Construyen un auto solar para competir en el desierto
Un equipo de docentes y estudiantes de ingeniería de la Unicen fabricó un vehículo que funciona con energía solar. El desafío será participar en una carrera que se realizará en el desierto chileno de Atacama, el más árido del mundo.
Agencia CTyS (Nadia Luna) - En sus marcas, listos… ¡ya! Comenzó la carrera contra el tiempo. El proyecto Pampa Solar se puso en marcha a todo motor. Profesores y estudiantes de ingeniería argentinos sienten la adrenalina propia de un piloto de Fórmula 1 mientras alistan los últimos detalles del auto solar. La cuenta regresiva avanza y una nueva carrera se acerca: la que pondrá a prueba al vehículo en una competencia internacional sobre el desierto más árido del mundo.
Un equipo interdisciplinario de docentes, no docentes y alumnos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) construyó un automóvil híbrido impulsado por energía solar y humana para participar de la primera carrera de autos solares de Latinoamérica, que se realizará en el desierto de Atacama, en Chile, del 30 de septiembre al 2 de octubre próximos.
“El disparador fue la carrera, pero la universidad lo definió como un proyecto de extensión para que también podamos mostrar a nivel educativo cómo es el proceso de utilización de energías limpias en un medio de transporte. Y, además, ver la posibilidad de bajar algunos costos para que pueda ser un vehículo de uso ciudadano en un futuro”, explica a la Agencia CTyS el ingeniero Marcelo Spina, profesor titular del Área de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Unicen y director del proyecto Pampa Solar.
La competencia Atacama Solar Challenge emula una carrera similar que se realiza en Australia desde 1987, cada dos años, llamada World Solar Challenge. El objetivo de la experiencia latinoamericana es fomentar la utilización de energías limpias y renovables en el desarrollo de tecnología solar con alta eficiencia energética. Estaba prevista para el año pasado, pero debió suspenderse debido al terremoto que azotó Chile en febrero de 2010. Sin embargo, el equipo de la Unicen no esperó con los brazos cruzados.
“A fines del año pasado empezamos a diseñar los primeros bosquejos del vehículo”, relata Spina. “Como hay grupos de investigación que estaban trabajando en robótica y en el área de estructuras, ya teníamos una base de conocimiento importante. Así que nos pusimos a pensar en el diseño del chasis, que se terminó de definir en febrero de este año”.
El equipo dirigido por Spina cuenta con la participación de los docentes Roberto de la Vega, Silvano Rossi, Roberto Leegstra, Leonel Pico, Carlos Verucchi y Guillermo Santillán, del Departamento de Ingeniería Electromecánica; de María Peralta y Patricia Ciancio, de Ingeniería Civil; y de Alfredo Andía, del personal no docente; además de estudiantes de cada una de las áreas.
De paneles y pedales
Atacama promete ser una pista “caliente”: en este desierto, se registra la mayor radiación solar del planeta. En total, son 30 equipos provenientes de Chile, Argentina, Venezuela, Ecuador, México, Honduras y Puerto Rico, que recorrerán 1.066 kilómetros repartidos en tres días y en tres tramos: Humberstone-Antofagasta, Antofagasta-Calama y Calama-Iquique.
“Hay varios premios. Para el ganador, hay un valor equivalente al armado del vehículo, que es de alrededor de 7.000 dólares. Pero además, hay otros premios que destacan la habilidad de los equipos. Por ejemplo, para aquellos que utilizan más energía solar o aquellos que apuntan a una mayor explotación del vehículo como elemento de movilidad ciudadana”, cuenta el ingeniero.
La competencia se divide en dos categorías. En el Desafío Solar Atacama participarán seis equipos que se pusieron al hombro el reto de desarrollar vehículos con tecnología de punta, capaces de recorrer el circuito impulsados sólo por energía solar.
En tanto, en la categoría Ruta Solar competirán 24 equipos, entre los que se encuentran los participantes de la Unicen. En este caso, el requisito era construir autos solares de bajo costo, impulsados, como mínimo, por un 50 por ciento de energía solar. El resto de la energía puede ser provista por tracción humana (con pedales) o por baterías.
Hacia la prueba de fuego
El Pampa Solar cuenta con un motor eléctrico integrado a la llanta trasera. El techo del vehículo, en tanto, consta de un panel solar con seguidor solar compuesto por 171 celdas, sostenido con una estructura de aluminio diseñada para resistir vientos y vibraciones.
“Teniendo en cuenta la exigencia energética de la competencia, el vehículo está diseñado para alcanzar una velocidad máxima de 65 kilómetros y las celdas tienen una potencia de 440 Watts”, detalla Spina.
Con respecto a las celdas, el director del proyecto señala que, en vez de utilizar paneles comerciales, optaron por importar las celdas y realizar un proceso de armado propio. “De esta manera, además de generar el mecanismo de armado de los paneles dentro de la facultad, logramos alivianar mucho el peso y sacar mejores rendimientos de todo el sistema”, precisa.
Por su parte, los pilotos del Pampa Solar son alumnos de la facultad que vienen entrenando hace tiempo para manejar el auto. “Ahora, lo que nos falta es realizar muchas pruebas, para asegurarnos de que el vehículo va a poder recorrer tantos kilómetros en un sitio tan complejo como Atacama”, cuenta Spina.
“Una de las complicaciones más importantes que tuvimos que enfrentar fue poder armar un equipo multidisciplinario conformado por docentes, no docentes y estudiantes de distintas áreas. Y otra, fue la falta de proveedores locales de muchos de los productos que componen el vehículo. Hubo que gestionar todo un proceso de búsqueda en el exterior”, recuerda el ingeniero.
El Pampa Solar fue financiado, en principio, por la Facultad de Ingeniería de la Unicen. Pero luego, se sumaron el Municipio de Olavarría, la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), y varias empresas locales y regionales, a manera de sponsor.
“Este proyecto es un gran desafio para nosotros. Desde ya que queremos ganar la carrera, pero lo fundamental para nosotros es tener el vehículo en tiempo y forma, y que luego podamos trasladar a la sociedad el conocimiento gestado”, concluye Spina, mientras la cuenta regresiva continúa avanzando.