El arte de narrar y compartir la ciencia
Tres escritores, con diversas y enriquecedoras experiencias en divulgación científica, compartieron sus miradas y testimonios en una jornada en la Feria del Libro, organizada por el CONICET. Pasión por la ciencia...y también por divulgar.
Agencia CTyS-UNLaM- De entrada, la propuesta sonaba interesante: tres escritores con gran trayectoria en divulgación científica que compartirían sus experiencias, con la Feria del Libro como escenario. Y vaya que no defraudó, porque la Jornada Federal de Periodismo Científico, organizada por el CONICET, dejó experiencias, visiones y perspectivas de ese complejo mundo que es el contar la ciencia.
Los oradores al evento, así, abordaron varias aristas de esta rama de la comunicación. Paula Bombara, bioquímica y escritora de ficción, narró sus experiencias como directora de la colección de divulgación científica "¿Querés saber?", en la editorial EUDEBA. "El objetivo principal es contarles a los chicos qué hace un científico todos los días. Presentarlo como una persona normal que hace su trabajo, no como un ser alejado de la realidad y de la sociedad", aseguró la científica.
La lista de libros publicada en esta colección es extensa, suma más de 40 títulos. "Cada año, visito alrededor de 40 escuelas y siempre surge el tema de la divulgación. Muchas veces, de esas mismas inquietudes de los chicos surgen temas para los libros, como fue en su momento el de Genética", detalló Bombara, cuya última novela publicada es Lo que guarda un caracol (2016).
Esteban Peicovich, por su parte, compartió sus experiencias como periodista en Clarín y La Razón, donde creó y dirigió los suplementos culturales “Ayer, Hoy y Mañana” y “Ciencia Viva”. "Uno de los trabajos que más recuerdo es un libro que sacamos por los 150 años de la Independencia del 9 de Julio, en 1966. Era un libro donde cada página representaba un año y hacíamos un resumen las noticias más importantes".
En un tono más nostálgico y sentimental, Peicovich recordó a su maestra de primaria, Herminia, quien les hablaba de las maravillas y curiosidades del país. "Esa maestra nos hablaba del feldespato, de la mica, de minerales de nuestra tierra. Y lo hacía con tanta pasión que contagiaba, al punto tal que esos términos me acompañaron toda mi vida", reflexionó.
Retomando su experiencia en los medios, recordó que la edición del diario que contaba la experiencia del hombre llegando a la Luna llegó a superar el millón de ejemplares (todo un número para la época) en La razón. "Siempre me pareció interesante contar y transmitir la ciencia a la gente, temas tan curiosos o importantes como la extensión de la vida o los avances de los conocimientos".
Diego Golombek, en tanto, destacó tener una filosofía guevarista para divulgar "con todo el rigor pero sin perder la ternura" comentó entre risas. El investigador superior del CONICET y actual coordinador del Programa Nacional de Popularización de la Ciencia, perteneciente al MINCyT, tiene una extensa experiencia en el divulgar la ciencia, que incluye programas en el Canal Encuentro, entrevistas en distintos medios, publicación de libros y actualmente el escribir columnas para La Nación Revista. “La columna de opinión te da muchísima más libertad a la hora de divulgar. Podría decirse que tiene una unidad de efecto, como decía Edgar Allan Poe, cierra en sí misma”, aseguró Golombek.
Con respecto a la ciencia en los medios, el investigador consideró que muchas veces sucede que en la ciencia no hay noticias, como quieren los medios, sino historias. “El problema es que el periodismo, limitado por temas de tiempo o de caracteres, se olvida de la parte científica, entonces el mensaje un poco se desvirtúa. Para contar esas historias de la ciencia es necesario tal vez más espacio o más tiempo, cosa que a veces el periodismo no tiene”, aseveró.
Consultado por el público acerca de las estrategias para lograr “enganchar” a los lectores o televidentes con temas científicos, Golombek consideró que se deben buscar todas las estrategias y fórmulas posibles para divulgar la ciencia. Aunque, claro, sin olvidarse del género con el que se trabaja. “Muchas veces sucede, aunque por suerte cada vez con más excepciones-indicó el científico- que los divulgadores tienen muy presente la ciencia pero se olvidan del formato, sea la televisión, una novela, las redes sociales, el teatro, etcétera. Es importantísimo recordar el lenguaje y los códigos de cada formato a la par de la ciencia”, a lo que Peicovich aportó que, al mismo tiempo, cada persona tiene su forma particular y única de expresarse, de escribir y, por lo tanto, de divulgar. “Cada uno respira de forma distinta las palabras, encontrar esa forma suele ser un proceso complejo y largo, por lo que uno encuentra su mejor forma de comunicar y de decir las cosas a medida que se conoce a sí mismo, también”.
En este sentido, Bombara comentó que el lenguaje tan cifrado de cada disciplina deja afuera cuestiones más personales pero no por eso menos importantes. “Lo que a veces no llega a transmitir cada código o terminología de los ámbitos científicos es la pasión que los investigadores tienen por lo que hacen. Y no es un detalle menor, porque si uno como divulgador logra reflejar la pasión está logrando también lograr una empatía. Porque, en definitiva, todos tenemos pasiones”, concluyó.