"Como Agencia, logramos recuperar el rol de conectar las capacidades con los recursos"
Fernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i), destaca las respuestas dadas por la comunidad científica ante el coronavirus, analiza las dinámicas de trabajo que se pueden implementar a partir de esta experiencia y adelanta los campos estratégicos a trabajar en escenarios de pospandemia.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Desde la declaración de la pandemia, el sistema científico-tecnológico argentino se vio obligado a reorganizarse y repensar sus dinámicas para dar respuestas rápidas. En este sentido, la Agencia I+D+i asumió un rol clave en la promoción y financiamiento de diversos proyectos, desde su lugar en la Unidad Coronavirus COVID 19, junto al MINCyT y al CONICET.
Para el presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano, “quedó confirmado que tener un sistema de ciencia y tecnología es un plus para enfrentar una situación tan crítica como la que estamos atravesando”.
En una entrevista con la Agencia CTyS-UNLaM, el licenciado en Economía e investigador de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes pondera las respuestas de los investigadores, resalta los enfoques innovadores para pensar las convocatorias y destaca la importancia de los modelos de co-construcción y vinculación del conocimiento.
¿Qué análisis hace de la respuesta y la capacidad de reacción que tuvo el sistema científico-tecnológico ante la pandemia?
El hecho de tener un sistema de ciencia y tecnología nos ha dado la oportunidad de tener las herramientas que posibilitaron tener un Estado presente. Una estadística clara es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció 64 productos esenciales para dar respuesta al coronavirus. Argentina, hoy, está produciendo con su conocimiento y capacidad industrial 63 de esos productos. Ahí se resume, de alguna manera, el punto de lo que pudimos hacer.
¿Es lo que, en otras oportunidades, ha conceptualizado como “soberanía sanitaria”?
Sí, es tener esa capacidad para garantizar el acceso a la salud en todas sus dimensiones: en la dimensión de la prevención, del diagnóstico, del tratamiento, del monitoreo. Estamos en un sistema público y privado, pero donde el rol del Estado es clave y fundamental. Sin duda, la trinchera es donde están los médicos y las médicas y el resto del personal de salud. Pero, detrás de esa trinchera, hay un sistema de apoyo y de herramientas que está muy ligado a la ciencia y tecnología. En definitiva, la solución a la pandemia y al coronavirus va a venir de la ciencia y la tecnología. Argentina, además, sobresale en el relieve de países cuando uno lo mira desde la óptica de la ciencia y la tecnología, que se expresa no sólo en los laboratorios y las universidades, sino también en los vínculos con la capacidad industrial. Está el caso de las dos pymes cordobesas, Tecme y Leistung, quienes han tenido el apoyo de la Agencia en dos oportunidades y han tenido el apoyo del Gobierno Nacional para poder cumplir con el abastecimiento del sistema de salud argentino. Pasa también con los barbijos inteligentes, los sensores y sistemas de monitoreo, porque a una pandemia también se la enfrenta desde la ciencia de datos.
También han lanzado una convocatoria para proyectos de Ciencias Sociales y Humanidades, ¿qué importancia les asigna en este escenario?
Así es. En estas semanas concluyó una convocatoria para pensar la post-pandemia. Vamos a estar trabajando estos 18 meses en la identificación de actores, trabajando sobre conflictos, analizando la geopolítica y las representaciones sociales que va a dejar la pandemia, que sin duda es una huella social muy profunda. La mejor manera es reflexionar y aplicar el pensamiento crítico para tener mejores políticas públicas para reconstruir instituciones. Las Ciencias Sociales están haciendo un aporte destacado y son disciplinas que nos van a permitir una recuperación y una construcción. Apuntamos a tener un modelo de desarrollo más inclusivo y mejor armado.
¿Qué tipo de aprendizajes o experiencias les dejó estas convocatorias, como las de proyectos de Ciencias Sociales o la lanzada en marzo?
