El estrés social y los efectos de las drogas a largo plazo
Científicos de la Universidad Nacional de Rosario observaron, mediante ensayos en ratas, que los individuos que fueron sometidos a situaciones estresantes a nivel social durante la adolescencia, son más vulnerables a los efectos de las drogas en la vida adulta.
Gaspar Grieco (Agencia CTyS) - La adolescencia es una etapa confusa. Mientras se descubre el sexo y se buscan situaciones riesgosas y novedosas, comienza un período de desarrollo cerebral caracterizado por la interacción social. A tal punto, que un corto período de aislamiento en animales, puede provocar vulnerabilidad a los efectos de las drogas en la adultez.
“Para extrapolarlo a seres humanos deberíamos pensar que aquellos individuos que hayan vivido experiencias traumáticas a nivel social durante la adolescencia, por ejemplo exclusión o demasiada presión por parte de los pares, serían más vulnerables a los efectos de las drogas, y que, esta susceptibilidad permanecería aumentada hasta la vida adulta”, explica a la Agencia CTyS Alejandra Pacchioni, doctora en Ciencias Químicas e investigadora del CONICET.
El trabajo en curso, desarrollado en el Laboratorio de Toxicología Experimental de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR, no sólo pretende determinar qué es lo que sucede en el cerebro en relación con la mencionada vulnerabilidad, sino que también intenta utilizar una terapia conductual para disminuir los efectos a largo plazo del estrés social.
“Dos personas pueden sufrir la misma situación estresante y una puede superar la situación y la otra no. La idea es estudiar qué modificaciones se producen en el cerebro en respuesta a esta situación estresante y cuál de esas modificaciones permanece en el tiempo, transformándolos en más vulnerables, a los efectos de las drogas de abuso”, explica Pacchioni.
Para simular las condiciones de “estrés social” que puede sufrir un adolescente, los investigadores utilizaron ratas de 28 días de vida a las que aislaron de sus pares durante 5 días. Es que en ese tiempo de desarrollo, los roedores presentan niveles de interacciones sociales y juego que puede compararse con la adolescencia en el humano.
El método utilizado para estudiar el efecto de las drogas de abuso se denomina “condicionamiento de preferencia por el sitio asociado con la droga”. El experimento es bastante sencillo: la rata es colocada en un aparato parecido a una caja dividida en dos ambientes con características visuales y táctiles diferentes y se observa cuál es el de su preferencia; luego, es inyectada con cocaína y restringida sólo a uno de los dos ambientes por veinte minutos; en el día posterior, es inoculada con solución salina y restringida en el otro lado. De esta manera, el animal asocia la droga con uno de esos dos ambientes.
“Después de esos ocho días con cuatro sesiones con droga y cuatro sesiones con salina, se les da otra vez la opción de elegir, y el animal prefiere el lado previamente asociado con la droga”, completa Pacchioni y explica: “Lo importante es que durante el test de preferencia el animal no está bajo los efectos de la droga, e igualmente reconoce el ambiente y lo asocia con los efectos placenteros que sentía en ese lugar cuando se le inyectaba la droga”.
El cerebro adolescente
“Durante mucho tiempo se creyó que la única diferencia entre el cerebro del adolescente y el del adulto era el tamaño. Hoy sabemos que no es así, son cerebros diferentes a tal punto que en el adolescente existen áreas que están más activas y otras menos activas que en adulto, estas diferencia hacen que el adolescente sea más susceptible y esté más motivado a realizar actividades riesgosas o novedosas”, comenta la científica.
Investigaciones anteriores demuestran que las drogas de abuso alteran el funcionamiento del circuito límbico. Este circuito regula la respuesta de acercamiento a todos aquellos estímulos que nos producen placer (comida, agua y sexo) así como el alejamiento de aquellas situaciones que no lo producen.
Teniendo en cuenta que el estrés también afecta al interior de ese circuito, la doctora Pacchioni intenta desarrollar su teoría hacia el final de su investigación. “La idea sería que el estrés alteraría el funcionamiento de esas áreas haciendo al individuo más susceptible a los efectos de las drogas. Las áreas afectadas del circuito límbico quedarían marcadas en forma permanente por la situación de estrés y funcionarían de forma diferente dando lugar a un adulto/joven más susceptible a las drogas de abuso”, detalla.
Otra de las hipótesis que el grupo de investigación intenta develar es la que sostiene que la Corteza prefrontal del cerebro, que también se ve modificada durante la adolescencia y es muy sensible al efecto de las drogas de abuso, no logra controlar la conducta del individuo y eso es lo que produce que aumente la vulnerabilidad cuando adulto.
Un ambiente terapéutico
En el último paso de la investigación, los científicos intentarán plantear una terapia conductual que limite los efectos del estrés social sin necesidad de utilizar fármacos. “Una de las ideas es utilizar un ambiente enriquecido posterior al estrés para ver si se pueden revertir los efectos deletéreos del estrés”, explica Pacchioni.
La idea sería introducir a los adolescentes afectados por algún tipo de estrés social en situaciones en las que estén más estimulados mentalmente ofreciéndoles diferentes oportunidades a través del juego o del deporte para tratar de revertir los efectos del estrés. “En el caso de los animales se colocan en las jaulas objetos de diferentes colores y texturas que le despierten interés y que aumenten el nivel de juego. Esto se denomina ambiente enriquecido”, concluye la especialista.