Adiós a La Niña
Organismos internacionales anunciaron el fin de esta fase, causante del déficit de precipitaciones y una sequía que, en Argentina, batió récords. ¿Qué pronostican los especialistas para los próximos meses? El sector productivo, expectante ante los posibles cambios.
Marianela Ríos (Agencia CTyS - UNLaM) - Llegó el otoño y atrás queda uno de los veranos más duros de la historia. Olas de calor extremo, escasez severa de lluvias y pérdidas millonarias en cultivos a lo largo y ancho del país fueron las postales que se repitieron en los últimos tres meses. El panorama era desalentador. Hasta que, con la despedida del período estival, llegó una gran noticia: La Niña también se marchó.
Se trata del fenómeno caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, en su fase fría. Lo anunciaron varios organismos internacionales que se encargan de realizar el monitoreo de las principales variables atmosféricas y oceánicas, entre ellos, la Nathional Oceanic and Atmopheric Administration (NOAA).
Según precisaron, el cambio de temperatura en la superficie del océano fue notable en varios puntos de medición en el Pacífico ecuatorial, principalmente en la llamada región “El Niño-3.4”, el área internacional de mayor referencia por su impacto en el clima global. “Pasó de estar por debajo de los - 0.5°C a estar por encima de los 0.1°C. Este calentamiento es el indicio de que nos despedimos de La Niña”, explicó Natalia Gattinoni, licenciada en Ciencias de la Atmósfera e integrante del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
Estas variaciones generan cambios en la atmósfera que se ven reflejados en los vientos y las precipitaciones. Allí, sostuvo Gattinoni, también se notaron modificaciones, lo que dio paso a otra fase del ciclo “El Niño Oscilación del Sur (ENOS)”: la neutralidad. Esta parte se caracteriza por presentar una temperatura de la superficie del océano entre el -0.5 y 0.5° C.
“Que sea neutral significa que no tiene incidencia en los patrones de lluvias y temperaturas, está inactivo. Entonces, podemos tener un año neutral cálido o más frío, según se acerque a esos parámetros de referencia, con o sin lluvias y con la participación de otros fenómenos climáticos. Es por eso que en esta fase tenemos poca certeza de lo que pueda pasar. Hay que valerse de otras herramientas para hacer los pronósticos a largo plazo”, precisó.
Ni una gota a la vista
La Niña que queda atrás fue una de las más largas de la historia, junto con las registradas en 1954, 1973 y 1998. Duró casi tres años (de agosto del 2020 a marzo del 2023) y, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), logró destacarse como el primer “episodio triple” de este siglo. A su paso, como una suerte de huracán, fue causando estragos. En Argentina, significó la peor sequía en 60 años.
El último informe de la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías reveló que la superficie afectada es de 173 millones de hectáreas y sumó un dato alarmante: de ese total, 19 millones ingresaron en la categoría “severa”, lo que se refleja un incremento del impacto sobre sistemas ganaderos, de cultivos y población.
“Lo que caracterizó a esta Niña fue lo extenso de la sequía, tanto en el plano temporal como geográfico. A veces hay sequía en algunas provincias, pero llueve en otras; eso fue lo que no sucedió, por lo menos desde la segunda parte del 2022, cuando todo se complicó aún más. Por eso, como nunca, tuvimos muchas consultas. ‘¿Cuándo va a llover en mi lote?’ Eso era lo que todos querían saber”, aseguró. Es que otro problema que se sumó es que los fenómenos de lluvia en esta última campaña se caracterizaron también por ser erráticos y espaciados en el tiempo.
El otoño más esperado
El último pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que data del 28 de febrero, estima que se espera una mayor chance de lluvias hacia el NOA y precipitaciones normales sobre el centro y oeste de Formosa, Chaco y este de Salta. Mientras que, en el centro-sur de Cuyo y centro norte de Patagonia, oscilan de normales a más secas, así como en el norte del Litoral.
El mayor inconveniente se presenta en el área central del país, conocida como la zona núcleo, por su importancia productiva. Allí no hay señal clara en ninguna categoría. En el mapa, figura con una franja blanca, que esperan, pronto, vaya tomando algún color, ya que este pronóstico a escala trimestral se actualizada una vez por mes, hacia el final.
“La región pampeana quedó en condiciones inciertas. Es una época complicada del año para saber lo que pueda ocurrir con el fenómeno ENSO hacia delante, por eso este periodo es conocido ‘La barrera de la primavera’, por el Hemisferio Norte, pero para nosotros sería la barrera del otoño. En este período hay pocas certezas de lo que puede ocurrir en la segunda parte del año”, lamentó.
Sin embargo, valoró que en los pronósticos a corto plazo se prevén lluvias, por lo que recomendó seguir de cerca esas proyecciones. “Esto nos da esperanza de que las precipitaciones se vayan normalizando hacia valores propios de la época en frecuencia y cantidad. Lo que sí ya es casi un hecho es que esas lluvias van a estar acompañadas de un trimestre entre normal a más cálido y marzo fue prueba de ello”, concluyó.