La Agencia logró recuperar un rol que nunca debió haber perdido: el rol de conectar las capacidades y la voluntad de hacer con los recursos y la estructura de proyectos. Es un rol que tiene sentido en las políticas que enmarcó el ministro Roberto Salvarezza y en las prioridades establecidas por el Presidente. Sin ese contexto, la Agencia no podría haber hecho su trabajo. El diseño de las convocatorias tiene un componente creativo e innovador. Por ejemplo, la de Ciencias Sociales tiene la novedad de entender que había un campo disciplinar muy fragmentado, por lo tanto buscamos una convocatoria asociativa. También buscamos priorizar y destacar lo federal, la sensibilidad y la atención a los temas de género y darle acceso y posibilidad de desarrollo para investigadores e investigadoras que recién se inician. A su vez, la convocatoria tiene la particularidad del componente de ciencia abierta, para el que daremos un plus a aquellos proyectos que se comprometan a la construcción de una base de datos. Y fue tan buena la respuesta que haremos un aporte adicional, para que no quede afuera un porcentaje importante de muy buenas ideas.
Este conjunto de innovaciones y nuevas experiencias, ¿permite pensar otro modelo u otras formas de hacer ciencia?
El rol de la Agencia es el rol de la promoción, y la promoción moldea las prácticas de cómo hacer ciencia. En ese sentido, estamos muy interesados en proseguir y aplicar esta forma de trabajo que definimos sintéticamente como problemas-solución, de ver el problema y construir la solución. Vemos hoy un gran compromiso y entusiasmo, una moral alta en muchos integrantes del sistema científico-tecnológico, más allá de las restricciones que existen de fondos, de las condiciones que existen para trabajar y de los salarios, que sabemos que están muy retrasados. Vemos una voluntad de articularse y aportar enorme, y creemos que este enfoque de problema solución es una buena metodología para generar impactos sociales y económicos directos y para replicar las enseñanzas que nos quedaron del coronavirus.
Pensando en un escenario de post-pandemia, ¿qué campos estratégicos tienen en mente para trabajar y hacer más hincapié, desde la ciencia y la tecnología?
Los espacios donde hay más probabilidad de combinar virtuosamente conocimiento y producción son los espacios definidos por cinco vectores: el espacio de la salud; de la transmisión energética; de todo lo que tiene que ver con lo digital; de sumarle valor agregado a los recursos naturales, en especial a los alimentos; y el espacio de transformar nuestro sistema productivo en clave verde, más sustentable, en hacer lo mismo que hacemos con menos exigencia en términos del medio ambiente. En estos cinco espacios, la ciencia y la tecnología tienen mucho para aportar a la producción, y la producción puede crecer y generar más divisas y empleos de calidad a partir de las herramientas que le podemos ir dando. Argentina tiene una chance interesante, porque tenemos el sistema de ciencia y tecnología más amplio y diversificado del contexto de los países en desarrollo, pensando por ejemplo en el contexto de América Latina. Es un sistema que tiene excelentes recursos humanos, muy buenas instituciones y le falta aumentar la inversión, tanto la pública como la privada.
También se ha destacado la necesidad de pensar en modelos de co-construcción y un diálogo, para no pensar a la ciencia como un discurso único. ¿Qué herramientas se pueden pensar, tanto desde la Agencia I+D+i como del resto del sistema, para favorecer un cambio de paradigma?
Este cambio de paradigma se sintetiza en dos aspectos. Por un lado, evolucionar desde la transferencia de tecnología a la vinculación del conocimiento y la resolución del problema. La transferencia supone una solución construida lejos del destinatario y haciendo una interpretación propia de las necesidades de ese destinatario. Hoy entendemos que hay que co-construir, la vinculación es este encuentro entre las necesidades auto percibidas y las soluciones que puedan aportar las ciencias desde un lugar muy interdisciplinario. Por otro lado, a veces también hay una exigencia hacia los destinatarios. El caso más nítido son las pymes. Necesitamos empresarios más cercanos a este paradigma de innovación abierta. Este esquema de la vinculación admite que hay distintas fuentes de conocimiento porque el conocimiento surge de distintas experiencias, tanto desde la ciencia formal como desde el saber obrero, el saber empresarial, etcétera. Desde la Agencia, buscamos generar esos espacios de diálogos, de encuentro y de interacción. Y eso también implica articular mucho mejor entre cada uno de los actores.