Ayahuasca: la clave sobre el misterio de la esquizofrenia
¿Qué tenían en común los emperadores romanos Nerón, Tiberio y Calígula con Jim Morrison, el cantante de The Doors? ¿Puede un ritual ancestral tener las respuestas a los enigmas sobre el funcionamiento de las neuronas? Más de 25 años de investigación en Psiquiatría Biológica dieron solución a algunos de estos interrogantes.
Leandro Lacoa (Agencia CTyS) – Hombres y mujeres sentados alrededor de una fogata esperan a los espíritus. El fuego crepita con fuerza y calienta una enorme olla. Uno de los hombres revuelve con fuerza y con gran velocidad. Luego, deposita el brebaje en pequeñas cuencas de madera. Todos beben y empiezan a danzar.
- ¡Silencio!- pide el chamán. De repente, les advierte a los presentes que un tigre los acecha. Todos gimen, gritan y se mueven frenéticamente. El felino gruñe y se abalanza. Tras un segundo que parece una eternidad, el chamán vuelve a hablar y los tranquiliza. El peligro ya pasó, solo era un espíritu iracundo.
Esta podría ser una escena de un ritual de las comunidades del Amazonas antes de la llegada de los europeos. Sin embargo, la ayahuasca, el brebaje “mágico” de efectos alucinatorios, sobrevivió a los conquistadores. Actualmente, la ceremonia es practicada por cultos sincréticos de Brasil, es decir, fusiones entre el cristianismo popular, las tradiciones originarias del Amazonas y las religiones afrobrasileñas.
Lo más curioso es preguntarse por qué este rito puede interesarles a los especialistas en Psiquiatría Biológica. La clave se encuentra en algunos tipos de esquizofrenia y sus efectos alucinatorios, que afectan al 1% de la población según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta no hace mucho tiempo, nadie hubiese imaginado que los emperadores Nerón, Tiberio y Calígula, descendientes de la familia de los Claudios, sufrían esta enfermedad que surge de un problema metabólico y hereditario. La culpable era Agripina, la madre de Nerón, ya que las mujeres son las portadoras del marcador genético que desencadena la afección.
En diálogo con la Agencia CTyS, Arturo Vitale, investigador independiente del CONICET, explica cómo comenzaron a estudiar la esquizofrenia. “Gracias al aporte del doctor Jorge Ciprián Ollivier (ex presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Psiquiatría Biológica), supimos que había una relación química entre las alucinaciones de los bebedores de ayahuasca y los esquizofrénicos de tipo alucinatorio”, cuenta.
Con esta investigación, los científicos del Instituto de Bioquímica y Medicina Molecular (IBIMOL) de la UBA desarrollan nuevas maneras de diagnosticar la esquizofrenia antes de sus primeras manifestaciones. También, analizan la posibilidad de tratarla con un complejo vitamínico B antes de la pubertad.
El misterio de la “pócima”
En 1994, John Forbes Nash recibía el premio Nobel de Economía. Desde joven, Nash fue un prodigio de las matemáticas, pero sufría una esquizofrenia paranoide, lo que provocó problemas en su condición física y en sus relaciones personales. Su vida fue inmortalizada por la película Una mente brillante, protagonizada por Russell Crowe.
La esquizofrenia puede generar alucinaciones y, en casos extremos, pérdida de la razón. Sin embargo, también puede manifestarse como megalomanía (delirios de grandeza), mitomanía (práctica constante de la mentira) y paranoia de persecución, entre otras.
Para comprender las causas de esta enfermedad, los especialistas debían explicar qué pasaba en el cerebro de los bebedores de ayahuasca. Por un lado, analizaron muestras de orina de personas que sufrieron trances alucinatorios. Por el otro, se las ingeniaron para obtener la “receta” de la ayahuasca, hasta entonces guardada con recelo por los chamanes, para saber qué elemento de su composición inhibía ciertas funciones metabólicas.
Tras conseguir el brebaje y sus ingredientes, los investigadores efectuaron pruebas de laboratorio y determinaron que la ayahuasca se preparaba con dos plantas: la Banisteriopsis caapi y la Psychotria viridis, esta última poseedora del alcaloide N,N-dimetiltriptamina, que es el causante del efecto de alucinación.
Una de las sorpresas para los especialistas fue que el brebaje tenía una concentración justa de N,N-dimetiltriptamina y harminas. “Sin laboratorio o conocimientos de química moderna, los chamanes saben a ojo cómo tienen que preparar la ayahuasca para generar el trance. Si la solución no está bien preparada, puede tener otros efectos nocivos”, asegura el Doctor en Ciencias Químicas.
Luego de conocer el principio activo de la ayahuasca, se analizó la orina de los esquizofrénicos y se descubrió que contenía el mismo compuesto que provoca las alucinaciones en los rituales. Así, la esquizofrenia pasaba a ser un nuevo tema para la Psiquiatría Biológica.
Los científicos del CONICET se centraron en las alucinaciones porque se pueden comparar con el efecto de la ayahuasca. Para eso, estudiaron conejos a los que inyectaron N,N-dimetiltriptamina marcada con yodo radioactivo 131. Esto afectó el bulbo olfatorio de los animales, fundamental para su percepción.
En el cerebro de humanos y conejos, esta enzima se almacena en unas “bolsitas” llamadas vesículas presinápticas. El problema es que ocupa el lugar dispuesto para la serotonina y, así, se interrumpe la transmisión del impulso nervioso de las neuronas.
Además de arribar a estos resultados, el equipo de investigadores del IBIMOL publicó artículos en las revistas Journal of Ethnopharmacology y Journal of Nuclear Medicine, en el que desmitifican la idea de que beber ayahuasca es inocuo, ya que descubrieron alteraciones metabólicas en los bebedores. También, explicaron por qué algunos consumidores del brebaje tenían las mismas alucinaciones (flashbacks) meses después sin someterse nuevamente a la experiencia.