No culpes (solo) a la lluvia: se profundiza la pérdida de playas en la Costa Atlántica

Se estima que año a año se pierde, aproximadamente, un metro de acantilado o médano, producto de la erosión. ¿Las causas? El aumento del nivel del mar, la magnitud de las tormentas y las prácticas del manejo costero. Un especialista del CONICET analiza la situación actual y destaca la necesidad de una legislación integral en el territorio bonaerense.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) - Verano es sinónimo de playa. La temporada estival invita a miles de turistas que se acercan a la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires a descansar sobre su superficie arenosa. Sin embargo, en algunas localidades la disminución de espacio costero es alarmante y la foto de personas cada vez más juntas, como puntitos uno al lado del otro, es casi un clásico.

La pérdida de playas está relacionada a la erosión costera, que tiene varios factores intervinientes. Por un lado, está el climático: la recurrencia y magnitud de las tormentas extratropicales provenientes del sudeste que forman olas que rompen en la costa, además del aumento antropogénico del nivel del mar. 

“Hay una erosión generalizada en el norte de General Pueyrredón y sur de Mar Chiquita, pero también en la costa de Villa Gesell y Pinamar y ya está pasando que hay localidades del partido de La Costa, como Mar del Tuyú, Santa Teresita y Las Toninas que se están quedando sin playa”, precisa Federico Isla, investigador superior del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC- CONICET, UNMDP) a la Agencia CTyS-UNLaM.

Actualmente, Mar Chiquita es el territorio más perjudicado. Se calcula que ya perdió casi seis metros de playa en los últimos años. Esto, según Isla, se debe a que es donde empieza la costa blanda, la plataforma es angosta y las olas llegan con más energía.

Un incremento que enciende las alarmas

En este contexto de pérdida de playas, el cambio climático se lleva gran parte de protagonismo. Es que el calentamiento de los océanos conlleva la expansión térmica de sus aguas. Este escenario, sumado al deshielo de los glaciares y la fusión de los mantos de hielo, acelera la subida del nivel del mar.

En los registros de marea de todo el mundo, desde 1993 se puede observar un aumento antropogénico de la misma. Por ello no sorprende -pero sí preocupa- la reciente noticia del desprendimiento del témpano más grande del mundo en la Antártida, que navega por estos días a la deriva por el océano.

“Lo que prevé el Panel de Cambio Climático (IPCC) es que el nivel del mar se va a incrementar. La incógnita es cuánto va a aumentar para el año 2100. Muchos municipios ya tienen problemas por esto y se espera que las sudestadas del Atlántico sur sean cada vez más intensas y recurrentes”, alerta el investigador del CONICET.

Según alertó el investigador del CONICET, localidades del partido de La Costa, como Mar del Tuyú, Santa Teresita y Las Toninas están sufriendo la pérdida de playas. Foto: Gentileza del investigador

El factor humano, otra de las problemáticas

El uso que hacen las personas de las playas también impacta considerablemente en el proceso erosivo y acelera la pérdida de costas. Según Isla, muchos lugares tienen inconvenientes por la extracción de arena, una práctica recurrente fuera de temporada. Además, se realizan obras de defensa que originan que otras zonas se queden sin aportes de este material.

Por otra parte, los balnearios también aportan su cuota. “Cuando empieza la temporada, los concesionarios comienzan a mover arena y desplazarla de las zonas más altas de la playa a las más bajas, que pueden ser afectadas por las olas y tormentas”, precisa el doctor en Ciencias Naturales.

A ello se le suma el “descontrol” de los vehículos conocidos como todoterrenos, principalmente en partidos como los de Villa Gesell, Pinamar, Tres Arroyos y Necochea, que ingresan a las playas y modifican la superficie costera. “Lo que ocurre es que entran de a cientos y cuando sube la marea, la arena se ha movilizado. Así es más fácil que se produzca la erosión por efecto de las olas”, alerta Isla.

Según Isla, muchos lugares tienen inconvenientes por la extracción de arena, una práctica recurrente fuera de temporada. Foto: Gentileza del investigador

Una legislación que cuide las playas

La parte normativa de esta cuestión es, según Isla, una “asignatura pendiente”. En principio, no se tiene en cuenta las consecuencias del incremento e intensidad de las precipitaciones extratropicales. Esta cuestión no es exclusiva de Argentina, ya que otros países de Sudamérica tampoco suelen prestarle atención. “Por eso, tenemos una Red Latinoamericana de Erosión Costera”, aclara.

También ocurre que existen normas que no se cumplen y los efectos están a simple vista: casas al borde del derrumbe por la desaparición de las playas. “Tenemos lugares donde ya no se está perdiendo solo patrimonio público, sino privado, como en el partido de La Costa, Monte Hermoso, Necochea y Mar Chiquita”, puntualiza.

En estos casos, las normativas vigentes que deberían intervenir son el Decreto Ley 8912 que pauta restricciones de ocupación para la ampliación de loteos y el Decreto 3202/06. Este último es optativo para las municipalidades que adhieran y fija justamente que, para la ampliación de núcleos urbanos, haya áreas de reservas donde no se pueda construir.


Para Isla, una regulación responsable y acorde a la situación actual implicaría la sanción de la Ley de Manejo costero integral en la provincia de Buenos Aires. Las claves son dos: establecer normas más estrictas, por un lado, en cuanto a la delimitación de los lugares donde hay erosión crítica y, por el otro, sobre la movilización de arena.

“La Provincia, que es la que tiene el dominio de las playas, debería legislar para tratar estos problemas que estamos viendo. A todo lo que hablamos se le suma que hacen enquinchados para retener arena que después no devuelven a la orilla, concesiones balnearias en un largo de costa muy exiguo y excesos hídricos en zonas de playa como ocurre en Villa Gesell cada vez que llueve con un drenaje desde la Avenida Tres”, detalla.


La contaminación, otro foco de problemas

El investigador del CONICET alerta sobre una problemática que en los últimos años creció exponencialmente: la contaminación de balnearios. “Se están vertiendo desechos urbanos en zonas de baño como en el sur de General Pueyrredón y no hay control de la concentración de coliformes. ¿De qué sirve preocuparnos por tener playas, si no vamos a cuidar la calidad sanitaria de ellas?”, reflexiona.