El visón americano: un invasor en los bosques del sur
La industria de la moda provocó la invasión de este carnívoro exótico que se volvió un problema para la fauna local. Científicos del CADIC-CONICET y de la Administración de Parques Nacionales evalúan estrategias de control tendientes a restablecer un equilibrio ecológico favorable al ecosistema nativo.
Gaspar Grieco (Agencia CTyS) - Tiene una apariencia muy graciosa. Sus pequeñas orejas apenas se desprenden del contorno de su cabeza y sus diminutos ojos negros contrastan a la perfección con su pelaje marrón violáceo. Sin embargo, este animalito de 60 centímetros en realidad no es tan simpático, puesto que causa numerosos problemas a los ecosistemas patagónicos y puede considerarse una amenaza para la fauna de los bosques del sur argentino.
Pero no hay que enojarse con el animal, ya que la causa de todos los problemas que provoca el visón americano (Neovison vison) es, nada más y nada menos, la negligencia del ser humano. Es que el pequeño mustélido semiacuático es una especie exótica en la Patagonia, es decir, no es oriundo de la zona, sino que fue introducido por el hombre y logró establecerse en el ambiente nativo.
Científicos del Centro Austral De Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) en conjunto con investigadores de la Administración de Parques Nacionales estudian la biología y distribución del visón americano, con el fin de encontrar una solución que favorezca al equilibrio y la conservación de las especies nativas de los bosques patagónicos.
En diálogo con la Agencia CTyS, el doctor en Ciencias Biológicas e investigador de la Administración de Parques Nacionales, Alejandro Valenzuela, explicó que “en general los vertebrados, sobre todo los carnívoros, tienen algunas adaptaciones y características que les puede otorgar muchas más probabilidades de establecerse en un sitio nuevo que otros grupos. El visón americano es una especie generalista, por lo tanto, se adapta a casi cualquier situación y a vivir en una gran variedad de ambientes”.
El visón sería el dolor de cabeza de cualquier dueño de un restorán tenedor libre, ya que su dieta es más que variada. Comen peces, crustáceos, roedores, anfibios, reptiles, aves e incluso insectos. Este comportamiento lo convierte en una verdadera amenaza para la biodiversidad de los bosques del sur.
“Observamos que estos animales comen dependiendo de la oferta de presas que haya en el ambiente. Por ejemplo en Tierra del Fuego, comen peces y crustáceos en las costas marinas del Canal Beagle, pero en los ríos, donde no tienen crustáceos y no hay tanta oferta de peces, comen principalmente ratones e incluso insectos”, puntualiza Valenzuela.
Negligencia humana = biodiversidad en peligro
El visón es originario de EEUU y Canadá, donde no afecta al ecosistema porque convive en los bosques con sus depredadores naturales: el búho real, los halcones, el coyote, los gatos monteses y linces, los caimanes e incluso otros mustélidos. Pero claro, en la Patagonia estas especies no están presentes.
Debido a la calidad de su pelaje para la industria de la moda y la facilidad de su domesticación, el visón americano fue introducido en el sur argentino y en Chile en los años 30, donde se instalaron criaderos. Hacia fines de las década de 1940, escapes, liberaciones intencionales e imprudencia fueron los causantes de su dispersión en los bosques. Finalmente, en la década del 60 y principio de los 70 cerraron la mayoría de los criaderos y los mustélidos lograron una posterior invasión.
Según Valenzuela, hay especies que se encuentran en peligro potencial frente a este depredador, pero la falta de más investigaciones específicas en la zona dificulta tomar medidas para su protección. “Como no existen estudios poblacionales sobre muchas especies en Tierra del Fuego, no se puede decir si están realmente amenazadas por el visón. También hay especies que no se toman en cuenta por una cuestión de visibilidad, uno no le da tanta importancia a un insecto y, a lo mejor, ese insecto es la base de todo un equilibrio biológico”, advierte.
Una de las principales preocupaciones de los investigadores es el destino de las aves marinas de la región. Además, al igual que muchos carnívoros, el visón caza más de lo que puede comer para asegurarse una reserva de alimentos. “La preocupación es que si los visones siguen aumentando su población, en algún momento van a empezar a buscar nuevos horizontes y a establecerse donde están las aves marinas. Puede pasar, que un visón se meta en una colonia de aves y mate cientos”, advierte el investigador.
En muchas ocasiones, las especies introducidas se topan con animales competidores que pueden frenar su expansión. En Tierra del Fuego, existe el huillín (Lontra provocax), una nutria muy cercana al visón que le hace frente, sin embargo, todavía existen pocos estudios poblacionales que indiquen su abundancia y distribución.
“Lo que hicimos fue compararlos y vimos que el huillín es mejor competidor que el visón. Si se encuentran y compiten, lo más probable es que gane el huillín, pero si hay muchos visones tarde o temprano el resultado de la competencia se puede invertir en relación al número desigual”, señala el biólogo demostrando, una vez más, la importancia de la ciencia básica.
Reparando nuestros propios errores
Los científicos tienen la tarea de conservar y proteger el ecosistema nativo para lo cual deben tomar muchas veces decisiones difíciles que incluyen tareas de control y erradicación de las especies exóticas. Muchas veces, esas decisiones tienen que ver con el sacrificio de algunas especies.
“Lo ideal siempre es la erradicación, es decir, sacrificar a todos los individuos de una población. Pero hoy, es imposible plantear esta estrategia porque hay sitios en donde la abundancia es demasiado alta. Nosotros planeamos que en algunos sitios de Tierra del Fuego, lo ideal sería hacer una captura grande de animales en la época de la etapa post-reproductiva con el objetivo de reducir el número de animales. Nunca vamos a poder erradicar, pero espero que podamos controlar los alcances de la invasión en esa área.”, adelanta Valenzuela.
Finalmente, el biólogo reflexiona: “los visones no son malos, simplemente son animales que están en un lugar inadecuado. Muchas veces ser ecólogo no significa ser militante ecologista, los científicos tenemos que tomar decisiones para conservar el ecosistema y las especies nativas. Todo es culpa del ser humano, porque nosotros somos los que introdujimos estas especies y nos tenemos que hacer cargo”.