Biocombustibles: escenarios y desafíos de una industria emergente
El ingeniero Jorge Hilbert, especialista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, disertó sobre las expectativas de este sector en la 2º Conferencia Panamericana sobre Sustentabilidad en Biocombustibles y Bioenergía que se desarrolló, del 13 al 16 de septiembre, en Buenos Aires.
(Agencia CTyS-UNLaM)- El sector de los biocombustibles es uno de los protagonistas de las políticas de Estado de los últimos diez años por sus posibilidades en el comercio interior y exterior, por su diversidad productiva y por representar una de las alternativas más firmes a la hora de reducir los gases de efecto invernadero.
El gobierno argentino dio cuenta de estas características y determinó que, para el 2018, los combustibles de este sector tienen que consolidar el 25 por ciento de la matriz energética. Un objetivo difícil de sortear teniendo en cuenta que las energías renovables, al día de hoy, representan tan solo el 2 del total. Sin embargo, el futuro parece auspicioso.
En el marco de la 2º Conferencia Panamericana sobre Sustentabilidad en Biocombustibles y Bioenergía realizada en Buenos Aires, el ingeniero agrónomo Jorge Hilbert dialogó con Agencia CTyS-UNLaM sobre el panorama de la industria de biocombustibles, su impacto social y económico y su proyección a largo plazo.
Uno de los objetivos del sector es el desplazamiento del corte obligatorio de biodiesel y bioetanol, que actualmente representan un 12 por ciento en los combustibles que se utilizan en Argentina, muy por debajo de los porcentajes de biocombustibles utilizados para el transporte en Brasil.
No obstante, existen empresas generadoras de materias primas, como los cañaverales que maneja Arcor, utilizan en un 50 por ciento los insumos energéticos derivados de residuos; en este caso, de las cañas de azúcar.
Según el ingeniero, el principal obstáculo para inyectar mayores cantidades de este tipo de energías en el mercado interno está en las limitaciones técnicas de las centrales automotrices que, para sortearlas, requieren de investigación y desarrollo. En este escenario, indicó que hay una sobreoferta en la capacidad de producción de bioetanol, un área que se mantiene a la espera de nuevos mercados.
Además de la producción de biocombustibles, las plantas de bioetanol a partir de almidón de maíz generan otros productos, como los destilados proteicos de maíz húmedos, que se comercializan en el mercado interno, y los secos, que representan otro nicho de exportación.
“Estas plantas permiten la creación de puestos de trabajos de calidad donde hay demandas de profesionales que se pueden cubrir localmente a partir de la especialización. Tanto los aprovechamientos de la biomasa como los de biocombustibles son fuertes generadoras de empleo, a diferencia de las centrales solares o eólicas”, agregó el investigador.
Y concluyó: “La Argentina tiene un imperativo de crecer en todas las energías renovables, no solo para resolver la problemática de la provisión de energía, sino para bajar las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático”.