50° aniversario de la muerte de Perón: entre el rol de los sindicatos y el reordenamiento del clima político
Un investigador del CONICET analiza el contexto del fallecimiento del líder peronista y los impactos inmediatos en la vida política y social. Además, desmenuza el rol de los otros actores sociales y por qué el peronismo, en aquella época, parecía contener “a toda la política nacional”.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- “Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que es, para mí, la palabra del pueblo argentino”.
La Plaza de Mayo está completamente desbordada, como tantas otras veces, ante el discurso del único hombre de la política argentina en ser elegido tres veces como presidente de la Nación. Pero lo que ninguno de ellos sabe - ¿o tal vez él ya lo sospecha? – es que se trata de la última vez de la comunión del líder y las masas. Ese 12 de junio de 1974, un Juan Domingo Perón ya aquejado por varias dolencias, que había pasado 18 años proscripto y que había vuelto al país pocos meses antes para un nuevo mandato, se dirige, por última, vez al pueblo.
19 días después, alrededor de las 13 horas del 1 de Julio de 1974, el mandatario e ícono político fallecía en la residencia presidencial de Olivos: cerraba un período clave en la historia argentina y, al mismo tiempo, se iniciaba otro, igual de complejo, con la inmediata asunción de la vice, Isabel Martínez de Perón.
Para Darío Dawyd, doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET, aquellos meses previos a la muerte de Perón se vieron marcados por los intentos de sostener un pacto social, la ruptura del creador del PJ con los movimientos de la juventud peronista y un creciente protagonismo de los sindicatos, sector que había sido clave en la conformación del movimiento peronista.
“Sin duda alguna, su muerte desorganizó la vida política del país. La desaparición física de quien todos coinciden en señalar como la gran figura política de esas últimas tres décadas afectó a todo el espectro de la política y la sociedad”, remarca Dawyd, docente del Departamento de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional de La Matanza, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
¿Qué factores y cuestiones hay que tener en cuenta para entender el contexto político y social de Argentina al momento de la muerte de Perón?
En el contexto político y social de Argentina, los principales factores eran el intento del Gobierno por sostener una política fundamental, que era el pacto social, y la renegociación del acuerdo entre empresarios y sindicatos que, a comienzos del 1974 y con la intervención de Perón, habían acordado nuevos aumentos de salarios, precios y tarifas. Otro aspecto es la ruptura del 1 de Mayo, en la Plaza, con las organizaciones de la juventud radicalizada y, a su vez, el crecimiento persistente de conflictos laborales durante estos meses. Es importante también recalcar el ámbito internacional. Por un lado, la crisis de petróleo, y, por el otro, que Estados Unidos se retiraba paulatinamente de Vietnam y empezaba a reorientar su mirada intervencionista en los regímenes latinoamericanos.
¿Cuál fue la respuesta de los sindicatos, ante la desaparición de esta figura política?
Los sindicatos fueron uno de los grandes sectores que se volvieron influyentes tras la muerte de Perón. Pero hay que decir, también, que lo fueron a posteriori. El sector que primó, en el contexto inmediato, fue el entorno de José López Rega, por ese entonces ministro de Bienestar Social. El sindicalismo, durante julio, tuvo una etapa de reorganización. Hubo una disputa entre los sectores que sostenían que el sindicalismo era una rama más del peronismo y debía cumplir los compromisos con el Gobierno, tal como se venía haciendo durante todo el año anterior, al sostener el pacto social. Otro sector del sindicalismo, en cambio, lo definía como un factor del poder, con la necesidad de participar en la toma de decisiones.
¿Qué desenlace tiene esa disputa o interna?
Finalmente, este último sector, el de los gremios como factor de poder, es el que triunfa en el congreso de la CGT. Allí se consolida la figura fundamental de Lorenzo Miguel, gremialista del sector metalúrgico. Al margen de estos grupos, que conformaban el núcleo del sindicalismo, también se profundiza el desarrollo de sectores combativos y clasistas dentro del sindicalismo. Serán una oposición sindical crecientemente perseguida con el correr de los meses y los años.
En líneas generales, ¿cómo se reorganizó la vida política, a partir de la muerte de Perón?
Habría que decir, en todo caso, que, luego de la muerte de Perón, se desorganizó la vida política. El grueso del sindicalismo, a través de la CGT, buscó recuperar su lugar como actor político y social, lo que va a chocar, con el correr de los meses, con el pacto social y con los actores que, en el entorno de Isabel de Perón, comenzaron a influir en la vida política ante la muerte de Perón. Por otro lado, los actores radicalizados del peronismo también profundizaron una política armada, ya sueltas las ataduras con el Gobierno que habían tenido a través de la propia figura de Perón.
"La Argentina llora a un líder excepcional. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable".
Rodolfo Walsh
¿Qué otros actores sociales se vieron impactados o afectados por el fallecimiento del presidente de la Nación?
La muerte de quien todos coinciden en señalar como la gran figura política de esas últimas tres décadas afectó a toda la política y la sociedad. Muchos autores que estudian ese período se concentran en el impacto del peronismo, porque parecía contener, en todas sus contradicciones, a toda la política nacional, desde la electoral hasta la política armada. También debemos mencionar, como algo muy simbólico, la posición de la segunda fuerza política, el radicalismo, dirigido en ese entonces por Ricardo Balbín. Hubo un compromiso y apoyo de todos los partidos políticos del momento al Gobierno, que seguiría con Isabel Martínez como presidenta, para garantizar la permanencia de las instituciones.
Darío Dawyd es doctor en Ciencias Sociales, investigador adjunto del CONICET -con sede de trabajo en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales- y docente de la Universidad Nacional de La Matanza. Investiga sobre la proyección política del sindicalismo peronista desde 1943 y las prácticas y representaciones del sindicalismo y el peronismo entre 1955 y 1976. Además de numerosos artículos científicos, ha publicado, entre otros libros: Si trabajo me matan. Las huelgas metalúrgicas en La Matanza en 1974 (2017) y Sindicatos y política en la Argentina del Cordobazo: el peronismo entre la CGT de los Argentinos y la reorganización sindical (1968-1970) (2016).