas lo que ya marca un piso de desigualdad enorme. Sus trayectorias marcadas por discriminaciones y exclusiones dejan huellas en sus cuerpos. Desde el Estado habría que garantizarles acceso a la educación, la salud y, por supuesto, el trabajo. Por eso en este momento se está necesitando garantizar un cupo laboral trans, para que las travestis y chicas y chicos trans puedan acceder a un puesto de trabajo formal. Y desde las Universidades debemos garantizar el acceso a la educación superior, nosotras desde la UNSAM estamos trabajando fuertemente para que esto suceda.
¿Qué trabajos han hecho desde la UNSAM en este sentido?
En materia de educación, por ejemplo, dictamos una Diplomatura en Salud Sexual y Reproductiva con enfoque en Género y Derechos Humanos, en la cual formamos a efectores de salud como así también estudiantes de grado y posgrado interesados en estos temas sobre la normativa internacional y nacional respecto a los derechos sexuales y contra la violencia de género, sobre gestión de políticas públicas en materia de salud y los conceptos de las teorías de género y derechos humanos para mejorar la relación de consultorio entre el paciente y el/la médica. En el sector salud encontramos una formación basada en los prejuicios de género, como por ejemplo, dan por sentado que todo paciente que atienden es heterosexual. Con lo cual, la atención queda sesgada y discrimina. La idea de esta formación es que los/as efectores de salud accedan a cierto conocimiento conceptual que los haga revisar sus prácticas de atención: hacer preguntas más amplias, indagar sobre deseos de las personas, respetar el conocimiento corporal, respetar el derecho a decidir sobre lo que cada uno quiere y desea. Hay que modificar una concepción muy instaurada en el sistema de salud sobre las personas, que son heterosexuales y que sus prácticas sexuales tienen el objetivo último de la reproducción.
¿Y en relación a otros campos, por ejemplo en el ámbito universitario?
En la Universidad tenemos una materia optativa de grado que se ofrece para todas las licenciaturas, una consejería que da información sobre salud sexual y atiende situación de discriminación y violencia de género dentro de la universidad y campañas de sensibilización permanente para transformar la cultura androcéntrica. También, formamos parte de la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias, integrada por docentes, investigadoras y autoridades que trabajamos la perspectiva de género en más de 40 universidades, facultades e institutos. Es importante destacar que desde la creación de esta Red ya estamos con 16 universidades que creamos protocolos de actuación para situaciones de discriminación y violencia de género, por ejemplo, que actúan muchos de éstos en caso de que personas trans que sufran algún tipo de discriminación o violencia dentro de las universidades. Consideramos que es la manera de generar las condiciones básicas y fundamentales para que cualquier persona, sin distinción de sexo/género, pueda estudiar en un ambiente libre de violencia. El desafío es concebirlo como una política institucional dentro de las universidades pero para ello necesitamos también el apoyo del Estado Nacional, para que acompañe procesos de esta magnitud.