Rosita, la ternera clonada en Argentina, pronto dará leche humanizada
Será la primera vaca bitransgénica del mundo y representa una esperanza para los bebés que no pueden recibir leche materna y para quienes están anémicos. Pronto, esta ternera alcanzará la madurez y se sabrá si cumple con los objetivos para los cuales fue creada.
Emanuel Pujol (Agencia CTyS) - Es una ternera clonada, igual, pero muy distinta a las demás. Se espera que su leche contenga dos proteínas claves: la lactoferrina, destinada a elevar el nivel de hierro en la sangre; y la lisozima, cuya función es antibacteriana.
El director del Grupo de Biotecnología de la Reproducción del IIB-UNSAM-CONICET, Adrián Mutto, explicó a la Agencia CTyS que “todas las vacas y los mamíferos comienzan a dar leche cuando alcanzan la pubertad, son premiadas y tienen sus crías, por lo que deberemos esperar a que Rosita alcance su edad adulta para ver si cumplimos el principal objetivo: ver si expresa estas dos proteínas que son claves y están presentes en la leche humana”.
Para acortar esta dulce espera, se le están suministrando a Rosita hormonas de crecimiento. Asimismo, también hormonalmente, se le simularán las condiciones de preñez, las condiciones del parto, por lo que prontamente comenzará a dar leche.
La primera ternera bitransgénica del mundo es uno de los desarrollos tecnológicos más importantes del país de los últimos años. Cumplió su primer año en el pasado mes de abril y, según indicó el doctor Mutto, todos los experimentos que se le realizaron hasta la fecha dieron los resultados esperados.
Si todo sale según fue planeado, comenzará a dar leche maternizada en pocos meses, generando un alto impacto social, no solamente por el beneficio que podría implicar para los lactantes, sino también para los adultos con problemas de nutrición.
El biotecnólogo del CONICET aclaró que la leche de la ternera bitransgénica no tendrá más hierro, sino que poseerá lactoferrina, cuyo objetivo “es capturar el hierro e incorporarlo al torrente sanguíneo de manera muy efectiva; de hecho, es mil veces mas eficiente que si una persona toma sulfato de hierro, que es lo que se le indica actualmente a los anémicos”.
Más allá de incorporar el hierro al torrente sanguíneo, una vez que la lactoferrina está alojada en el hígado apareja otros beneficios secundarios: evita el desarrollo de hongos que provocan enfermedades, modula las células del intestino y reduce el desarrollo de distintos virus, entre otras funciones.
La otra proteína humana incorporada en el mapa genético de Rosita es la lisozima, una proteína con una fuerte actividad antibacteriana. “Si todo avanza según está planeado, la ternera dará leche con cinco gramos de lisozima por litro, que es un grado enorme, por lo que se podría conseguir la inmunidad para aquellos niños que no puedan tener acceso a la leche de la madre y una proteína tan importante como la lactoferrina en el metabolismo del hierro”, remarcó Adrián Mutto.
Mitos y miedos populares sobre los clones
Existe preocupación ante la idea de consumir alimentos modificados genéticamente o que sean derivados de una clonación. Respecto a ello, el director del Grupo de Biotecnología de la Reproducción del IIB-UNSAM-CONICET aseveró que “hay que pensar que todas las vacunas y los medicamentos reciben décadas de estudios después de ser descubiertos, por lo cual es muy apresurado decir si hacen bien o mal y los temores tienen que ver con la resistencia que siempre se genera hacia lo que es nuevo”.
Y contó una historia a modo de ejemplo: “Edward Jenner salvó millones de vidas al descubrir la cura contra la viruela, una enfermedad que causó estragos en Europa en el siglo XIX. Él notó que a las mujeres que trabajaban ordeñando vacas se les formaban las lesiones de viruela, pero que no se morían, por lo que pensó que también las vacas tenían este virus, pero le eran inmunes. A partir de allí, desarrolló la primera vacuna de la viruela y por eso las vacunas se llaman vacunas, porque provienen de las vacas y, entonces, en aquella época, los diarios se alarmaban y surgía el imaginario de que a los vacunados les podían surgir cuernos, que iban a caminar en cuatro patas o empezar a mugir”.
Mutto analizó que algo parecido ocurre ahora con los alimentos derivados de animales clonados y/o transgénicos. “Hay muy pocos medicamentos biotecnológicos de origen animal aprobados hoy por hoy, pero hay que tener en cuenta que la oveja Dolly, que es el primer clon mamífero, fue hecha en el año 1996, y desde entonces pasaron pocos años en consideración al tiempo de pruebas que se le hacen a los medicamentos antes de lanzarlos al mercado”.
El especialista mencionó que las enzimas y proteínas de interés que se le agregaron a esta ternera desarrollada por el INTA y el CONICET son exactamente iguales a las que se producen en humanos, por lo que, a priori, no habría motivos para suponer que harían mal. Sin embargo, se harán todas las pruebas y experimentos necesarios que sean pertinentes.
Además de los mitos existentes, como de aquellos que hablan de un posible surgimiento de ejércitos de clones, lo que el imaginario social podría suponer es que sería muy caro generar leche maternizada a partir de vacas bitransgénicas y clonadas, como es el caso de Rosita, la única en el mundo, hasta ahora.
Pero el doctor Mutto respondió de manera categórica a este interrogante: “Es mucho más barato generar un animal transgénico clonado que producir esa misma proteína en cultivos in vitro. Lo dificultoso es alcanzar la fórmula correcta, pero una vez que se desarrolla el conocimiento en el laboratorio, que tenés una Rosita, repetir la receta no es dificultoso, por lo cual no es alocado pensar en una producción en serie de terneras semejantes a ella”.