Manuel Sadosky: la inteligencia más allá de la computación
A 10 años de su muerte, la Agencia CTyS recuerda a uno de los máximos referentes de la historia de la ciencia y la tecnología argentina. El célebre matemático y político luchó toda su vida por posicionar a la ciencia al servicio de la sociedad.
Gaspar Grieco (Agencia CTyS) - Lo llaman “el padre de la computación en argentina” por haber ingresado al país la primera computadora y por fundar la primera carrera de Computador Científico. Pero para los historiadores de la ciencia, el justificado apodo queda chico al momento de hablar de Manuel Sadosky. Para quienes lo conocieron y continuaron su legado, debería ser reconocido como uno de los hombres más importantes del desarrollo de la ciencia en el país y en América Latina.
“Nosotros proponemos desarrollar una ciencia y una tecnología al servicio del país, para posibilitar y estructurar su desarrollo”. Estas fueron palabras pronunciadas por Sadosky durante su gestión como Secretario de Ciencia y Tecnología durante el Gobierno de Raúl Alfonsín. Pero lejos de tratarse de un mero slogan de campaña, esa fue la premisa fundamental, el eje primordial por donde transitó su pensamiento a lo largo de su vida.
En el libro Manuel Sadosky. El sabio de la tribu, el investigador del Programa de Historia de la Facultad de Ciencia Exactas y Naturales (UBA), Carlos Borches, junto al historiador y matemático, Raúl Carnota, repasan toda la carrera del reconocido científico y sintetizan los puntos centrales de su pensamiento.
En diálogo con la Agencia CTyS, Borches destaca que “en Sadosky se conjugaba un científico con vocación científica pero al mismo tiempo con una mirada social acompañado con la militancia y con una intensión de fusionar la ciencia con la sociedad”.
Nacido en 1914 y criado en el seno de una familia humilde, Manuel siempre recordó ese modelo educativo “sarmientino” que lo llevó a conocer a grande profesores y que empezó a deteriorarse luego del Golpe de Estado de 1930. Allí comenzó a gestar ideales vinculados al desarrollismo que en los años ´40 y ´50 fueron marcando su personalidad, pero que se materializaron en el año 1959 cuando asumió como vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
El amanecer de la informática
Durante el vicedecanato, desde el que acompañó al célebre decano Rolando García, Sadosky se convirtió en 1961 en el director del Instituto de Cálculo de la UBA, institución que fundara unos años antes como profesor. Se trata del instituto en donde nace la computación en el país, dado que “el padre de la computación”, mediante un subsidio estatal consigue comprar a Clementina (Mercury Ferranti), nada menos que la primera computadora del ámbito académico argentino.
En la década del ´60, la empresa multinacional IBM planeaba formar técnicos argentinos para introducir sus productos en el mercado y, a su vez, las áreas de administración pública y bancaria empezaban a informatizarse. El país necesitaba técnicos informáticos.
Según cuenta Borches, “Sadosky concibe a la computadora en términos amplios y no sólo forma técnicos para IBM y responde a demandas del Estado, sino que también genera problemas científicos vinculados a las necesidades nacionales. La idea de Sadosky fue apropiarse de la herramienta generando los cambios necesarios y desarrollando la ciencia para generar esos cambios”.
La experiencia con Clementina fue intensa y lo suficientemente importante como para dejar una marca en la historia de la computación argentina, pero fue interrumpida por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, cuando se produce la tristemente célebre “noche de los bastones largos” el 29 de julio de 1966. Los uniformados irrumpieron en la Facultad de Ciencias Exactas y agredieron a estudiantes y profesores, entre ellos Sadosky y Rolando García.
En el Instituto de Cálculo sólo quedó un profesional y el nivel de investigación cayó notablemente, la carrera tomó un perfil más profesionalista, pero la computadora siguió cumpliendo sus funciones hasta que quedó obsoleta.
Los años posteriores a la nefasta noche, profesionales de IBM se atribuyeron el Instituto de Cálculo y cambiaron la currícula para satisfacer sus demandas empresarias, pero los jóvenes de los ´70, interesados en la informática como objeto de estudio, se encargaron de decirle “go home” e incorporaron nuevos docentes con una perspectiva moderna, enfocadas a las ciencias de la computación.
Entre el exilio y la computación
Luego de la Noche de los Bastones Largos, Sadosky renunció al vicedecanato e inició una intensa campaña para ubicar a sus discípulos y compañeros dentro y fuera del país. Borches analiza su discurso y señala que durante esta época, su pensamiento se vuelve “más virulento y eso se plasma en sus escritos, en los que plantea los nuevos desafíos de la ciencia”.
“Nuestros países son pobres, atrasados, subdesarrollados porque son dependientes; por cuanto sus viejas estructuras están conformadas como marcos para la servidumbre económica, la cual emana la falta de independencia política, social y cultural. No habrá progreso posible si no se opera a partir de la dependencia”, escribe Sadosky.
En el año 1974 se exilió a Venezuela y durante ese período conoció a Raúl Alfonsín por medio de su colega científico Jorge Roulet. Cuando comienza a organizarse el Movimiento de Renovación y Cambio de la UCR, se realizan plenarios donde se discuten políticas en torno a la ciencia. De allí saldrá el nuevo Secretario de Ciencia y Tecnología.
Desde el Gobierno Nacional
Con la recuperación de la democracia, el flamante gobierno de Raúl Alfonsín cuenta con Manuel Sadosky como Secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación, acompañado por sus colegas y amigas Sara Rietti, la primera química nuclear argentina, y Rebeca Guber.
Durante su gestión, Sadosky creó la Secretaría de Informática, la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI), generó importantes convenios argentino-brasileños, como el Programa Argentino Brasileño de Informática (PABI) y el Centro Argentino Brasilero de Biotecnología (CABBIO), entre otros. Además, realizó una amplia política de divulgación científica.
“Durante el gobierno de Alfonsín, toda polìtica de estado relacionada con la ciencia era iniciativa de Manuel Sadosky, pero estuvo solo en todo ese proyecto. Él hacía política tratando de poner muchos proyectos en marcha pero estaba acotado. Van a ser años muy tristes para Sadosky porque mucho no va a poder concretar, el gobierno cumplía con las severas políticas de ajuste de los organismos de crédito”, explica Borches.
Luego de concluir su mandato en 1989, Sadosky no volvió a ocupar cargos públicos y muchos de sus colaboradores, alumnos y discípulos siguieron reuniéndose con él semanalmente para discutir temas de política científica y tecnológica hasta poco antes de su fallecimiento en 2005.
“Si algo diferenciaba mucho a Manuel era su condición humana. En el recuerdo de sus alumnos está esa cosa de preocupación permanente, que dejó huellas en mucha gente que lo recuerda con mucho cariño”, concluye Borches.
Junto a destacados colegas como Oscar Varsavsky, Jorge Sábato y Amilcar Herrera, Sadosky luchó por el desarrollo de la política científica y tecnológica argentina y se mantuvo activo en sus ideas hasta el día de su muerte ¿El padre de la computación? Y sí… le queda chico.