“El agua se garantiza más para un kilo de soja que para seres humanos”
El doctor de la Universidad Nacional de Rosario y cofundador de la Cátedra Libre del Agua habla sobre el primer espacio académico de Latinoamérica que trata las problemáticas en torno al recurso hídrico y cuestiona casos de injusticia social en el uso del agua: Megaminería, privatizaciones deplorables y uso irracional en el consumo urbano y en la agricultura.
Leandro Lacoa (Agencia CTyS) – Unos 4.000 niños mueren por día debido a la falta de acceso a agua potable. “Se garantiza más el agua para una cancha de golf, para una cancha de fútbol, para una pileta de un club que para que beba un ciudadano de barrios alejados de las urbes. Sólo en Argentina, el 20% de la población no accede al agua potable”, asegura el doctor Aníbal Faccendini, quien en diálogo con Agencia CTyS, habla de la “injusticia social” en la distribución del recurso y propone un nuevo modelo de acceso a través de la participación ciudadana.
¿En qué consiste la cátedra Libre del Agua?
La cátedra del Agua de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario es única en su tipo en América Latina y tiene un carácter multidisciplinario. Aborda la temática del agua desde la filosofía, la química, el derecho, la sociología, entre otras disciplinas. La naturaleza, el ambiente o el agua no respetan las divisiones disciplinares que hace el hombre. Esto lo entendieron muy bien los pueblos originarios porque, a diferencia de la visión científica occidental, para ellos el hombre es parte de la naturaleza.
¿Quiénes pueden cursar la cátedra libre?
El cursado es libre, gratuito y abierto para toda la sociedad en general. Tratamos de aplicar una pedagogía particular, de mucha participación, donde lo importante es la construcción del saber de manera colectiva.
¿Qué es la pedagogización del agua?
Es la necesidad de que el hombre se asombre frente a la importancia del agua, lo que acciona el proceso de aprendizaje y, gracias a esto, se puede emprender la concientización y, luego, se promueve la movilización, es decir, la acción colectiva para defender ese bien que se desea proteger. Es necesario trasmitir materiales didácticos y no dar por supuesto ningún conocimiento previo en la persona que asiste al curso.
¿Cuáles son algunas de las problemáticas que aborda la cátedra?
Por ejemplo, planteamos que el agua es un derecho humano universal. El agua no es un alimento, es un bien y un derecho humano, por eso no se lo puede dejar en manos del mercado. Hay que evitar tratar el tema del agua mediante lo que se denomina “tarificación” y “caritización”. La primera se basa en la mercantilización de la vida, es decir, hay un costo, beneficio y recuperación de costo por parte de las empresas. La segunda, por su parte, es regalar el agua, hacer caridad, lo que es humillante para quien no tiene recursos suficientes. A diferencia de este paradigma, la cátedra plantea que, como la educación o la salud pública, el agua debe ser libre, pública y gratuita, también debería estar en una estructura impositiva progresiva del Estado y no debería ser cobrada de manera autónoma.
¿Hay experiencias internacionales en las que se considera al agua un bien público?
La más interesante es la experiencia venezolana. Allí existe lo que llaman mesas térmicas del agua, que son una simbiosis entre el Estado y la ciudadanía participando en obras, tanto de agua corriente como de cloacas. Los que controlan el presupuesto son los propios ciudadanos. Se juntan vecinos que plantean que no tienen acceso al agua y el Estado calcula los costos y la factibilidad de las obras.
También en Canadá hay ciudades en las que no les llegan las facturas del agua a los ciudadanos, sino que entran dentro de la estructura impositiva central de ese Estado, es decir, la factura no se paga aparte.
¿Y en Argentina que se hizo hasta ahora?
Por ejemplo, en Rosario se plantearon consorcios locales de cloacas en los años 1991 y 1992, algo que permitió que la propia ciudadanía controlara entre uno y dos millones dólares de presupuesto para las obras en plena época de convertibilidad. Lamentablemente, la idea no se expandió porque se impuso el modelo privatizador y el estado municipal de Rosario dio marcha atrás. Esto coincidió con la llegada de la empresa francesa Suez al mercado argentino.
