Polémica por los cambios en la Ley de Basura Cero
La Legislatura Porteña aprobó la incineración de residuos. Pese a la crítica, una especialista sostiene que, en el AMBA, la incineración “moderna” resulta más sostenible que el relleno sanitario, pero “bajo estándares de seguridad y una política de separación de residuos en origen”.
(Agencia CTyS-UNLaM) – El regreso a la incineración de residuos en la Ciudad desató una polémica sobre los posibles impactos ambientales, sociales y económicos de esta técnica que había sido descartada hace décadas, cuando se producía en los edificios.
Con 36 votos a favor y 22 en contra, el oficialismo porteño incorporó el uso de plantas de incineración de basura en la Ley n°1.854, al tiempo que extendió los plazos anteriormente fijados para reducir la producción de residuos sólidos y reaprovechar, en un futuro, gran parte de lo que se descarta día a día.
El método moderno de incineración que el oficialismo busca instalar se conoce como termovalorización energética, cuenta con un sistema de hornos que, a diferencia de las antiguas chimeneas residenciales, generan energía a partir de la oxidación total de los residuos, a altas temperaturas. Las cenizas resultantes representan un diez por ciento de la basura tratada, y pueden utilizarse para la industria cementera.
La medida generó resistencia no solo en la oposición, sino en distintas organizaciones civiles y ambientalistas, como el Observatorio Derecho a la Ciudad y Greenpeace. Sin embargo, el sistema de relleno sanitario vigente tampoco parece ser una opción a largo plazo: según la CEAMSE, en tan solo cinco años se agotará el espacio para enterrar residuos.
Para la ingeniera y Doctora en Ciencias Agropecuarias, María Semmartín, representante de las universidades en la comisión de la Ley de Basura Cero y actual directora de carrera de Ciencias Ambientales en FAUBA, “seguir con el sistema de rellenos sanitarios en el AMBA es insostenible” y plantea que, para elegir el método más viable de tratamientos residuales es necesario incluir distintas aristas, como el estado del terreno, factores geográficos y hasta recursos económicos disponibles en la región.
La CEAMSE indica que, actualmente, la Ciudad de Buenos Aires genera alrededor de 6.000 toneladas diarias de desechos, casi la mitad compuesta por residuo orgánico que podría ser incinerado, mientras que un 30 por ciento se compone de materiales reciclables como plástico, papel y cartón.
“La conveniencia de una u otra tecnología siempre debe ser contexto-dependiente. Por eso, es importante tener claro que el hecho de que la incineración pueda ser una opción superadora para AMBA, no significa que lo sea para otras ciudades de la Argentina”, aclara la especialista, en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.
En ese sentido, ve en la incineración moderna una posibilidad viable que, bajo estándares de seguridad y una continua política de separación de residuos en origen, podría echar por tierra los “prejuicios” respecto de este tratamiento e incluso sustituir, en alguna medida, el consumo de energía fósil.
Según la experta, la mayor preocupación radica en el impacto que puede tener esta medida en la salud humana, ya que “la incineración es la emisión de efluentes al aire, que pueden contener compuestos tóxicos y partículas sólidas que deterioran su calidad“. Sin embargo, sostiene que en regiones donde el espacio es limitado y la densidad poblacional es alta, la incineración resulta más sostenible que el relleno sanitario.
En países como Japón, la tecnología de incineración se combina con el reciclado y el compostaje para que la gestión de los efluentes gaseosos se pueda controlar y reducir su impacto ambiental. “La gestión de residuos domésticos -concluye Semmartin- ha tenido las mismas mejoras que otros aspectos tecnológicos que hacen a la producción de otros bienes y servicios”.
Una Ley, varios conflictos
Las críticas al cambio en la Ley de Basura Cero no solo apuntan a factores sanitarios. La legalización de métodos como la incineración, anteriormente prohibida en cualquiera de sus formas, supone una transformación en la esencia de la norma.
Organizaciones como el Observatorio por el Derecho a la Ciudad plantean que se trata de un retroceso inconstitucional, ya que se trata de una ley ambiental y, como tal, debería someterse a una doble lectura en la legislatura, ser votada por una mayoría absoluta y contar con la participación ciudadana.
A su vez, desde la oposición se pone en duda la real continuidad de la labor de la recolección y reciclado de los residuos en manos de trabajadores organizados en cooperativas, y que las medidas de seguridad del proceso de incineración sean cumplidas y controladas debidamente.
El problema de la basura todavía levanta polvareda en varios planos. Ya sea con incineración o rellenos sanitarios, el volumen y la calidad de los residuos sólidos urbanos han llegado a niveles que activan las alarmas de distintos actores sociales, en un contexto en el que el consumo no es problematizado. Basura cero es, hoy, un problema que apunta a repensar el sistema como tal.