"Si se quiere, de Crítica salió lo mejor y lo peor del periodismo argentino"
En diálogo con Agencia CTyS, Sylvia Saítta, doctora en Letras y autora del libro Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, analiza las principales claves del diario vespertino que supo consolidarse como fenómeno periodístico de Argentina. Además, examina la postura del periódico en el golpe del 30 y el legado de Botana al periodismo actual.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS): Nació como uno más, casi desapercibido entre la enorme cantidad de diarios vespertinos que pugnaban por captar a los lectores, en medio de un clima político, cuando no, convulsionado. Pocos iban a imaginar, ese 15 de septiembre de 1913, que aquel pequeño periódico de ocho páginas terminaría convirtiéndose en uno de los grandes fenómenos periodísticos argentinos, respaldado por una altísima calidad y un lenguaje coloquial que lo hicieron único.
Sin duda, el paso del tiempo hizo del diario Crítica y de su fundador, Natalio Botana, un mito en la historia del periodismo nacional. A cien años de su primer número, Agencia CTyS entrevistó a Sylvia Saítta, autora de Regueros de tinta y referente ineludible a la hora de hablar de un diario vespertino que marcó una época.
Claves para entender un fenómeno sin antecedentes
¿Cómo se puede explicar la sorprendente repercusión que tuvo Crítica en sus lectores? Para Saítta, la clave está en los distintos mecanismos que impulsó Botana desde su diario: el uso de un léxico popular y coloquial, la interpelación directa al lector y una propuesta periodística que cubriera los intereses del mismo, con notas deportivas, policiales e historias de vida contadas con un gran nivel narrativo.
Sin embargo, Saítta agrega que lo que verdaderamente hizo al periódico vespertino destacarse de sus competidores fue el proceso de autoconstrucción de “la voz del pueblo”. “Crítica se presentaba a sí mismo como el que defendía los intereses populares frente a los políticos, la policía, las autoridades municipales, etc., buscando armar un vínculo personal con sus lectores”, detalla la investigadora.
En este sentido, hubo varios hechos puntuales que, en opinión de Saítta, contribuyeron a fortalecer la imagen de “voz del pueblo” del diario. Uno de ellos fue la Semana Trágica de 1919, donde el periódico dio voz y espacio a los obreros, convirtiéndose en su representante mediático.
A esto se le sumaría la cobertura del caso Kurt Wilckens, anarquista alemán que asesinó al teniente Héctor Varela en venganza por la represión de este último con los obreros de la Patagonia. Frente a la cobertura de los diarios La Nación y La Razón, que defendían la tarea de Varela y calificaban a Wilckens como un asesino, Crítica lo retrata como un héroe idealista. El hecho, sin duda, marcaría un antes y un después para el diario.
Sensacionalismo y amarillismo, con tintes literarios
Según Saítta, Botana tenía cierta idea de lo que el lector de su diario tenía que conocer. “En lugar de darle al lector lo que éste pedía, el diario construía el material que ese lector tenía que consumir. Si venía Filippo Marinetti, el diario explicaba lo que era el futurismo; si venía Einstein, se dedicaban páginas a la teoría de la relatividad”, enumera la especialista.
El objetivo, entonces, era proponer al lector ciertos desafíos a la hora de publicar nuevos materiales, a partir de una prosa de notable calidad. Y esto era posible gracias a otra de las grandes (y exitosas) innovaciones de Botana: la incorporación de escritores y poetas a la redacción, no sólo a la sección cultural, sino también a la de policiales, deportes y sociales.
Esta estrategia editorial iba a permitir nuevos recursos narrativos a la hora de contar las noticias, al importar procedimientos de la literatura y el arte y empezar así a jugar con el tratamiento de la información. Y así lo define Saítta: “Cierto tono sarcástico, la ironía, el humor, el juego de palabras, tanto en las notas policiales como en las sociales lo convierten en un diario único”.
El periódico se destacó también por un amarillismo poco común a la hora de cubrir noticias policiales. Tal como asegura la especialista, “la fotografía y la reconstrucción del crimen estaban presentes en otros diarios, pero no con el carácter desmesurado con el que se trata el caso policial en Crítica”.
