Una expedición para preservar al pingüino penacho amarillo
Un equipo de biólogos del Centro Austral de Investigaciones Científicas del CONICET viajó a las tierras inhóspitas de la Isla de Los Estados para conocer las características de conservación de las aves.
Agencia CTyS - Los científicos ya emprendieron su viaje . Una expedición a uno de los sitios más aislados del planeta, lugar donde habita un sinnúmero de especies tan fascinantes como variadas. El pingüino penacho amarillo en particular, con sus plumas amarillas sobre sus ojos rojos y su característico andar, es el objeto puntual de este viaje. Es que, en algunas zonas, su población ha disminuido en más de un 80 por ciento en los últimos 70 años.
Los especialistas del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), emplazado en la ciudad fueguina de Ushuaia, intentarán explicar las causas de la acelerada disminución de las aves en relación al creciente problema del calentamiento global y, a la vez, plantear posibles soluciones.
“El aumento de la temperatura del agua provocó cambios en la disponibilidad de presas en las zonas cercanas a las colonias en donde los pingüinos solían alimentarse. Se verificó que, si bien los pingüinos no modificaron sustancialmente su dieta, hubo una disminución en las presas o bien estás se encontraban más alejadas, lo que afectó al éxito reproductivo y la supervivencia de los adultos”, explica a la Agencia CTyS Andrea Raya Rey, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET.
La científica contó a este medio que, en los últimos diez años, se han desarrollado investigaciones en las que se analizaron los isótopos estables de carbono presentes en las plumas de pingüinos vivos y de museo. Estos análisis permiten conocer la productividad del océano en el momento y en las aguas en que los animales se alimentan.
“Teniendo animales que vivieron hace muchos años y conociendo los isótopos presentes en las plumas se pudo determinar que hubo variaciones en los océanos en donde se alimentan. Por eso se cree que la disminución está vinculada al cambio climático en relación a una disminución en la productividad del océano”, insiste la bióloga y aclara que “el patrón encontrado en los animales de la Isla de los Estados resulto más variable que en el resto de las localidades”.
Considerando la dieta variada del pingüino penacho amarillo, constituida por zooplancton, peces, crustáceos y cefalópodos, es necesario aclarar que mediante el análisis de los isótopos estables en diversos tejidos, plumas y sangre, junto a métodos de seguimiento de los animales, se puede conocer al ecosistema marino en forma integral.
Siguiendo sus huellas
Debido al comportamiento particular de los pingüinos, que se alimentan lejos de la costa y recorren grandes distancias, los investigadores realizarán estudios destinados a seguir sus pasos con el objetivo de conocer su desplazamiento y las características de sus áreas de alimentación mediante el uso de geolocalizadores, GPS e imágenes satelitales.
Mediante estos estudios con registradores y marcadores biológicos, los científicos proponen conocer las masas de agua y tener un panorama mucho más amplio del comportamiento de las aves y del ecosistema marino. De esta manera, confían en poder conocer las características principales de su población y los efectos de la variabilidad en el mar.
“Si logramos identificar las zonas donde estos pingüinos se alimentan en distintos momentos del año, podremos evaluar zonas de alta utilización de estos animales y establecer lugares prioritarios para la conservación en el mar. Así, podremos proponer, de un modo más preciso, áreas protegidas, que son una de las principales herramientas para la conservación”, concluye la especialista.