El desafío de criar animales de laboratorio
La experimentación con especies es una práctica común en las ciencias biológicas. ¿Pero de dónde provienen los ratones, las ratas y todas las especies que se utilizan como modelo?
Agencia CTyS (Gaspar Grieco) - Los alimentan, los controlan diariamente, limpian sus jaulas, previenen sus enfermedades y les proporcionan todos los cuidados que necesitan. Los Técnicos para bioterio son los profesionales que se encargan de que los animales que los investigadores utilizan para experimentar vivan en condiciones estandarizadas de acuerdo a normas internacionales.
Lejos de tratarse de una actividad secundaria en la ciencia, la tarea que llevan a cabo los técnicos para bioterio es esencial, ya que, para obtener los resultados esperados, los modelos animales con los que trabajan los científicos deben tener buena calidad nutricional, sanitaria y genética, estar mantenidos en condiciones ambientales controladas y ser criados bajo circunstancias que les causen el menor estrés posible.
La Universidad de Buenos Aires (UBA) es la única en Latinoamérica que forma a profesionales de este tipo. La carrera de Técnicos para Bioterio, que consta de 14 materias teóricas y prácticas, fue creada en el año 1988 por resolución 2426/88, siguiendo una iniciativa de la Dra. Berta Kaplún en conjunto con profesores de las facultades de Ciencias Veterinarias y Farmacia y Bioquímica.
“La aparición de los primeros Técnicos produjo un vuelco positivo enorme en la calidad de los bioterios en donde se insertaron laboralmente y ha mejorado notablemente la calidad del animal de laboratorio en Argentina”, cuenta a la Agencia CTyS el médico veterinario Federico Gullace, director de la carrera y uno de sus fundadores.
Desde su puesta en marcha en 1989, la carrera formó profesionalmente a 116 técnicos para bioterio. Hoy, el bioterio-escuela que se encuentra en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA alberga a más de 100 estudiantes que aspiran a trabajar en el cuidado de animales de laboratorio.
“Con una gran carga horaria de 1.644 horas de estudio, de las cuales 1.000 son horas de trabajos prácticos directamente relacionados con el trabajo con los animales, los egresados salen con una formación muy buena que equivale a casi a una experiencia laboral previa. Entre los egresados, la gran mayoría ha conseguido trabajo muy fácilmente incluso antes de terminar la carrera, y se sintieron muy bien preparados”, detalla el especialista.
Según Gullace, la situación de los bioterios, antes de la consolidación de la carrera, era muy diferente. “Eran en general lugares insalubres y desagradables, en los que había mal olor y a los que se mandaba a gente de muy baja formación cultural; a veces se castigaba a los que trabajaban mal en otros sectores y se los mandaba a trabajar allí”, recuerda.
El Técnico para bioterio no sólo trabaja en el cuidado del animal de laboratorio, al que se considera como un reactivo vivo, sino que también colabora con el investigador en actividades tales como la cirugía experimental, la administración de substancias y otras maniobras.
“El investigador debe dedicar su tiempo a imaginar, indagar, pensar, analizar datos, y no a ocuparse directamente del cuidado del animal. El nexo indispensable entre el animal de laboratorio y el investigador es el Técnico para bioterio”, puntualiza el experto.
Cosa de roedores
A nivel mundial, los animales más utilizados por la ciencia son los ratones y las ratas, y gracias a la manipulación genética y el manejo de las cepas, hoy se pueden encontrar roedores hipertensos, diabéticos y hasta obesos. En los bioterios argentinos, el costo de estos animales puede oscilar entre los 15 y 80 pesos según sus características.
Los cuidados proporcionados por los técnicos deben ser intensivos, puesto que, según Gullace, “la vida del animal de laboratorio es básicamente estresante por el hecho de estar encerrados, porque uno trabaja en el horario en que ellos descansan y por las maniobras a las que se los somete”.
Es importante aclarar que la circulación de gente dentro de los bioterios también debe ser controlada debido a que una cantidad excesiva de personas puede ocasionar que descienda la producción de crías e, incluso, que los animales se coman a sus hijos, producto del estrés.
Así como los especialistas se ocupan de los cuidados de los animales, también se dedican, junto con los científicos, a proporcionarles el menor sufrimiento posible. De hecho, todas las prácticas están reglamentadas por organismos internacionales que detallan los mejores métodos para la manipulación de las distintas especies según su edad y desarrollo.
Respecto de las formas de eutanasia de los animales, el experto ejemplifica: “Para un ratón o una rata recién nacidos, la decapitación es un método aceptado, rápido e indoloro. En animales un poco más grandes uno de los métodos más aceptados es la cámara de dióxido de carbono, mientras que en otros casos se opta por la sobredosis de anestesia”.
Así, mientras la ciencia siga requiriendo de animales, los bioterios seguirán albergándolos y cuidándolos de la mejor manera.