Una puerta prehistórica hacia la divulgación…y las infancias
La paleontóloga Cecilia Apaldetti recibió el premio “Científicas que cuentan”, una iniciativa del MINCyT y la Embajada de Francia en Argentina que busca distinguir la comunicación pública de la ciencia hecha por investigadoras. En esta entrevista, analiza la perspectiva de género en sus actividades, sus comienzos en la divulgación y por qué la paleontología llega tanto al público infantil.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Hay momentos que marcan, inesperadamente, un antes y un después en las trayectorias. Cuenta Cecilia que, en su historia personal, la puerta de la divulgación científica se abrió a partir del descubrimiento del Ingentia prima, un dinosaurio (¿o dinosauria?) saurópodo que representó la primera evidencia de gigantismo de la vida en la Tierra. Primera autora de ese trabajo científico que, en 2018, dio la vuelta al mundo, la científica empezó a incursionar de lleno en la comunicación de la ciencia.
Cecilia es Cecilia Apaldetti, investigadora del CONICET en el CCT-San Juan y paleontóloga de reconocida trayectoria investigativa que, el pasado martes, sumó un importantísimo galardón: el premio “Científicas que cuentan”. Iniciativa organizada entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), el Institut Français d’Argentine y la Embajada de Francia en Argentina, el reconocimiento se propone distinguir a mujeres del sector científico-tecnológico que realizan una comunicación pública de la ciencia con perspectiva de género y diversidad.
“Sin dudas, este premio, como todo reconocimiento, te ayuda a darte una idea de que vas por buen camino y, además, te entusiasma y te motiva a seguir comunicando. Al mismo tiempo, me genera una responsabilidad y un compromiso social muy importante porque, en el caso de la paleontología, estamos hablando de una disciplina que llega mucho a las infancias”, destaca Apaldetti, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
La ceremonia, llevada a cabo en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), del Polo Científico Tecnológico, contó con la participación del titular del MINCyT, Daniel Filmus, la embajadora de Francia ante la República Argentina, Claudia Scherer-Effosse, y la presidenta del CONICET, Ana Franchi.
Apaldetti, según indicó el comunicado oficial, recibió este premio “por su destacada labor en comunicación, no solo en difusión sino también en producción de contenidos con una marcada perspectiva de género y un alto grado de originalidad”.
“Teniendo en cuenta que el sistema científico argentino es nacional, es sumamente importante que la comunidad científica le cuente a la sociedad todo lo que hace, para que haya mayores y mejores vínculos y se pueda comprender su importancia”, destaca la flamante galardonada, quién, además, es integrante de la Asociación Paleontológica Argentina (APA). “Este premio es mérito de muchas instituciones y organismos, desde la educación pública y la APA hasta CONICET y la Televisión Pública. Debemos seguir fomentando la comunicación pública de la ciencia”, resalta.
Comentabas que hay un vínculo muy importante entre la paleontología y las infancias. Imagino que debe ser un intercambio muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que es un público sumamente curioso…
¡Claro! De hecho, se suele decir que la paleontología es el primer acercamiento de los niños y niñas con la ciencia: muchas veces, se hacen las mismas preguntas que los científicos –“qué comían los dinosaurios, cómo vivían, si tenían sangre caliente o sangre fría”-, es decir, hacen interrogantes con un criterio muy similar al científico. Y ese aspecto me parece sumamente interesante: que, a partir de la divulgación, se pueda alimentar la curiosidad y el sentido crítico de un niño. La experiencia del intercambio con un investigador o científica puede dejar algo en esa persona.
Y, en el caso de la paleontología, contamos con una importante base para divulgar, con los recursos con los que cuenta Argentina…
Sí, totalmente. Argentina es un yacimiento fosilífero en sí mismo: en cualquier rincón del país contas con algún tipo de yacimiento que te puede aportar información, ya sea de alguna edad o de algún momento de la historia evolutiva del planeta. Implica una enorme cantidad de información de muchísimas especies de animales y plantas, lo que permite, a su vez, el trabajo de distintas ramas y disciplinas de la paleontología. Realmente, Argentina es un país privilegiado, en este sentido.
¿Sentís que el desafío está en resignificar la paleontología más allá de los dinosaurios?
Sí. La paleontología, como campo en sí mismo, corre con ventaja por la fascinación y el interés que despiertan los dinosaurios. Pero, más allá de eso, el área de la paleontología es vastísima, incluye todo tipo de saberes y ramas específicas, con muchísimos hallazgos ya hechos y que están esperando ser estudiados. A la par, desde la paleontología se podrían articular con otras actividades de tipo económica-sociales, como es el caso del turismo científico. Es una experiencia sumamente atractiva, destinada tanto a infancias, gente joven como tercera edad y que el país, de a poco, empieza a comprender su importancia y a sumar experiencias.
¿Qué importancia le asignas, en tus actividades de divulgación, a la perspectiva de género?
Está desde el comienzo, en mi caso, con el descubrimiento de Ingentia prima. Tradicionalmente, los nombres de dinosaurio se bautizan en masculino, aunque difícilmente pueda saberse el género de un esqueleto. Cuando dimos a conocer ese hallazgo, que fue parte de mi beca postdoctoral, el hecho de ponerle nombre femenino y de que fuera una paleontóloga una de las autoras principales del trabajo transgredió los límites de la comunidad científica y rompió muchos paradigmas. Desde ese momento, comencé a hacer un montón de notas y dándole cada vez más lugar y más importancia a la divulgación. Y en cada espacio que tengo, ya sea en entrevistas o en las columnas en La liga de la ciencia (Televisión Pública), destaco la importancia de que las mujeres también pueden ser paleontólogas y muestro el trabajo de colegas mujeres.
¿Tenés alguna experiencia o anécdota que te haya marcado, en este camino de la divulgación?
Bueno, justamente cuando publicamos el trabajo sobre Ingentia, en los primeros meses y en medio de la vorágine de entrevistas, recuerdo que empecé a recibir un montón de mensajes de las redes sociales. Y muchos de esos mensajes eran de mujeres -mamás, abuelas, tías, maestras- contándome que sus hijos, nietos o estudiantes habían visto la nota y charlaban y se hacían preguntas sobre el hallazgo. En mi cabeza fue una suerte de “click”, porque eran mujeres comprometidas en vincular un resultado científico con ese público infantil. Es decir, si en alguna casa hay una abuela charlando con su nieto sobre cómo era o qué comía un dinosaurio, en definitiva, están hablando de un resultado científico. Y ese escenario es el que marca la responsabilidad social con que se debe hacer esa comunicación de la ciencia.
RECONOCIMIENTOS
Además de Apaldetti, fue distinguida, en la categoría estímulo, la ingeniera química y docente, Nicole Seinhart. También hubo cuatro menciones, que fueron para la arqueóloga Vivian Scheinsohn y la bióloga Mariana Sanmartino (en la categoría trayectoria), y la comunicóloga Florencia Yanniello y la bióloga Karina Speziale (en la categoría estímulo).