En busca de acciones para la conservación de la tonina overa
Científicos fueguinos estudian la biología de estos pequeños delfines, amenazados por los métodos de pesca artesanal. Proponen, además, estudiar el estado del hábitat y la invasión de especies foráneas.
Gaspar Grieco (Agencia CTyS) - Con su coloración negra y blanca, sus aletas en forma de remo, su cuerpo fornido y su cabeza redondeada sin hocico, la tonina overa (Cephalorhynchus c. commersonii) es la especie más emblemática de las frías aguas patagónicas. Y aunque su situación está clasificada como “de preocupación menor” los científicos del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) estudian su biología en pos de su conservación.
Este pequeño delfín, de tan solo 1 metro y medio y 45 kilos de peso, es una especie endémica de la costa patagónica y sólo habita esa región austral. Por tal motivo, es muy susceptible a los afectos que pueden ocasionar las actividades humanas como la pesca.
A mediados del siglo XX, la tonina overa comenzó a ser cazada para el consumo humano de su carne y aceite. Luego, los pescadores comenzaron a arponearlas para usarlas como cebo en la pesca de centolla, lo que causó una captura muy grande, principalmente en el Estrecho de Magallanes. A fines de los años 80, las autoridades prohibieron estas prácticas.
“Actualmente, la especie está protegida, pero desde el inicio de la actividad de pesca artesanal costera sufre frecuentes capturas incidentales. Ese es el principal problema de la especie. También son capturadas en rede de arrastre pelágicas que son utilizadas para la captura de anchoas al norte de su distribución”, explica a la Agencia CTyS, la doctora en Ciencias Naturales Luciana Riccialdelli, investigadora del CONICET y miembro del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre del CADIC.
Según los datos preliminares observados por el equipo de investigación, de 20 a 40 de estos pequeños cetáceos son capturados por temporada (verano) en redes artesanales, principalmente en el norte de Tierra del Fuego y el sur de Santa Cruz. Con este método, el pescador coloca redes pasivas en las playas y cuando sube la marea estas se elevan y bloquean el paso de los peces. Como la tonina overa va tras ellos, queda atrapada y se ahoga.
Tras el encuentro de toninas en las redes de los pescadores, se les realizan diversos estudios como necropsias (equivalente a la autopsia para seres humanos), se toman muestras y se analizan los contenidos estomacales, y entre otros análisis se miden los “isótopos estables”, y la concentración de contaminantes de sus tejidos. “Todos estos estudios se realizan con el fin de generar un mayor conocimiento de la ecología de la especie que aportan a la hora de evaluar su estado de conservación”, explica la investigadora.
Además, el equipo de investigación que dirige la reconocida científica Natalie Goodall viene llevando adelante el proyecto Aves y Mamíferos Marinos Australes (AMMA) hace más de 30 años en el Museo Acatushún en Tierra del Fuego, donde aportan datos muy importantes para la conservación en estrecha colaboración con el grupo de CADIC.
“No está actualmente evaluándose el estado de deterioro del hábitat, pero debería ser prioritario hacerlo. Por ejemplo, deben estudiarse los efectos de la contaminación de las costas aledañas a las ciudades y su impacto en las redes tróficas. Además, es necesario una mejor evaluación de las zonas pesqueras e hidrocarburíferas en donde la tonina habita”, advierte la investigadora.
Por otro lado, los pequeños cetáceos también podrían resultar amenazados por la introducción del Salmón Chinook en las aguas fueguinas. Se trata de una especie de salmónido de gran porte que nada en el mar pero desova y muere en los ríos. “Es un gran depredador que podría ser una especie potencialmente competidora con la tonina porque podría estarse alimentando de las mismas presas”, cuenta Riccialdelli.
En la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la tonina overa fue clasificada como “deficiente de datos”. Mientras que para la Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora (CITES), está considerada como una especie que no está necesariamente amenazada, pero que puede llegar a estarlo si no es correctamente monitoreada.