Líquenes para monitorear la calidad del aire
Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba diseñó, construyó y aplicó un sistema de monitoreo para la capital provincial utilizando líquenes como bioindicadores. El método se aplicará de manera permanente, luego de que se firme una ordenanza municipal.
Agencia CTyS- Desde 1977, el tercer jueves de noviembre, se celebra el Día Internacional del Aire Puro. La conmemoración fue establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ante la preocupación por las emisiones contaminantes. Más allá del deseo de un aire más puro, la realidad indica que se respiran, cada vez más, partículas contaminantes.
En el aire conviven miles de sustancias desconocidas y, en esa línea, existen múltiples métodos para poder determinar los contaminantes presentes. Los más conocidos son dispositivos que se colocan en la vía pública o software que monitorean de manera computarizada, pero también se disponen métodos en los que se potencian las capacidades naturales de especies útiles para estas mediciones. Se denominan bioindicadores o indicadores biológicos.
En ese sentido, en Córdoba, científicos del Centro de Ecología y Recursos Naturales Dr. R. Luti dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desarrollaron un sistema de biomonitoreo de la calidad del aire que utiliza líquenes.
La iniciativa surge frente a la ausencia de mediciones permanentes de contaminantes en la Ciudad. Si bien se trata de una metodología desarrollada intensamente en el mundo desde mediados de la década del `50, en Argentina no ha sido un recurso aprovechado ampliamente.
En diálogo con Agencia CTyS, la Doctora en Ciencias Biológicas Cecilia Estrabou, de la UNC, explicó cómo se emplean estas especies para el monitoreo de la calidad del aire: “Los líquenes son hongos que viven con algas, ellos fotosintetizan a través de las algas y pueden sobrevivir gracias a eso casi no tomando nada del ambiente, excepto aire. Es así que crecen sobre árboles, en las veredas; entonces, es un elemento que se ve con facilidad y, cuando el aire se contamina, se dejan de ver”.
Los investigadores de la UNC organizaron la Ciudad en una grilla y censaron los líquenes del ejido urbano. A partir de ese relevamiento, determinaron un Índice de Polución Atmosférica. “Con ese índice podemos evaluar cuál es el nivel de contaminación de cada punto de la ciudad y comparativamente generar una grilla del Índice de Pureza Atmosférica y qué calidad de aire le corresponde a cada punto. Todo eso lo mapeamos en un sistema de información geográfica que completa toda la ciudad y podemos ir siguiendo a través de los años”, manifiesta Estrabou.
Los investigadores se encontraron con que el centro neurálgico de la Ciudad de Córdoba era un desierto liquénico, es decir, un lugar contaminado. En el resto del área urbana, determinaron hasta un máximo de tres especies de líquenes, lo cual demuestra que la calidad del aire está menos contaminada.
Un sistema bajo costo
La principal ventaja de esta metodología es que se trata de un recurso económico frente a los sistemas de alta tecnología de mediciones de los contaminantes gaseosos que son muy costosos. Además, al ser emplazadazos en la vía pública, son frecuentemente destruidos en actos vandálicos.
Más allá de estos beneficios, la utilización de líquenes también aporta datos que le dan un valor agregado para ser utilizados.“Los aparatos nos dan una idea de cuánto dióxido de nitrógeno hay en tal punto o cuánto óxido de azufre, pero no dice cuál es la sinergia, es decir, cómo eso se combina cuando hay luz, humedad, o con otros químicos en el ambiente. Entonces, por ejemplo, el dióxido de azufre, cuando llueve, se transforma en ácido sulfúrico; es la famosa lluvia ácida. Esa medición la dan los líquenes, ya que, como son bioindicadores, reflejan lo tóxico del ambiente”, asegura la doctora Estrabou.
El sistema de los investigadores de la UNC fue aprobado a través de una ordenanza municipal para ser empleado de manera constante en mediciones anuales en determinados puntos, cada dos años, y una medición completa en un período de cuatro años.
Conocer los contaminantes que circulan en el aire es fundamental para aplicar estrategias de control de la contaminación. Sin embargo, la doctora Estrabou no se muestra optimista por la situación actual ambiental.: “Es muy difícil pensar en que mejore la calidad del aire cuando en, el último año, el país ha tomado como uno de los índices de calidad de mejora de la gente el tener un auto nuevo. El parque automotor está apuntando a tener 800 mil autos nuevos. Tenemos que estar pensando en autos con otras tecnologías”.