La mágica experiencia de ser científico por un día
En Tecnópolis, CTyS se sintió como un niño cuando recorrió los cinco continentes del mundo interactivo: Aire, Agua, Tierra, Fuego e Imaginación. Una alternativa diferente para unas vacaciones en las que se aprende jugando.
Despertó con una sonrisa. Desde su ventana, el sol le anunciaba un día espléndido. La mega muestra de ciencia y tecnología lo esperaba para deleitarlo como nunca lo imaginó. Sus vacaciones de invierno habían comenzado.
Apenas entró a Tecnópolis, supo que iba a vivir una experiencia inolvidable. Se dejó llevar por sus sueños de astronauta y viajó hacia el espacio sideral a bordo de un imponente simulador de despegue. En él, pudo presenciar el universo con sólo entrar a un cubículo ubicado en el sector Aire de la mega feria de Villa Martelli.
De nuevo en la Tierra, acompañado de cientos de soñadores, corrió impresionado hacia los modelos de aviones a escala real. Volvió a despegar. Se maravilló cuando manejó los comandos del helicóptero de rescate antártico.
Al aterrizar, continuó su camino por la calle principal, Bernardo Houssay, y se deslumbró al observar un árbol danzante que se movía en respuesta al tacto. Cruzó al frente. Emocionado, se fotografió junto a la Cápsula Fénix II, que salvó a los mineros chilenos en octubre del año pasado.
Curioso y con frío, se vistió con las ropas térmicas de todo investigador antártico y dio un paseo por los hielos continentales. Perplejo, pudo observar el rompimiento de un inmenso glaciar mientras su rostro era mojado por las gotas que caían del techo del stand Hielos Argentinos.
Al ingresar al domo “El elemento esencial”, aprendió a cuidar el agua y, mediante juegos interactivos basados en tecnología de punta, pudo comprender su importancia. Luego de esta experiencia, se colocó el traje de buzo y se sumergió en el mundo submarino. Conoció la diversidad de las profundidades.
Luego de ser ingeniero nuclear y cuidar al planeta mediante el uso de energías renovables, decidió manejar los controles de los más sofisticados futbolistas robots y escuchó una charla del androide Albert Einstein.
En el área denominada Fuego, aprendió medicina al ritmo del latido de un corazón gigante y se puso el ambo para realizar los más audaces experimentos bioquímicos. Finalmente, se disfrazó de paleontólogo y pudo encontrar los restos fósiles de los grandes titanes que habitaron la Tierra hace millones de años.
Así, en un día inolvidable, CTyS, con los ojos de un niño, presenció los más grandes misterios de la ciencia y se metió en la piel de los más reconocidos investigadores del país.