“La sociedad será la que sufra o se beneficie con la ciencia”
El autor del libro “¡Qué porquería las hormonas!”, de la colección Ciencia que ladra, charló con Agencia CTyS sobre la importancia de la divulgación científica, y explicó por qué las hormonas son imprescindibles, si bien muchas veces pueden parecer “una porquería”.
Perdón la obviedad, pero para empezar esta charla es inevitable no preguntar: ¿Qué son las hormonas?
Básicamente, las hormonas son moléculas que actúan como mensajeros a distancia. Imaginá que tenés una fábrica de algo, un centro de distribución, y querés controlar cómo van las ventas o los stocks en otra provincia. Entonces, vas a mandar viajantes para que vayan a esa provincia e interactúen con los miembros de ese negocio para ver cómo están las cosas, si se vende o no. Bueno, las hormonas hacen eso. Desde una glándula de producción, actúan a distancia para controlar la función de otros órganos y otras glándulas.
¿Son imprescindibles para la vida humana?
Sí. Hay algunas hormonas que, si no ejercen su acción en el organismo, provocarían la muerte. Por ejemplo, los corticoides, porque regulan el equilibrio de sal, de agua, de electrolitos; también regulan el sistema inmune y metabolismos importantes como proteínas, glucosa, etc. Después, hay otras hormonas que, de fallar, no necesariamente va a estar en peligro la vida, como por ejemplo las hormonas sexuales, las gonadotrofinas. Pero, de todos modos, generarían problemas.
Pero entonces, si son imprescindibles, ¿por qué el título del libro es “Qué porquería las hormonas”?
(Risas) En realidad, el título original era “Mamá, me salieron granitos... ¡Qué porquería las hormonas!”, como una especie de resultado no deseado de la acción hormonal. Pero, como el tema de los granitos se toca muy por arriba en el libro, decidimos sacarle la primera parte.
Y también fue una especie de homenaje a “¡Qué porquería es el glóbulo!”, de José María Firpo, que se editó hace muchos años y recopilaba los dichos de alumnos de un colegio primario. Por eso, este libro también comienza con una encuesta a alumnos de colegios secundarios para ver qué es lo que saben acerca de las hormonas.
Y además de los adolescentes, ¿cree que la gente, en general, conoce qué son las hormonas y qué función cumplen en el cuerpo?
Yo creo que tienen una idea de que tiene algo que ver con la maduración, con la pubertad... Lo asocian, quizás, a cosas que tienen que ver con lo sexual, pero creo que no todos tienen una conciencia real de cómo actúan y de lo peligroso que es abusar de las hormonas.
¿Y cómo sería exactamente abusar de las hormonas?
Abusar de las hormonas puede ser, por ejemplo, sobremedicarse con corticoides, porque es común usar pomadas con corticoides cuando uno tiene una irritación, una inflamación, o incluso algún problema respiratorio.
Otro caso típico son los físicoculturistas con los anabólicos que, en realidad, no hay ninguna razón médica para usarlos. Por supuesto que tienen efectos que son los que ellos buscan, pero también tienen efectos dañinos para el cuerpo.
Y una vez solucionado el problema, ¿se puede cortar la administración de esas hormonas de golpe?
No, debe hacerse gradualmente, para no desequilibrar el organismo y mantener valores normales. El cuerpo se maneja siempre con un estado de balance entre valores mínimos y máximos.
¿Eso sería la homeostasis?
Claro. La homeostasis es la regulación continua de ciertos parámetros como la temperatura, el PH sanguíneo y los electrolitos. Cada célula tiene una especie de “sensor” dentro, que marca cuál es el mínimo y el máximo aceptable dentro de lo que llamamos un “estado de homeostasis”, que sería un estado de salud. Hay una retroalimentación que detecta cuándo se va por encima o por debajo de los valores normales y le avisa a la glándula productora que algo está sucediendo, para que disminuya o aumente la secreción de la hormona.
Entonces, si yo me estoy administrando corticoides desde afuera, la glándula productora de esos corticoides, que es la glándula adrenal, detecta que ya existe una mayor cantidad de la que ella tiene que producir. Por lo tanto, deja de producirla o la produce en menor cantidad. Si yo corto bruscamente ese aporte de corticoides, a la glándula le toma tiempo volver a los niveles que el cuerpo necesita. Entonces, durante algún tiempo, el cuerpo puede quedar sin la provisión necesaria de esos corticoides y, en consecuencia, quedar desprotegido frente a estados de alerta en los que necesita energía para responder rápidamente como, por ejemplo, ante una infección viral. Es por eso que no conviene cortar de repente la administración de ciertas hormonas.
También le dedica una parte importante del libro a los ejes hormonales. ¿Qué son?
