El descubrimiento de la ballena acuática más antigua ilumina las teorías evolutivas
El hallazgo realizado por científicos argentinos sorprendió al mundo, al indicar que las ballenas se adaptaron al agua mucho antes de lo que se suponía. Continúan los estudios sobre este espécimen que prontamente pasará a las enciclopedias.
Emanuel Pujol (Agencia CTyS)- El doctor Marcelo Reguero dirigió la campaña en la que apareció, cerca de la base Marambio, la mandíbula y varios fragmentos de una ballena acuática que vivió hace 49 millones de años.
“Es la evidencia más antigua de un cetáceo adaptado a la vida acuática y, hasta ahora, se tenía como primer registro de cetáceo acuático un individuo de entre 35 y 37 millones de años, por lo que este hallazgo nos lleva mucho más atrás en el tiempo: unos 12 millones de años”, observó el investigador del Instituto Antártico Argentino (IAA), Museo de La Plata y CONICET.
Se habían datado ballenas cuadrúpedas semiacuáticas -llamadas pakicétidos- de 53 millones de años de antigüedad, por lo que la aparición de una ballena acuática que vivió hace 49 millones de años sorprendió a la comunidad científica internacional.
Así, el fósil presentado en Tecnópolis es el basilosáurido más antiguo a escala mundial. “Los basilosáuridos son el grupo basal que dio origen a todos los cetáceos que hoy se conocen: tanto a las ballenas, como a los delfines y a las orcas”, indicó Reguero a la Agencia CTyS.
La incógnita que se abre es: ¿cómo hicieron para adaptarse los cetáceos a la vida en el agua en tan corto lapso de tiempo? El científico del IAA observó que “por la cercanía temporal entre los cetáceos terrestres y semiacuáticos, que se estima que surgieron hace 55 millones de años, y el individuo que presentamos, es posible que hayan coexistido, si bien no deja de ser llamativa la rapidez con la que se desarrolló esta evolución”.
Según se determinó por los primeros estudios realizados sobre el arqueoceto antártico -tal es el nombre que inicialmente se le dio al individuo descubierto durante la última campaña de verano del IAA-, éste ya había eliminado sus patas posteriores y tenía su sistema auditivo adaptado a la vida en el agua, entre otras características.
La investigadora del CONICET Marta Fernández y la becaria del CENPAT Mónica Buono están realizando los estudios sistemáticos y comparativos de este espécimen. “Este análisis se hace en consideración de otros basilosáuridos completos, hallados en otras partes del mundo, y así es que se llega a saber aproximadamente como fue este individuo primitivo en vida”, mencionó Reguero.
El arqueoceto antártico ya tenía reducida la cintura pélvica, habiendo mutado sus piernas posteriores en dos especies de muñones que, con el paso del tiempo, terminaron desapareciendo, puesto que las especies actuales solo poseen aletas pectorales.
Otra de las muestras de que esta ballena estaba adaptada al agua es que sus dientes están ubicados en hilera, algo común entre los basilosáuridos y que la diferencia de los cetáceos semiacuáticos. Además, su audición era mandibular y no aérea, como ocurre con los animales terrestres.
De todas maneras, la mandíbula del arqueoceto era muy pequeña en comparación a las ballenas actuales. “Es un ejemplar muy primitivo y su mandíbula tiene características de animal predador, que se alimentaba de peces, pingüinos y otros vertebrados”, apuntó el director del proyecto.
El tamaño del individuo oscilaba entre los seis y siete metros. Durante la presentación en Tecnópolis, la doctora Marta Fernández comentó que estaban en camino de dilucidar si este individuo de 49 millones de años de antigüedad era un juvenil adulto o un adulto totalmente desarrollado. Al respecto, Marcelo Reguero anticipó que “por el momento, da la impresión de que era adulto, por el desgaste que tienen sus dientes”.
La Antártida hace 50 millones de años
Hace 50 millones de años, los continentes estaban más cercanos entre sí. Incluso, América del Sur y la Antártida estaban casi juntas.
Reguero marcó la diferencias principales respecto a lo que ocurre en la actualidad: “Hoy, la Antártida está completamente separada y tiene la corriente circumpolar antártica que la aísla térmicamente; cuando vivió esta ballena, en cambio, allí no había hielo, había vida terrestre, los patrones de circulación de los mares era completamente distinta y la temperatura era mucho mayor”.
Además del importante descubrimiento de este arqueoceto, en la campaña de verano también fue descubierta una fauna muy variada dentro de la misma formación rocosa. “Por el trabajo que venimos realizando en las ramas de paleontología y geología hace más de 20 años, estamos en condiciones de describir de manera bastante completa la fauna que había en este sector de la Antártida hace 50 millones de años”, agregó Reguero.
Al menos 17 especies de tiburones coexistían con esta ballena acuática descubierta por científicos argentinos; también, estaban en este ecosistema pingüinos gigantes de 1,50 metros de altura.
Continuarán los estudios sobre esta ballena que provisoriamente se la denomina como arqueoceto antártico y, si se determina que es una nueva especie, se publicará en una revista de “alto impacto”, según anticipó el jefe de esta investigación a la Agencia CTyS.