Avanzan en el desarrollo de turbinas para abastecer de electricidad a comunidades del norte del país
Un equipo de ingenieros fabrica microturbinas hidráulicas que permiten obtener energía limpia a bajo costo, mediante una corriente de agua. Se instalarán, en primera instancia, en el Paraje Paraíso, un pequeño pueblo ubicado en Misiones donde no cuentan con tendido de electricidad corriente.
Agustina Lima (Agencia CTyS-UNLaM) - Especialistas de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), en conjunto con la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), implementarán en una comunidad del norte argentino una serie de microturbinas hidráulicas que permite mejorar el rendimiento de las turbinas convencionales. Generan energía suficiente como para abastecer electrodomésticos pequeños o cargar celulares, además de ser de bajo costo y amigable con el ambiente.
El magíster Luis Fauroux, co-director del proyecto, mencionó a la Agencia CTyS-UNLaM: “Durante el 2020 y 2021, desde el equipo propusimos hacer un prototipo de turbina, a través del cual podríamos ofrecerle a la comunidad del Paraje Paraíso una pequeña solución, para, aunque sea, atenuar un poco su demanda energética”.
El Paraje Paraíso, ubicado a unos 200 kilómetros de Puerto Iguazú (Misiones), se caracteriza por ser una zona rural poco poblada, similar a áreas aledañas a los parques nacionales en el sur del país. Allí, la demanda energética es alta debido a que el abastecimiento de electricidad depende exclusivamente de métodos como motores de combustión interna (generadores a nafta) o bien garrafas de gas licuado.
En este sentido, Fauroux indicó: “Cada turbina puede generar hasta un kilowatt por hora, lo cual es suficiente para abastecer una o dos familias con demandas secundarias, como pequeños electrodomésticos, una heladera, carga de baterías y dispositivos móviles. Al ser de bajo costo, cada hogar puede tener su propia turbina y la inversión se recupera rápido”.
“La ventaja de estos dispositivos es que, como no dependen de la energía solar, durante todo el día funcionan tranquilamente, ya que mientras haya caudal de agua se puede producir energía. Para ello, no se precisa armar un dique, sino, simplemente, contar con una buena ubicación para que se pueda anclar la turbina y gire con el movimiento”, continuó el investigador del Departamento de Ingeniería e Innovaciones Tecnológicas (DIIT-UNLaM).
El investigador aseguró que esta misma tecnología podría implementarse también en barrios privados o clubes que quieran tener sus espacios comunes iluminados toda la noche: “Durante el día, por ejemplo, un country utilizaría el agua para regar, teniendo en cuenta que siempre la idea es sacar el agua de un río que esté circulando permanentemente, por la noche esa energía generada abastece la iluminación, lo cual se suma a los beneficios ya mencionados, siempre de una forma sustentable”.
Por otra parte, desde el equipo explicaron que, en La Matanza y otras zonas de Buenos Aires, la misma tecnología sería más difícil de implementar, porque los ríos de llanura tienen baja velocidad y, para que una turbina genere energía, se necesita de una velocidad más alta. “En el norte, al haber más potencia, es algo que prácticamente funciona solo”, destacó Fauroux.
Desarrollo de los motores y puesta en funcionamiento
“Lo que hicimos fue, primero, clarificar los objetivos, ver de qué manera podíamos lograrlos, qué recursos disponíamos. Una vez que concluimos esa etapa, compramos los materiales y comenzamos a armar la estructura básica del equipo, para pasar a los componentes eléctricos y las pruebas, porque, por ejemplo, hay componentes que no pueden mojarse y esto es algo que va a ir en el agua, así que es todo prueba y error”, detalló el estudiante de la carrera de Ingeniería Mecánica, Alejandro Moscato.
Por su parte, Mariano Capeans, estudiante de la misma carrera, continuó: “Luego, a partir de los valores que nos dio de referencia Luis (Fauroux), diseñamos la turbina. Tuvimos que cortar algunas piezas en láser, otras fueron impresas en 3D, ya que algunas son muy particulares. Lo primero en el armado fue la creación del eje, que se mandó a mecanizar y lo último, en la parte inferior, se ubicó el volante magnético de una moto Zanella, que es lo que genera la corriente eléctrica a través del movimiento de la turbina”.
Asimismo, Juan Pablo Vázquez, también estudiante y partícipe del proyecto, especificó: “Respecto al financiamiento, contamos con un presupuesto total de 30 mil pesos para todo el proyecto. El armado total de la turbina, ya con los elementos a nuestra disposición fue de 30 horas aproximadamente, con el beneficio de que la mayoría de los materiales son de fácil acceso, como caños de PVC, cables tipo taller (contra llamas) y elementos de tornillería, entre otros”.
“El mejor momento fue cuando la turbina giró por primera vez y pudimos prender una lamparita, ahí es cuando confirmamos que esto realmente puede funcionar y ser útil para muchos”, resaltaron los alumnos, al mismo tiempo que destacaron la importancia del estudio, por la posibilidad de generar energía limpia con un impacto ambiental bajo.
Además de la fabricación del prototipo, el equipo trabaja en articulación con el Doctor en Física, Pablo Rinaldi, investigador en la Universidad Nacional de los Comechingones (UNLC) de la provincia de San Luis, quien estuvo a cargo de la modelización, los cálculos y diagramas.
La universidad como agente activo en la sociedad
“Hay docentes de la UNLaM que están radicados en Misiones, quienes son nuestro vínculo con la UNaM para que trabajemos juntos. Lo bueno es que ellos ya cuentan con experiencia en el área de lo fluvial; entonces, simplemente, les transferimos la modelización y pueden allí aumentar la escala de la turbina, es decir, pasar a modelos más grandes según las necesidades de la población local”, dijo el co-director del proyecto.
Por su parte, Moscato resaltó: “Si bien se dificultaron algunas cuestiones por la pandemia, como la compra de materiales, o reunirnos para fabricar la turbina, pudimos sortear los obstáculos y ahora esperamos que esto se siga amplificando, que haya más proyectos”.
“Los ingenieros siempre tratamos de buscar soluciones. En nuestro caso particular, son soluciones a baja escala, porque se requiere de menor presupuesto. La realidad es que quizás no resuelven por completo el problema, pero ayudan a atenuar esas demandas. Por eso, intentamos brindar respuestas en el corto plazo y de manera sencilla a aquellas personas que no tienen recursos y que, con esta novedad, puede cambiarles su forma de vida por completo”, concluyó Fauroux.