Disminución de especies hacia el sur de la Selva de las Yungas
El Grupo de Investigaciones de la Biodiversidad (IADIZA-CONICET) interpretó el motivo por el cual hay una gran reducción de la vida en Selva de las Yungas en su extremo sur, hacia la frontera entre Tucumán y Catamarca.
Agencia CTyS (Emanuel Pujol) - La Selva de las Yungas se extiende desde los 22 grados de latitud sur, cerca de la intersección entre Bolivia y Argentina, y según manifestó el investigador Ricardo Ojeda se observa una fuerte caída de su biodiversidad a medida que se avanza hacia el sur, un fenómeno en el cual el hombre tiene incidencia.
Este ecosistema posee alrededor de 120 especies de mamíferos que se distribuyen a lo largo de sus selvas. Sin embargo, la fuerte reducción de su superficie por el avance del cultivo de caña de azúcar, citrus y granos, como así también la realización de caminos, y asentamiento de grandes núcleos poblacionales, entre otros, constituyen factores de perturbación que amenazan la continuidad de su diversidad biológica.
El doctor Ricardo Ojeda, jefe del Grupo de Investigaciones de la Biodiversidad (GIB), explicó a la Agencia CTyS que “hay un marco teórico o patrón que indica que hay una caída en el número de especies a medida que aumenta la latitud hacia el sur, por una serie de condiciones climáticas, como lo es la existencia de estaciones más marcadas, y globales, como por ejemplo la disminución de la productividad, pero, en esta parte de la selva, la caída es mayor y nosotros hemos indagado por qué ocurre este fenómeno”.
Según el decrecimiento esperado por gradiente latitudinal de especies, éstas deberían reducirse de 1 a 3 por grado hacia el sur, pero el GIB notó que la pendiente de decrecimiento de riqueza de especies en las Yungas, también conocida en la porción Argentina como selva Tucumano-Oranense, es de 5.8 especies/grado.
El especialista enumeró que hay condiciones naturales que favorecen a esta reducción: “Las Yungas están compuestas por selvas fragmentadas y hacia el sur hay un aumento de la estacionalidad, es decir, los veranos e inviernos son mucho más marcados, lo que hace que los recursos, como el alimento y el néctar sean mucho menos previsibles que en la zona norteña”.
El GIB, cuya descripción de actividades y los nombres de sus integrantes pueden encontrarse en la página http://wiki.mendoza-conicet.gob.ar/index.php/IADIZA_-_GIB, analizó los grupos de especies que desaparecen a lo largo de la extensión hacia el sur de la Selva de las Yungas, detectando, por ejemplo, la “desaparición” de los murciélagos que se alimentan de néctar y frutos, como así también de la ardilla, el mono, el puercoespín, los marsupiales pequeños, el ocelote y el lobito de río.
“Tratamos de ver si las extinciones a nivel local dependían de algunas características o atributos que tuvieran en común estas especies y notamos que este decrecimiento tiene una fuerte asociación con aquellas que tienen cierto grado de especialización como hábitos arborícolas, frugívoras, nectarívoras, y también algunos carnívoros, porque dependen de recursos que tengan cierta estabilidad en el tiempo y no posean una amplia fluctuación”, especificó el investigador principal del CONICET.
La retirada de las grandes bestias
Más allá de los factores naturales, los investigadores aseguran que la actividad del hombre está atentando contra la biodiversidad de las Yungas, a partir del cultivo y el establecimiento de caminos.
Ojeda aseveró que “la selva no es continua sino que está compuesta en bloques de selva, puesto que son selvas de montaña que están asociadas a las sierras subandinas, y es notorio que la intervención del hombre, por mínima que sea, puede tener un fuerte impacto en las poblaciones. Por ejemplo, la sola realización de un camino o la expansión del cultivo hacia el piedemonte, puede afectar en gran medida a la biodiversidad de las Yungas”.
De esta manera, se potencia la extinción local de muchas de estas poblaciones animales, en su mayoría de distribución tropical, desde Mesoamérica y norte de Sudamérica, y que alcanzan en el noroeste de Argentina sus límites de distribución.
Además de reducirse la cantidad de especies de mamíferos, se nota que la masa corporal de las que están presentes hasta los 26º tienen un promedio de unos 17 Kg, mientras que aquellas que se extienden hasta los 28º lo hacen con un promedio de 6Kg. Y no solamente los mamíferos presentan un declive; lo mismo ocurre con la variedad de plantas, reptiles y aves.
El GIB concluyó que algunas especies de mayor tamaño son las mas afectadas, tanto por la caza como por el mayor requerimiento de hábitat y cada vez son menos factibles de encontrarlas a mayores latitudes. Al respecto, el doctor Ojeda mencionó un caso paradigmático: “Lo que ocurre en muchos casos son extinciones locales de sus poblaciones, no de la especie; hace 150 años, por ejemplo, el yaguareté se encontraba en el sur de Mendoza y hoy está solamente presente en la zona Noreste y Noroeste de nuestro país”.