Ciencia horizontal: un espacio para compartir experiencias
Alrededor de 80 becarios y becarias de distintos institutos y universidades participaron de las primeras Jornadas de Jóvenes Bionanocientíficos y Bionanocientíficas, en la UNSAM. Allí, expusieron sus líneas de investigación y debatieron sobre dinámicas de trabajo, además de intercambiar técnicas y saberes.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Lo que surgió primero de manera informal, con dos becarios charlando en medio de un cumpleaños sobre experiencias de investigación y las dificultades para establecer vínculos con otros grupos, se transformó en una jornada académica con más de 80 participantes, que compartieron sus líneas de investigación y discutieron problemáticas del área.
El evento, con lugar en la Universidad Nacional de San Martín, constituyó la Primera Jornada de jóvenes Bionanocientíficos y Bionanocientíficas (JOBION). Allí, becarios y becarias de distintas universidades e institutos científicos presentaron trabajos en el área de nanofabricación, ingeniería de moléculas biológicas, nanomedicina y biosensado, entre otros tópicos.
“La iniciativa surgió a raíz de darnos cuenta lo difícil que es conocer a otros grupos que trabajan en la misma área, qué accesos a equipamientos y técnicas nuevas tenían o cómo es su dinámica laboral en el día a día- cuenta Victoria Guglielmotti, becaria del Laboratorio de Biosensores avanzados de la UNSAM y una de las organizadoras del evento-. Así, decidimos armar este encuentro, para ir armando nuestras propias redes de colaboraciones”.
Las expectativas fueron altamente superadas: en principio los organizadores esperaban no más de 30 personas, pero se terminaron anotando alrededor de 120. “Vinieron muchos becarios y para ellos es sumamente importante, sobre todo para los que recién están empezando su doctorado y se preguntan quién más está trabajando en su área. Y, muchas veces, la respuesta que uno necesita está más cerca de lo que uno piensa”, asegura Guglielmotti.
La dinámica de la jornada tuvo una organización algo distinta a lo que se acostumbra a ver en los clásicos congresos o reuniones académicas. “Al ser un evento nuevo, la dinámica se armó en función a las necesidades de los becarios. Eso hizo que no haya grandes charlas plenarias, sino la presentación de líneas de trabajo y posibilidades de colaboración en ámbitos más informales”, agrega la becaria, cuyo laboratorio, que funciona dentro del Instituto de Nanosistemas, está principalmente orientado al diseño de dispositivos para diagnóstico médico.
“La experiencia fue muy enriquecedora, no sólo porque se tocaron temas muy distintos y de diferentes disciplinas, sino porque se generaron muchos contactos y nuevos núcleos de colaboración”, aporta Javier Gasulla, investigador asistente del CONICET que presentó el proyecto de SensAr, un biosensor de arsénico que sea fácil de usar, seguro y rápido, para poder identificar la presencia de este elemento en el agua.
“Presentamos dos modelos del proyecto: uno que tiene bacterias genéticamente modificadas que producen una enzima que hace que el agua tome un color azul en presencia de arsénico. El otro tiene otra dinámica ya que no tiene bacterias. Ambos modelos tuvieron muy buenas respuestas durante las jornadas”, detalla Gasulla, que, si bien se desempeña en el Centro de Investigaciones del Medioambiente, de la UNLP, presentó este proyecto por el recientemente creado Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3), de la Universidad de Buenos Aires.
“Lo interesante es que la iniciativa surgió entre los estudiantes, por lo que las lógicas y las agendas fueron distintas. Esperemos que, a partir de esta experiencia, se genere una comunidad que vaya creciendo, con un espíritu horizontal para poder compartir experiencias y saberes”, concluye Gasulla.