Nanoarcillas magnéticas, un beneficio en su mínima expresión
Se trata de bentonitas modificadas física y químicamente para eliminar contaminantes del agua en la industria textil. Una alternativa que reduce costos de infraestructura e inversión a partir de recursos naturales y que genera materia prima para otros productos.
Carolina Vespasiano (Agencia CTyS – UNLaM) Uno de los problemas más significativos en las industrias que emiten efluentes es el hecho de alcanzar los máximos estándares de tratamiento responsable para sus desechos. Pero, cuando la infraestructura y la inversión que se requiere superan la estructura de la empresa, el objetivo se vuelve cada vez más inalcanzable en perjuicio del medio ambiente.
En la industria textil local se generan aproximadamente 100m³ de efluentes por tonelada de producto teñido, y el diez por ciento de esos colorantes no son absorbidos y son vertidos en el agua de lavado, que alcanza una coloración entre 100 y 400 veces mayor a la permitida.
Pero los tratamientos vigentes para mitigar esta saturación de desechos son problemáticos por la inversión inicial y los extensos espacios que necesitan. Fue a partir de estos obstáculos que un grupo de científicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA) sugirió una solución minúscula: las nanoarcillas magnéticas.
Consultado por Agencia CTyS-UNLaM, el Dr. Sebastián Bonanni explicó cómo un pequeño elemento –la bentonita- puede cumplir la función de retener y discriminar los desechos del agua a través de su “programación” química.
“Lo que nos proponemos probar son los distintos tipos de estructuras químicas más características de estos colorantes y ensayar en qué condiciones de operación se intensifica la remoción por parte de las arcillas”, apunta el investigador sobre el proyecto, financiado por la Fundación Argentina de Nanotecnología, que está en pleno desarrollo de un prototipo a escala piloto.
Para aportarle la cualidad magnética a las arcillas, que ya en su estado natural pueden absorber distintos tipos de contaminantes, los científicos les agregaron partículas de hierro, bajo condiciones de ambiente adecuadas, para atraer cualquier molécula positiva que estimule a la nueva estructura de la arcilla.
De esa manera, las bentonitas magnéticas, que en este proyecto particular están orientadas a resolver la problemática de los efluentes textiles en pequeñas y medianas empresas, también permiten separar compuestos orgánicos y metales pesados.
Por otro lado, cuenta con la ventaja de que, una vez terminada la fase de absorción de colorantes textiles, se puede remover por medios magnéticos en cuestión de minutos, evitando un largo proceso de sedimentación que naturalmente se da con las arcillas y otros procesos como la coagulación química. A su vez, requiere de un espacio mucho menor al de los tratamientos de degradación biológica que, para que el colorante se degrade, precisan de tiempos elevados de residencia.
En esa línea, el investigador agrega: “Existen procesos más compactos pero requieren de una gran inversión para la construcción del equipo como ocurre con la ozonificación. Lo que proponemos nosotros es obtener un proceso que sea compacto y a la vez económico”.
Una vez que se concluye la separación del colorante con el agua, éste se convierte en lodo que puede reutilizarse en otros sectores industriales como el de la producción de ladrillos refractarios u otros en los que regularmente se utilice este recurso.
“El trabajo del científico es sacrificado pero se ve recompensado cuando se alcanza una solución para alguien. En nuestro caso, todos hemos estudiado en universidades públicas. Creo que nuestro rol debería volcarse cada vez más a soluciones aplicadas para problemas locales”, sintetiza el investigador.