No es normal, es endometriosis
En el Día Mundial de esta enfermedad uterina, las expertas Inés Barañao y Mariela Bilotas explican, en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM, las aristas médicas y culturales de una enfermedad que afecta a millones de mujeres en todo el mundo, pero que muchas veces no se diagnostica a tiempo.
Magalí de Diego y Carolina Vespasiano (Agencia CTyS-UNLaM) - Hay historias, mitos y relatos que habitan los imaginarios colectivos. Cuando se trata de mujeres, esos imaginarios reviven a cada momento, en las calles, en las publicidades y hasta en los consultorios médicos.
Arquetipos de brujas histéricas y sensibles cimientan el sentido común de las sociedades, incluso antes de la época medieval, a la hora de hablar del ciclo menstrual de la mujer. ¿Pero quién se iba a imaginar que, en pleno siglo XXI, estos prejuicios servirían para justificar lo que hoy es una grave enfermedad, como la endometriosis?
¿De qué se trata esta problemática que padecen alrededor de 176 millones de mujeres en el mundo? ¿Por qué se habla tan poco de ella? Las doctoras e investigadoras del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, Inés Barañao y Mariela Bilotas, ensayan algunas respuestas junto a Agencia CTyS-UNLaM.
"La endometriosis es la presencia de tejido endometrial fuera del útero", define Barañao, y explica que sus principales síntomas van desde dolores agudos en la pelvis – comparables a un ataque cardíaco-, ciclos más cortos con hemorragias inesperadas y hasta infertilidad, una condición que alcanza a entre un 50 y un 70 por ciento de las mujeres con dificultad para lograr el embarazo.
En la actualidad, alrededor de un millón de argentinas padecen endometriosis, aunque muchas de ellas no lo saben, ya que el diagnóstico se demora entre siete y doce años, y requiere de una intervención quirúrgica -laparoscopía- para confirmarlo.
Son múltiples los genes y factores externos que intervienen en su aparición, lo que la convierte en una enfermedad difícil de detectar en estudios preventivos. Esta situación, sumada a la falta de cobertura de obras sociales o asistencias médicas prepagas, que no contemplan ni los daños físicos ni psicológicos que esta enfermedad crónica presenta, lleva a un diagnóstico tardío.
La demora en el diagnóstico conspira directamente contra la concepción, ya que el desarrollo de focos de tejido endometrial fuera del útero por tiempo prolongado disminuye la cantidad y la calidad de la producción ovárica a futuro. Es así que “cuanto más tiempo pasa, se vuelve más difícil revertir”.
El principal obstáculo es, otra vez, el sentido común. “A veces, hay chicas que se caen desmayadas del dolor, no pueden ir a clases o a trabajar durante una semana y se les dice que eso es normal, pero los fuertes dolores menstruales no son normales. Así, se deja pasar mucho tiempo hasta la primera consulta por cuestiones de infertilidad”, apunta Barañao, y destaca que, con detección temprana, los síntomas se pueden prevenir y tratar.
La Doctora Mariela Bilotas estudia los efectos de la endometriosis sobre el ovario y trabaja sobre terapias alternativas en el laboratorio de la doctora Barañao. “Hoy en día –plantea- la mayoría de tratamientos existentes son muy costosos y tienen muchos efectos adversos, por lo que no pueden suministrarse por largos períodos de tiempo. Además, todos apuntan a bajar los niveles de estrógeno, por lo que impiden la ovulación y por lo tanto la posibilidad de embarazo”.
Mientras estén bajo tratamiento, las mujeres no pueden quedar embarazadas, aunque lo deseen. Esta es una gran falencia si se piensa en la gran cantidad de mujeres con endometriosis que son infértiles.
Actualmente, los recursos en investigación están orientados al desarrollo de terapias alternativas, de bajo costo y que permitan a las mujeres que quieran tener un hijo, poder hacerlo sin sufrir los síntomas. De todas formas, ambas investigadoras coinciden en que es necesario contar con legislación que ampare y facilite la asistencia médica y psicológica de esta enfermedad crónica.
“Es normal, es el dolor por la pérdida de un posible hijo”, es una frase que muchas han escuchado, incluso en boca de ginecólogos, al contar lo que sienten durante la menstruación. Tomar conciencia de estos padecimientos, desde la medicina y la sociedad, es también decir basta a un mandato que silencia la experiencia de las mujeres con un liso y llano “parirás con dolor”.