Construir el mundo a través de teoremas
Pablo Groisman, investigador del CONICET y doctor en Matemática, comparte, en un libro de divulgación científica, los misterios y alcances de las herramientas matemáticas conocidas como teoremas. La vinculación con la cultura popular, por qué se puede ser poco solemne y, al mismo tiempo, muy riguroso con el contenido y los vínculos de la matemática con otras disciplinas científicas.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Las preguntas, con sus respectivas explicaciones y respuestas, se agolpan, al ritmo de números primos, reales, fórmulas y cálculos: ¿cuántas pizzas son infinitas porciones? ¿Puede un mono escribir las obras completas de Shakespeare? ¿Y dibujar la cara de Maradona? ¿Por qué tenemos doce notas musicales? Y acaso la más importante…. ¿Se le puede ganar al Tetris?
Todas estas cuestiones integran la obra Te regalo un teorema. Matemática para enamorar (Tanta Agua Editorial, 2022), en la que el matemático e investigador del CONICET, Pablo Groisman, da cuenta, en un tono ameno y entretenido, de los distintos misterios en torno a los teoremas y problemas matemáticos. Ilustrado por Gofel y con prólogo de la matemática argentina Alicia Dickenstein y de su colega español Eduardo Sáenz de Cabezón, la obra agotó su primera edición.
“Quería escribir un libro relajado, quitarle solemnidad a la disciplina. No hay que confundir rigurosidad con solemnidad, uno puede ser muy riguroso sin ser solemne, y al revés, podes ser muy solemne y estar fallando en el contenido, o decir cosas pocos serias”, advierte Groisman, doctor en Matemática con sede de trabajo en el Instituto de Investigaciones Matemáticas "Luis A. Santaló”.
Groisman cuenta que, al terminar la secundaria, su primera opción fue Comunicación Social, aunque, en un momento del CBC, hizo un viraje hacia las matemáticas. “Hubo una influencia muy importante de un profesor de secundaria, de que la matemática tenía algo más que lo que nos contaban de ella. Y es algo que nos pasa a muchos: entrar a la carrera y entender lo que es la matemática de verdad. Ahí es cuando desaparecen todas las dudas”, asegura, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
¿Cómo surge la idea de hacer esta obra de divulgación científica? Teniendo en cuenta que debe implicar todo un desafío el pasar de hablar a colegas del mundo científico a un público mucho más amplio
Es un desafío, sí, pero es buen desafío. En mi caso, a la divulgación para un público más amplio la tomo como parte de la tarea de investigación. Es decir, trato de verlo como parte del mismo proceso. Uno comunica para colegas, para estudiantes, y comunicar para públicos generales es sumamente interesante, y está bueno, además, ver todas estas instancias como facetas de un mismo proceso. Particularmente, lo del libro surgió casi como un “accidente”. En Twitter, en un día que había sido de mucha tensión política por algún evento puntual, se me ocurrió la idea de intentar “descomprimir” el clima en esa red social y subí un teorema. Y la gente se copó muchísimo, estuve durante un buen tiempo subiendo teoremas. A veces con su demostración, a veces no, contando el contexto, por qué era relevante, por qué me gustaba a mí, por qué le gustaba a la comunidad. Se generaron más de 80 teoremas, y el paso siguiente fue hacer el libro.
¿Cómo se puede definir al concepto de teorema, de una manera amena y fácil de comprender?
Si pensamos en la definición que da el diccionario, uno construye la matemática a partir de axiomas, una proposición tan clara y evidente que se admite sin demostración. A partir de estos axiomas, y utilizando razonamientos lógicos, uno puede deducir que otras cosas son ciertas. Y cada uno de estos saberes que uno deduce a partir de axiomas se llaman teoremas. Esa sería la definición de manual, que, con axiomas y teoremas podemos, a su vez, pensar y formular nuevos teoremas. Pero, personalmente, creo que un teorema es mucho más que eso: es la forma que tenemos los matemáticos de organizar nuestro conocimiento, es un hecho comunicacional. Cuando logramos entender algo, a eso lo llamamos teorema, lo publicamos y es una forma muy contundente y concisa de comunicar el conocimiento que incorporamos y de organizarlo.
¿Cómo ha sido la devolución, en líneas generales, de la obra? ¿Qué comentarios le han llegado?
Muy bien, estamos muy contentos con las devoluciones. La primera edición se agotó bastante rápido y pudimos ver que la gente se copa mucho con las ilustraciones y con el humor, creemos que ambos elementos ayudan bastante. Incluso, y es algo que nos sorprendió, notamos mucho interés de estudiantes de primaria y secundaria. Lograr enganchar a los chicos desde el lado del placer nos parece enormemente positivo. Desde luego, me encantaría que llegue más a las escuelas y poder pensar en algún proyecto vinculado a esas áreas. Será otro desafío a futuro.
¿Cómo ves, actualmente, la articulación de investigadores en Matemática en proyectos de investigación de otras áreas? En las Exactas y Naturales, pero también en las Sociales, la Economía…
Es esencial y completamente relevante. Por suerte, hay una tendencia a que haya cada vez más interacción. Y en ambos sentidos: que las matemáticas quieran involucrarse con otras disciplinas, y que otros campos acepten el involucramiento matemático. Es positivo porque, por ejemplo, hace unos 30 años las matemáticas no se involucraban con cosas que no tuvieran que ver estrictamente con problemas y aspectos puros de la matemática. Hay diálogos y articulaciones con proyectos de Exactas, pero también con la Biología y con la Química. Con la economía, hay una corriente muy matematizada de esta disciplina, aunque ellos también tienen sus propias discusiones internas sobre hasta qué punto matematizar y hasta qué punto no. Y las Ciencias Sociales también están incorporando cuestiones cuantitativas. En lo personal, considero que, si bien está bueno incorporar estas herramientas, hay que ir con cuidado y “saber frenar”, en el sentido de que los teoremas permiten sacar conclusiones a partir de supuestos, de ideas que uno planteó. Y, como las conclusiones se extraen a partir de supuestos, hay que estar dispuesto a discutir esos supuestos.