Crónica de la fractura anunciada en el bloque de hielo Larsen C
Se desprendió uno de los bloques de hielo más grandes de la historia en la Antártida, de una superficie de 5.800 kilómetros cuadrados. El investigador del IAA Rodolfo del Valle dio su parecer sobre este fenómeno.
Agencia CTyS-UNLaM - Cuando avanzaba la formación de esta gran grieta, el doctor Rodolfo del Valle, coordinador del área de Ciencias de la Tierra del Instituto Antártico Argentino (IAA), indicó a la Agencia CTyS-UNLaM que el proceso “obedece a un proceso natural que no significa la desintegración de la barrera”.
“La ruptura no implica que aumente el nivel del mar, porque el hielo de las barreras está flotando y es un proceso normal de desprendimiento de un enorme témpano”, aseveró el doctor en Geología.
Según la experiencia de Del Valle, que se separe un gran bloque de hielo no es motivo de alarma. “Si la barrera se desintegrara en pequeños fragmentos, ahí sí tendríamos un problema, porque los glaciares que alimentan la barrera descenderían de nivel, con lo que podría aumentar el nivel del mar y, a su vez, podría ocurrir un desprendimiento masivo de metano”.
Una de las últimas campañas que ha dirigido Rodolfo del Valle en la Antártida consistió, justamente, en estudiar el gas metano contenido en los hielos permanentes y que está siendo liberado a la atmósfera como consecuencia del calentamiento global. Como un círculo vicioso, el gas metano liberado -25 veces más caliente que el dióxido de carbono- provoca el aumento del efecto invernadero.
El equipo de del Valle detectó escapes desde el fondo del mar durante la marea baja en la costa de la isla Marambio (64°15´S, 56°37´O), en el extremo Noroeste del mar del Weddell. En ese sitio, la profundidad del agua era de unos 1,5 metros y la temperatura de -1,6°C (el agua de mar por ser salada se congela a temperaturas bajo cero).
“Por lo pronto, no estamos notando un incremento brusco en el escape de metano, pero sí va en un pequeño ascenso, muy lento”, detalló el investigador del IAA. Y especificó: “El permafrost (suelo congelado) submarino sigue el curso normal, sin anomalías y la ruptura de este bloque en Larsen C no provocará liberaciones significativas de gas metano”.
Se terminó la grieta
La grieta en Larsen C se comenzó a formar hace más de 30 años. “Es un proceso normal, natural, no tiene que ver con el cambio climático; es lo que me indica mi experiencia”, aseguró Del Valle.
Según el investigador, esta ruptura se corresponde con lo que en glaciología se conoce como el proceso de “calving”, el cual determina la producción de enormes témpanos desde los bordes de las barreras de hielo y de los glaciares que terminan en el mar.
“Esto mismo ocurrió muchas veces, no solo con esta barrera conocida como Larsen C, sino también con la barrera de hielo Filchner en el seno del mar de Weddell”, ejemplificó el investigador. Y agregó: “Ahí, se situaba la base Belgrano 1 y la base norteamericana Ellsworth; las dos fueron abandonadas y salieron a navegar en tres enormes témpanos hace ya 30 años”. Uno de estos témpanos, el denominado A22-A, mantenía una superficie de 90 x 100 kilómetros en el año 2006.