Lo analógico y lo digital, bajo la perspectiva de Gubern
El reconocido académico español brindó una ponencia en el XVI Congreso de REDCOM, donde realizó un breve repaso por la historia de las imágenes. "La digital es la imagen del siglo XXI y, aún así, tiene una larga historia y varios antecedentes", aseguró.
Agencia CTyS- “Mi primera tarea profesional fue como director de la sección de figuritas en una revista barcelonesa. Tenía 20 años”, recuerda Román Gubern, en el inicio de su ponencia. Todo un dato: el académico e intelectual español, quien se destacó por sus estudios sobre el cine, la televisión y el cómic, revelaba que sus primeros pasos laborales fueron en una sección puramente visual.
Toda una manera, además, de dar puntapié a una charla que giraría en torno a los alcances de la imagen y con la que se cerraba la segunda jornada del XVI Congreso de la REDCOM (Red de Carreras de Comunicación Social), llevado a cabo en la Universidad Nacional de La Matanza.
“Recordemos que cuando hablamos de imágenes hablamos de un sistema simbólico de representación visual. Y claramente es un invento moderno, ya que el ser humano ha vivido apenas una séptima parte de su existencia con imágenes”, aseveró.
Para el intelectual, la imagen tiene un indudable carácter emocional. “Según Plinio el Viejo, - narraba Gubern- la pintura se inicia con la muchacha de Corinto quien tenía un amante que debía ausentarse. Ella decide entonces retener su imagen: coloca a su amado frente a una fogata y dibuja su sombra en la pared, para poder gozar de su silueta”.
Este relato, explicó, servía de ejemplo para manifestar las funciones de toda imagen, al poder tener la presencia virtual de una ausencia real y asumir a la vez un rol memorialista.
Continuando con un somero repaso de la historia de las imágenes, el académico barcelonés recordó que el Renacimiento propició un gran tráfico marino y generó el intercambio de una gran variedad de culturas icónicas, cada una con sus propios códigos propios.
“En esta etapa se distingue la función mediadora de la imagen, como la imprenta de Gutenberg, el microscopio, el telescopio. Luego llegará el siglo XIX y con él la función generadora de la imagen: la fotografía, el cine, la televisión y, por supuesto, la imagen digital”, enumeró el intelectual, quien además recordó que la historia de la imagen es compleja “cultural y tecnológicamente”.
La era de las sospechas
Luego de definir a la imagen analógica como lo continuo y a la digital como lo discontinuo, Gubern aseveró que ésta última “es la imagen del siglo XXI y, aún así, tiene una larga historia”.
Para ejemplificarlo, contó como en las termas romanas debieron usarse pinturas indelebles ya que las realizadas al fresco desaparecían con el vapor del agua caliente; fue así que se empezaron a construir mosaicos. “Luego llegará, en el siglo XIX, la pintura puntillista, que vendría a ser la digitalización artesanal de la imagen. Más adelante, se podían ver puntitos en las primeras formas de fotograbado. Y mucho más acá en el tiempo, la televisión nació como fotomosaico”, puntualizaba.
La base y esencia de la cultura digital, según el catedrático español, es el pixel, al cual calificó de “unidad de formación, no unidad de significación. Es un sistema constructivista donde cada pixel deja de ser un punto para empezar a ser formas, continuas y coherentes”.
Para el intelectual, una de las características de la imagen digital es la posibilidad de “mentir sin dejar cicatriz”. “Sin duda hemos entrado en la era de las sospechas, tal como lo afirma Jean Baudrillard. El fotomontaje que se hacía décadas atrás se podía delatar con un microscopio. En cambio, las nuevas tecnologías asesinan a la realidad y borran huellas de su crimen”, alertó.
Este contexto de la era digital, para la visión de Gubern, genera escenarios desconocidos y permite otro posicionamiento de los usuarios. “Antes, la televisión era la pantalla escópica, que contenía la acción que contemplábamos. En cambio, con los videojuegos, por ejemplo, cruzamos como Alicia a través del espejo esa pared frontal virtual e interactuamos con otros sujetos”, explicó.De esta forma, el mundo virtual se empieza a configurar como un lugar atractivo, lleno de potencial y sin límites.
Para el académico, el hecho de ingresar a una nueva era de la cultura icónica ofrece retos enormes de los que pocas veces tenemos conciencia. “Pero no debemos olvidar la responsabilidad ética. No hay tecnología sin ética, y tampoco progreso sin razón. Cómo afirma Paul Virilio, se progresa reconociendo los efectos negativos de cada nueva tecnología, no sólo los positivos”, concluyó.