Este enfoque sensacionalista que el periódico le dio a sus noticias encuentra su antecedente en el periodismo amarillista norteamericano, que tenía a William Hearst y Joseph Pulitzer a la vanguardia. Sin embargo, aclara la investigadora que lo que hace Botana es apropiarse de este modelo y procesarlo a partir de las tradiciones culturales y políticas argentinas, para que tuviera más impacto en los lectores.
Periodismo y algo más
Crítica no sólo se destacó por sus innovaciones en el terreno del periodismo. También supo erigirse, a partir de las ambiciones y posturas de Botana, en un actor clave en el escenario político y social de la Argentina. No pocas fueron sus incursiones, por ejemplo, en el terreno de la solidaridad, al ser nexo entre quienes donaban y quienes necesitaban, o incluso al solucionar problemas personales de sus lectores.
“El diario hizo de su redacción un ámbito donde los lectores podían ir personalmente a pedir ayuda, ya sea porque necesitaban un bien material, o dinero, o para resolver cuestiones personales”, indica Saítta, y agrega: “Eran los mismos periodistas los que recibían a la gente, los escuchaban e intentaban solucionar sus problemas”. A esto se le sumaban las campañas de donaciones de ropa, juguetes, medicinas y alimentos.
También supo Botana tener incidencia directa en el desarrollo de la vida política del país, al participar activamente en lo que constituyó el primer golpe cívico-militar de la historia, cuando el general Félix Uriburu derrocó al gobierno de Hipólito Yrigoyen, en 1930.
Para la investigadora, la participación del periódico se debe pensar en dos ámbitos: en primer lugar, el estrictamente periodístico, a través de las notas y de una campaña de desprestigio del presidente radical. A esto debe sumársele, indica Saítta, la participación personal de Botana y de otros periodistas del diario, en lo que ellos calificaban como “una revolución”, tal como tituló el diario su tapa del 6 de septiembre.
Sin embargo, el vínculo entre los golpistas y Botana duró poco, ya que en junio de 1931 el diario es clausurado por el gobierno de Uriburu y recién volvería en febrero de 1932, convertido en un diario oficialista que apoyaba la presidencia de Agustín Justo.
Un legado para la historia
No es posible entender la historia de Crítica sin poner bajo la lupa a Natalio Botana, que había llegado desde Uruguay en 1913 y que no tardó en ponerle su sello al periodismo argentino. “Sin duda fue un gran periodista, y además un personaje fuertemente controvertido”, asegura Saítta, que destaca además el hecho de que “inventó un tono para el periodismo argentino y pensó un periodismo vinculado con los sectores populares pero también con los sectores literarios”.
La investigadora señala también su carácter de adelantado, al explicar que Botana había armado una suerte de multimedio incluso antes de que estos existieran, al sumar un noticiero en el cine e incorporar a la radio como otro camino para llegar a sus lectores, lo que sería toda una innovación para la época.
“De Botana, si se quiere, sale lo mejor y lo peor del periodismo argentino, porque sale el mejor periodismo de investigación, o el mejor periodismo cultural, pero también sale un periodismo que puede extorsionar, manipular a sectores de la vida pública o formar parte de un golpe de Estado”, asevera Saítta.
Cien años han transcurrido ya del primer número de un diario que supo ver el esplendor y que llegó a su fin en marzo de 1962, tras ser vendido por la familia Botana. En clave retrospectiva, la especialista asegura que Crítica permite pensar el periodismo que surgirá a lo largo del siglo XX, al marcar una época y dejar un legado que tomarán los nuevos diarios.
“De Crítica surge el actual sensacionalismo policial que transgrede todos los límites, como es el caso Ángeles, pero también el periodismo que hace de la denuncia política un modo de intervenir en la decisión pública, basado en un gran periodismo de investigación”, concluye Saítta. No es poco para un diario que nació como uno más pero terminó convirtiéndose en mito y leyenda en la historia del periodismo nacional.
Sylvia Saítta es doctora en Letras, investigadora del Conicet y docente de Literatura argentina en la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado los libros El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt (2000) y Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920 (1998), entre otros títulos. Ha realizado compilaciones de textos inéditos de Roberto Arlt, escribió el estudio preliminar de Crítica. Revista Multicolor de los Sábados (1999), y, en colaboración con Luis Alberto Romero, realizó la compilación Grandes entrevistas de la historia argentina (1998). Colabora en el suplemento cultural del diario La Nación.