Desactivan proteína del tomate para aumentar la producción
El equipo argentino-brasilero trabaja para generar una patente que les permita aplicar esta estrategia de manipulación genética en otras plantas y así aumentar el nivel productivo y la calidad de los frutos.
Agustina Fuertes (Agencia CTyS) – Originario del imperio azteca, el tomate conquistó el mundo entero por su agradable sabor y sus propiedades nutricionales, convirtiéndose en una de las frutas más cultivadas a nivel mundial. Su creciente demanda despertó el interés de los investigadores por conocer su estructura funcional y mejorar su rendimiento en la industria alimenticia.
La genómica funcional analiza la dinámica de los genes y sus aspectos estructurales para descubrir cómo interactúan en los organismos. A través de esta disciplina, los científicos del INTA-CONICET y la Universidad de São Paulo –Brasil comprobaron que al alterar la función de una proteína se modifica el rendimiento y la calidad del fruto.
El ingeniero agrónomo y doctor en biología, Fernando Carrari, quien a su vez dirige el grupo de investigación, trabaja hace ocho años estudiando las propiedades de la transgénesis. Esto le permitió identificar con mayor rapidez al gen responsable de las características que pretendían estudiar.
“Las plantas tienen un gen se expresa de una determinada manera, en un momento preciso y produce una proteína que tiene una función específica. Lo que hicimos en el laboratorio fue silenciar ese gen, hacer que se exprese a niveles mucho menores y estudiar el efecto que tiene ese silenciamiento”, explica el especialista a la Agencia CTyS.
Al “apagar” el gen, los investigadores observaron una relación directa con el crecimiento y desarrollo de la planta, y llegaron a la conclusión de que este fruto podría rendir entre un 50 y un 100 por ciento más de lo que se obtiene actualmente en las plantaciones.
A pesar de las cifras, Carrari considera que esta estimación es “demasiado grosera” porque depende de muchos factores involucrados. “Si dependiera sólo del silenciamiento de una proteína sería muy sencillo manipular el rendimiento de los cultivos, pero en realidad no lo es”, explica.
Interferencia y transgénesis
La modificación de los genes no es un evento azaroso. Por el contrario, requiere de un diseño previo que se lleva a cabo en el laboratorio, donde los científicos determinan si realmente los factores modificados se asocian al silenciamiento que se produce en el gen.
La planta de tomate, que fue modificada mediante una interferencia en su ARN, tiene como transgén al mismo gen de la planta pero modificado, lo que la diferencia de otras especies transgénicas.
De esta forma, como no se introduce ningún agente extraño en la planta, “sigue manteniendo el propio gen en un estado nativo, inalterable, silenciando el transgén introducido para que también lo haga el endógeno”, explica Carrari.
Si bien el estudio se encuentra aún en una etapa experimental - porque llevarlo a la práctica en plantaciones resulta muy costoso-, el investigador afirma que es muy probable que esta estrategia pueda aplicarse en otras plantas: “Hay muchas especies que están siendo evaluadas por el efecto que produce este silenciamiento”, concluye.