Se colectaron miles de ejemplares marinos en la campaña antártica
Se rescataron peces e invertebrados marinos que viven a distintas profundidades en aguas antárticas y subantárticas. Además, entre otros proyectos de investigación, se tomaron muestras para estudiar a las bacterias que viven en temperaturas extremas y los contaminantes persistentes en el ambiente.
Emanuel Pujol (Agencia CTyS) - En total, durante la primera etapa de la campaña oceanográfica, se desarrollaron nueve proyectos de investigación, los cuales fueron coordinados por el investigador principal del CONICET Juan Martín Díaz de Astarloa.
El tramo abarcó las Islas Shetland del Sur, la parte norte de la Península Antártica y la parte occidental que el mar de Bellingshausen. “Una de los tareas desarrolladas fue colectar peces y colaborar, de esa manera, en la construcción del Código de Barras de la Vida, que es un proyecto internacional que busca identificar genéticamente a todas las especies vivientes y proteger a las que se encuentran amenazadas”, comentó Astarloa, a cargo de este proyecto, a la Agencia CTyS.
El investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y del CONICET especificó que "se colectaron 1450 ejemplares, pertenecientes a 25 especies distintas". Y agregó: “No podemos confirmar que tenemos especies nuevas hasta que no analicemos los datos en el laboratorio, pero notamos cosas bastante interesantes a bordo”.
Más de 200 organizaciones de 50 países cooperan para construir el Código de Barras de la Vida, el cual consiste en identificar a cada una de las especies por su código genético. En Mar del Plata, desde mayo de 2012, está instalado uno de los cinco laboratorios que hay en Argentina para extraer y amplificar un fragmento del gen mitocondrial de las especies, con el cual es posible identificarlas de manera precisa.
Astarloa observó que en el laboratorio de Mar del Plata no solamente se trabaja con peces, sino también con moluscos, crustáceos y otros invertebrados marinos: “Justamente, otro de los grupos de investigación a bordo del Puerto Deseado se dedicó a estudiar los invertebrados marinos, como estrellas y erizos de mar, entre los equinodermos, y numerosas especies de moluscos, nemertinos, crustáceos y anélidos”.
En esta campaña, se capturó fauna marina hasta los 900 metros de profundidad. “Debimos utilizar el ginche de pesca con precaución, porque los fondos marinos en la Antártida son bastante irregulares, más allá de que contamos con una ecosonda a bordo para analizar los relieves y evitar que haya enganches o roturas en la red”, detalló el biólogo.
De manera permanente, el Puerto Deseado registra la salinidad y temperatura del agua superficial y de profundidad. Para extraer especies o tomar muestras de los sedimentos en los fondos marinos, el buque disminuye su marcha, avanzando a una velocidad cercana a los tres nudos. En tanto, se detiene completamente para tomar muestras de agua a distintas profundidades, hasta un máximo de 4000 metros.
Otros proyectos a bordo
Durante la primera etapa, un equipo se dedicó a estudiar microorganismos que viven a temperaturas muy extremas, en este caso, los que habitan en ambientes muy fríos. Estos microorganismos, llamados psicrófilos, no sólo están adaptados a las bajas temperaturas, sino que suelen resistir también altos niveles de presión, salinidad y/o radiación ultravioleta.
También se tomaron muestras del aire antártico, para determinar la presencia de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) en el aire y la importancia de la captación de nitrógeno atmósferico y su respuesta al desbalance de los gases atmosféricos por el impacto de la acción del hombre en el Mar Argentino.
A cargo de esta tarea estuvo un grupo de la Universidad de Córdoba dirigido por el Investigador Principal del CONICET Gustavo Arguello, quienes utilizaban una especie de aspiradora, cuya boca de toma estaba alejada de los gases que emana el propio buque, de manera de no afectar el estudio.
Asimismo, se tomaron datos de temperatura y salinidad del agua superficial durante todo el trayecto del Puerto Deseado y también se detuvo el buque en sitios específicos, como por ejemplo el pasaje de Drake, que es uno de los lugares más tempestuosos del mundo, para obtener muestras oceanográficas a más de 1000 metros de profundidad.
“El buque del CONICET se ha equipado muy bien en los últimos años, tanto en laboratorios como en distintas herramientas que posee”, valoró investigador del la UNMdP-CONICET.
Hace días concluyó la segunda etapa de la campaña oceanográfica, la cual fue coordinada por el doctor Enrique Marschoff, investigador del Instituto Antártico Argentino, y cuyas tareas incluyeron el estudio de la distribución de la fauna bentónica en el Área Marina Protegida de las Islas Orcadas y del plancton en la región de la Confluencia Weddell-Scotia.
El doctor Astarloa contó a la Agencia CTyS que el 25 de marzo se volvió a embarcar en el Puerto Deseado, como parte de uno de los grupos que participarán en la tercera etapa. “El objetivo de este último tramo, que es coordinado por el doctor Gustavo Lovrich del CADIC, es estudiar la biodiversidad en el banco de Namuncurá, que es un área marina protegida ubicada al Sur de las Islas Malvinas”, precisó.