Lo mejor sería un control popular en la infraestructura hídrica para evitar la corrupción en la ejecución de las obras. En Venezuela se investigaron los resultados de este sistema y se supo que se logró reducir la corrupción considerablemente.
¿Cuál es el mayor problema del agua en el país?
Hay un déficit estructural altísimo que viene desde hace 50 años. De acuerdo a una investigación de la UNR, la Argentina a mediados de la década de 1950 era primer proveedor de agua apta para el consumo y, en los años 60, pasa a estar por detrás de Chile, Colombia y Costa Rica. Existió un proceso de desinversión que se acrecentó con las privatizaciones indebidas y totalmente deplorables. No sirvió para la gente, solo benefició a un grupo económico. De hecho, las últimas grandes inversiones se hicieron en la época de Obras Sanitarias de la Nación.
Otro de los problemas, derivado de la geología, es la existencia de altos niveles de arsénico en el agua, lo que afecta aproximadamente a unas 2.300.000 personas. Esto puede ocasionar cáncer de vejiga, de piel, de hígado, de intestinos, entre otros.
Además, son cerca de 7.000.000 millones las personas que aún no acceden al agua, cerca de un 20% de la población. Entonces, el agua denuncia la injusticia social, porque, en general, el mayor obstáculo para que la ciudadanía acceda al agua es la pobreza.
¿Qué importancia se le da a la reutilización?
Lo que se nota es una falta de cultura del reciclaje. Se garantiza más el agua potable para una cancha de golf, para una cancha de fútbol, para una pileta de un club que para que beba un ciudadano de barrios alejados de las urbes. Esto sucede en Rosario, por ejemplo, donde hay un 10% de habitantes que aún no accede a agua apta para el consumo y hay cerca de 40% que no tienen cloacas en la tercera ciudad más importante del país en pleno siglo XXI.
¿Cuál es el sector de la economía que más consume agua?
Es el sector agropecuario el que consume el 70% y, si le agregamos el concepto de agua virtual que se exporta a través de los cultivos, el problema es más grave, porque el país tiene muchas zonas semidesérticas como las provincias cordilleranas y el recurso hídrico se concentra en la pampa húmeda. El agua se garantiza más para un kilo de soja que para seres humanos, lo que representa un problema social, económico y cultural altísimo. También se tiene que decir que los agrotóxicos contaminan las napas, donde está el agua a la que acceden los pueblos rurales alejados. Pero no hay que ser ni indulgente, ni fatalista, sino que tenemos que plantear una pedagogización del agua para que los ciudadanos tomen conciencia del estado del recurso en el país.
¿Qué sucede con la contaminación en proyectos industriales como la megaminería?
En la zona cordillerana, pero no allí solamente, el problema es muy delicado. Tanto para la minería a cielo abierto como para la minería aurífera es evidente los millones de litros de agua dulce que se invierten y, a su vez, no se les puede garantizar el agua a muchos ciudadanos. Hay un abuso de la industria minera y el modelo de producción es totalmente violatorio del desarrollo sustentable. La industria minera a cielo abierto no puede dar en Argentina un solo ejemplo de desarrollo comunitario o societario exitoso. Tiene que cesar la industria minera a cielo abierto y un nuevo modelo minero tiene que incluir a la ciudadanía, ONG´s, profesionales de las universidades públicas, entre otros actores.
¿Qué rol ocupa el acuífero Guaraní en el contexto mundial de escasez de agua?
El agua no es un bien mercantil, es un derecho humano que no respeta fronteras. Entonces, bajo estos presupuestos, el acuífero Guaraní tiene que estar en manos y administrado por una autoridad latinoamericana, fundamentalmente de aquellos países en los que se ubica el acuífero. Hay que llevar la pedagogización del agua a nivel latinoamericano, lo que es la mejor manera de decir que hay injusticia social en la distribución del recurso y así logar que el agua llegue al más pobre. Ahora el acuífero es importantísimo porque la escasez es tal que 4 mil niños por día mueren en el mundo por no acceder a agua apta para el consumo y un porcentaje muy alto es de América Latina.
* Cofundador y disertante red RAMPEDRE (UNESCO 2012, Paris). Director de Cátedra Libre del Agua de la perteneciente a la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR. Es Abogado, Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades, y Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. También fue cofundador del Pacto Público del Agua (Latinoamericano).