Investigan los saberes de las madres acerca de la lactancia
Un estudio de la Escuela de Nutrición de la UBA arrojó que las mujeres que amamantan desconocen la importancia de cuidar su propia nutrición y que la calidad de la leche puede verse afectada. Quedan expuestas a una deficiencia de nutrientes esenciales para los “primeros 1.000 días” del bebé.
Sebastián Alonso (CTyS – UNLaM) - Profesionales del Programa de Intervención Nutricional (ProINut) de la Escuela de Nutrición de la UBA trabajan en el Estudio LACTAR, un análisis cuali-cuantitativo, exploratorio y descriptivo, que busca conocer las creencias y las representaciones de las madres en relación a la alimentación durante el período de lactancia. De esta manera, en la primera etapa, realizaron entrevistas en profundidad a mujeres que amamantan con hijos no mayores a los seis meses.
En Argentina la tasa de lactancia materna es alta: un 95% a la salida de la internación y se reduce a un 54% exclusivamente antes del sexto mes. “El comportamiento materno se ve influenciado por sentimientos, valores y el entorno social. De esta manera, la incorporación de nutrientes se ve afectada por creencias culturales, que gobiernan las prácticas”, explica, en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM, Adriana Wiedemann, Licenciada en Nutrición y miembro del proyecto.
A partir de los testimonio relevados, el estudio determinó que la voluntad de las madres de adaptarse a la nueva etapa se materializa en cambios de hábitos; suele haber una desorganización en las comidas por la cual las mamás se exponen a una deficiencia de nutrientes esenciales para los llamados “primeros 1.000 días” del bebé, tiempo que se extiende desde la gestación a los dos años de vida.
Al no ingerir los alimentos necesarios, la calidad de la leche materna se ve perjudicada y carece de todas las sustancias requeridas como vitaminas, ácido fólico, iodo, zinc, cobre y calcio. Wiedemann asegura que hay cuestiones que “no se pueden medir en el corto plazo pero sí tienen sus consecuencias en el tiempo, condicionando la salud del niño, generando una predisposición en el desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad, diabetes”.
Según los resultados del estudio, en líneas generales, las madres están dispuestas a realizar cambios en sus dietas para mejorar la salud de sus hijos así como la calidad y el gusto de la leche materna. Durante el período de lactancia, aceptan incrementar el consumo de lácteos, frutas, verduras y jugos cítricos y disminuyen el consumo de gaseosas y cafeína, además de reforzar la higiene de los alimentos.
Otro de los hallazgos es que algunas de las mujeres que amamantan suelen hacer un mayor uso del delivery por la falta de tiempo para cocinar, no utilizan suplementos con el fin de equilibrar la falta de nutrientes esenciales en sus dietas y, ante la falta de contención por parte de los profesionales, optan por escuchar otro tipo de consejos.
“Nos indicaban que ante dudas sobre el tema no sabían a quien acudir y, ante respuestas contradictorias de diferentes especialistas, terminaban consultando a la familia”, explica Wiedemann. En el estudio se asegura que muchas veces esos consejos son erróneos, funcionan como mitos, pero ante esta ausencia de referentes las mamás se rigen por lo que recomienda una persona afectivamente cercana.
El proyecto LACTAR, que busca ser material de consulta para generar políticas públicas, se dividió en dos partes: la primera fue realizada durante la primera mitad del año bajo un enfoque cualitativo. Para completarlo, actualmente se investiga específicamente el consumo de alimentos que las madres tienen en ese período, en forma cuantitativa.