Bueno, como te decía antes, uno tiene que pensar en la hormona como un viajante que controla a distancia y recibe órdenes de sus jefes. Ahora, ese “viajante” fue producido, o sintetizado, por una glándula endocrina. Pero esa glándula recibe, a su vez, estímulos de instancias superiores. En su mayoría, del cerebro. Entonces, cuando yo hablo de un eje hormonal, estoy hablando de todas esas etapas que ponen en funcionamiento tanto la producción y acción de la hormona, como la respuesta del tejido receptor, que retroalimenta para cerrar ese círculo de control. El eje clásico está compuesto por hipotálamo, hipófisis (ambos situados en la zona cerebral) y glándula efectora, que puede ser la tiroides, la gónada, la adrenal, etc.
¿Se trata, entonces, de un sistema interactivo?
Exactamente, es totalmente interactivo. A eso es a lo que nos referimos cuando hablamos de homeostasis. Es decir, para que el cuerpo pueda mantener constantes ciertos parámetros, necesita una retroalimentación, una interacción.
Mientras leía el libro, pensaba que es ideal para los chicos de secundaria, porque abunda en metáforas y comparaciones, tratando de llevar lo técnico a lo cotidiano. ¿A qué público está dirigido?
El público ideal sería el que no es científico, que tiene una noción de qué es una hormona y le interesa saber un poco más sobre cómo funciona. Personas de cualquier edad.
De hecho, muchos profesores del secundario ya usan los libros de esta colección para explicar sus temas. Además, yo creo que cuando Diego Golombek la creó, tuvo una idea genial porque permite llevar temas científicos a la gente no especializada. Sacarlos del laboratorio y que la gente vea en qué están trabajando, o que diga “mirá todas las cosas que tenemos adentro y no las sabíamos”.
¿Y por qué es importante para un científico llegar a la sociedad?
Porque la sociedad va a ser la que sufra o se beneficie con las consecuencias de la actividad de los científicos. Por lo tanto, es una obligación que la gente se entere. Porque si vamos a hablar desde un pedestal, creyendo que somos los que más sabemos de esto y que los demás no tienen derecho a saber, nos estamos equivocando.
Además, parece que está cambiando el estereotipo que se tenía del científico, como de alguien que está encerrado en el laboratorio, trabajando en cosas complicadas de entender…
Claro, ahora lo ven más como “gente común”.
¿Y a qué se debe este cambio? ¿Tiene que ver con los medios de comunicación? ¿Con las políticas públicas de difusión de la ciencia?
Yo creo que es un poco de todo. Es cierto que la ciencia en este último tiempo está más presente. Casi no hay periódico que no publique algún hallazgo, algún logro, sea nacional o internacional, y eso tiene mucho que ver. Y quizás, también, la conciencia que los propios científicos están tomando de la necesidad de hacer conocer lo que hacen. No solamente en una revista científica internacional, que a veces ni siquiera la entienden los mismos que trabajan en esto, sino que la sociedad tenga esa posibilidad de acceder.
Dentro del ámbito de la divulgación, ¿quiénes son sus referentes?
En el país, yo creo que el gran referente es Diego Golombek. De hecho, todos creemos que está clonado porque es imposible que haga todas las cosas que hace y bien. Porque investiga, enseña, tiene un programa de televisión, libros, ¡está en todos lados!
Después, internacionalmente, para mí un referente fue Isaac Asimov, que si lo sacás de la parte de ciencia ficción, ves una serie de libros científicos donde aparecen muchos ejemplos de los que después uso en clase.
Para cerrar la entrevista, me gustaría volver al tema del libro y hacer una pregunta clave: al final, ¿por qué aparecen los granitos?
(Risas) Bueno, el cuerpo del adolescente pasa por cambios muy marcados durante la pubertad. Esos cambios hacen que las glándulas de secreción, como las glándulas que tienen que ver con el sudor, la grasitud de la piel, etc., empiecen a funcionar mucho más. Es por eso que uno puede experimentar una manifestación como los granitos.
Entonces, ¿en la adolescencia hay una acción más fuerte de las hormonas?
En la adolescencia es cuando vas a encontrar un cambio global marcado, porque esa persona está pasando por una etapa de cambios. Pero hay ciertos órganos en los que también en la etapa adulta se observan cambios muy marcados, que tienen que ver con procesos fisiológicos. Por ejemplo, en el caso de la glándula mamaria, si la mujer está embarazada; o en el caso del ovario, que mes a mes...
...las mujeres nos ponemos un poquito irritables, ¿no?
(Risas) Se ponen irritables o, como salió recientemente en un periódico, se ponen a comprar desesperadamente.
¡Y la culpa la tienen las hormonas!
¡Claro! Por eso, en el instituto donde trabajo, alguien me dijo: “Al que no le guste el título, que le pregunte a una mujer si durante el período no dice ´¡qué porquería las hormonas!´”.
Entrevista realizada por Nadia Luna
* Juan Carlos Calvo es doctor en Ciencias Químicas de la UBA, con orientación en Química Biológica, e investigador principal del CONICET. Comenzó su carrera docente en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales en 1974, donde ahora se desempeña como profesor titular en el Departamento de Química Biológica. En 1976, comenzó a trabajar en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IByME – CONICET). Es coautor de más de sesenta publicaciones internacionales. Ha dado más de cien charlas de divulgación científica en temas de biología molecular, clonación y química biológica.