Abrazo simbólico contra un recorte que no cesa
Miles de investigadores, docentes y becarios se congregaron en el Polo Científico en repudio a la decisión del Gobierno de que el Ministerio de Ciencia y Tecnología se convierta en Secretaría. Fuertes críticas a las políticas actuales y alarma por un "panorama desolador".
Agencia CTyS-UNLaM- Ni el más pesimista de los científicos podía imaginar un peor arranque para la Semana de la Ciencia y la Tecnología: en horas de la mañana, el Presidente de la Nación Mauricio Macri anunció la decisión de degradar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a secretaría, que pasará a depender del Ministerio de Educación.
Ante este escenario, miles de científicos, investigadores, docentes y becarios se congregaron esta tarde en el Polo Científico Tecnológico, en Palermo, para hacer un abrazo simbólico en repudio a las medidas tomadas, a las políticas científicas actuales y al pronunciado vaciamiento de la Ciencia y Tecnología nacionales.
La jornada fue organizada por distintas organizaciones de amplio espectro ideológico en el transcurso del último fin de semana, cuando el pasaje de 21 ministerios a nueve todavía no era oficial. Esta tarde, tras los anuncios del jefe de Estado y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, los investigadores se agolparon en las puertas del Polo Científico Tecnológico, para realizar un abrazo simbólico al edificio y repudiar, así, las medidas de ajuste.
Con proclamas como “La ciencia está viva” y “Los trabajadores estamos de pie”, el abrazo simbólico contó con varios oradores, quienes criticaron duramente la decisión del Gobierno de modificar el estatuto del Ministerio para transformarlo en Secretaría y las políticas científicas tomadas desde 2015. También exigieron un freno al recorte de presupuestos y de fondos destinados a las investigaciones.
Dora Barrancos, doctora en Historia e integrante del Directorio del CONICET, llamó a la resistencia. "No le vamos a poner un acta de defunción al MINCyT-reclamó-. Fue un proyecto luminoso, no solo de investigadores e investigadoras, sino del conjunto de la sociedad argentina. Pensamos que no se iban a atrever a tanto, pero se atrevieron".
Otro de los expositores destacados fue Roberto Salvarezza, ex presidente del CONICET y actual Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires, quien destacó la calidad y el trabajo de los investigadores argentinos y se lamentó por el panorama actual. “A esta situación de no tener un plan de futuro, porque sin ciencia ni tecnología no hay proyecto de país, nos lleva el Fondo Monetario Internacional, los países capitalistas y desarrollados que se van a llevar nuestras riquezas”, denunció.
El investigador, además, se mostró crítico con el ahora secretario de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, a quien calificó de “responsable” y de ser “ahora, simplemente, un secretario, un gestor de este Gobierno”, a la vez que prometió que, para 2019, “se va a dar vuelta esta página negra de la historia, vamos a luchar todo lo que haya que luchar para volver a tener un Ministerio de Ciencia y Tecnología”.
Luego del abrazo simbólico, los miles de investigadores recorrieron las calles que separan al Polo Científico Tecnológico de la avenida Santa Fe para cortar la calle y continuar allí la protesta.
Un panorama desolador
Frases en los carteles y pancartas, como “La Ciencia no se toca” o “No a la destrucción de la ciencia argentina”. O comentarios entre los manifestantes, como “En mi Instituto no hay ni papel para imprimir los proyectos” o “Tuvimos que hacer una vaquita entre todos para pagarle la estadía a una científica que había venido del extranjero, como parte de un acuerdo bilateral de investigación, porque nunca llegaron los fondos del Estado”. La marcha y posterior corte de calle aglutinó miles de pequeñas historias que forman parte de la delicada situación en la que se encuentra la ciencia argentina hoy.
“El panorama es desolador, muy crítico”, afirma Inés Nercesian, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del CONICET, quien forma parte del espacio Científicos Universitarios autoconvocados de Buenos Aires, en el Frente Federal. “Sabíamos que este escenario era una posibilidad, la amenaza de achicamiento del Ministerio venía prácticamente desde que asumió este Gobierno. Por eso es que nunca dejamos de dar lucha y, por supuesto, la idea de la comunidad científica es seguir en alerta y movilización”, resaltó.
En la misma línea, Roxana Toriano, también investigadora del CONICET e integrante del grupo Científicos Universitarios autoconvocados, calificó a la jornada como “una especie de muerte anunciada”. “Este recorte nos afecta a toda la comunidad científica y a la universitaria también. Simbólicamente, lo que implica que el Ministerio de Ciencia pase a ser una Secretaría es decirle al pueblo argentino que la ciencia y la tecnología dejaron de ser prioridad para el Gobierno, al igual que la Cultura, la Salud y el Trabajo”, denunció la académica, quien además es docente en la Facultad de Medicina de la UBA.
Como contrapartida, ambas investigadoras rescataron la unidad de los investigadores ante políticas de esta naturaleza. “Si miras hoy, vinieron agrupaciones de todos los colores políticos. Eso es algo que hemos trabajado con mucho esfuerzo y mucho compromiso”, resaltó Nercesian, mientras que Toriano subrayó que, con la convocatoria, “queda demostrado que hay una masa crítica totalmente dispuesta a defender la ciencia y tecnología que este país es capaz de dar”.
Una historia con principio feliz y final incierto
La cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva había sido creada el 10 de diciembre de 2017 por iniciativa de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Este pasaje de Secretaría a Ministerio supuso, entonces, una mayor jerarquía presupuestaria para el sector, que se tradujo en un crecimiento de la planta del CONICET y un incremento en el financiamiento de proyectos I+D, en el marco del Plan Argentina 2020.
El Doctor Lino Barañao estuvo al frente del ministerio desde sus inicios. Sin embargo, su postura en relación a las políticas implementadas cambió junto con la presidencia en 2015, lo que se tradujo en un fuerte apoyo del funcionario a las medidas de ajuste presupuestario, como el recorte de ingresos al CONICET y la disminución en la cantidad de becas.
El Polo Científico Tecnológico –donde funcionan el CONICET, el ahora ex MINCyT y varios Institutos internacionales- fue escenario de manifestaciones y varias tomas pacíficas por parte de becarios que, pese a haber sido recomendados para el ingreso al CONICET, su solicitud había sido rechazada. Las negociaciones para determinar el futuro de cerca de 500 científicos fueron el comienzo de una grave crisis institucional en el sistema de ciencia y técnica, al que se suma el reclamo de docentes universitarios.